Santa Teresa, NM.- Un joven soldado asignado a la base militar de Fort Bliss fue detenido por las autoridades federales, acusado de participar en el contrabando de migrantes mexicanos a través del desierto de Santa Teresa, en la frontera entre Nuevo México y el estado mexicano de Chihuahua.

Según una declaración jurada presentada en la corte, el 19 de febrero agentes de la Patrulla Fronteriza detectaron un vehículo averiado —un Chrysler 300 blanco con el cofre levantado— estacionado a un costado de la carretera estatal NM-9, una vía rural que cruza el desierto al sur de Nuevo México. A bordo del automóvil se encontraban Aaron Joshua Brown, de 22 años, y su amigo Max Aaron García.

Poco después, utilizando cámaras térmicas, los agentes identificaron señales de calor humano a unos 300 metros del vehículo: tres personas escondidas detrás de un arbusto de mezquite. Los migrantes fueron detenidos y admitieron ser originarios de México, sin documentación para estar legalmente en Estados Unidos.

Brown aseguró inicialmente a los agentes que él y su acompañante simplemente buscaban un lugar para fumar cuando su coche se descompuso. Sin embargo, tras ser confrontado con el hallazgo de los migrantes, cambió su versión de los hechos.

Según la misma declaración jurada, Brown accedió a declarar bajo juramento y permitió una revisión de su teléfono celular. En su testimonio, reveló que dos días antes García le ofreció 250 dólares para llevarlo a ese punto remoto del desierto. Brown afirmó que aceptó el dinero sin hacer preguntas porque lo necesitaba.

La evidencia digital hallada en los teléfonos de ambos hombres incluye mensajes en los que planeaban el viaje, así como conversaciones entre García y otros dos sospechosos no identificados en las que se referían al tráfico de “pollos”, un término comúnmente utilizado por los traficantes para referirse a los migrantes que cruzan de manera irregular.

Brown fue fichado en el centro de detención del condado de Doña Ana el pasado 8 de mayo, sin derecho a fianza, acusado formalmente de tráfico de personas. Las autoridades no han confirmado si García enfrenta cargos similares ni si los otros dos implicados mencionados en los mensajes han sido identificados.

El caso subraya los crecientes desafíos que enfrentan las autoridades estadounidenses para frenar las redes de tráfico humano en corredores menos vigilados de la frontera sur, donde civiles, e incluso personal militar, han sido reclutados por organizaciones dedicadas al contrabando de migrantes desesperados por cruzar.
[email protected]

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *