Ciudad de México.- Según el INE la lista nominal de actas computadas se registraron 99, 594,010 de los cuales votaron 12, 965,574, lo que representa un 13.0184% de participación. El total de votos emitidos fueron 116, 690,139 de los cuales 115, 793,996 son en votos en casillas seccionales, y 896,193 votos en casillas especiales.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha manifestado que fue un éxito la elección puesto que votaron 13 millones de votos, mientras en el 2024 el PAN obtuvo 9.6 millones de votos y el PRI 5.7 millones; pero es necesario aclarar que la calidad democrática no depende de votos absolutos, sino del respaldo ciudadano al proceso. Comparar ambos escenarios es metodológicamente incorrecto porque en números redondos en esta elección votaron 13 millones de 100 posibles y en la del 2024 61 millones de 100 posibles. Existe una abismal diferencia. La baja participación debilita su legitimidad; sin embargo, la alta participación del 2024 valida incluso a los partidos minoritarios.
Muchos personajes afines al partido en el poder dicen que fue histórico, mientras la oposición dice que fue una farsa, lo cierto es que muchos ciudadanos hubiéramos preferido que esos recursos económicos que se tiraron o invirtieron en esta elección hubieran ido mejor a abastecer los servicios médicos del IMSS e ISSSTE, ya que desde la llegada de Morena al poder en el 2018 ha tenido muchas deficiencias, al igual que en sexenios pasados. Pero se nos prometió un servicio como el de Dinamarca, y ha sido peor que gobiernos del pasado. Y no pretendo generar polémica, porque quien no quiera ver la realidad no la va a ver. Las deficiencias y los números ahí están. Es momento de que la 4T rectifique.
Cuando me preguntan si estoy de acuerdo con esta elección, la respuesta es sí y no:
Sí, porque es una oportunidad de elegir de manera libre y secreta a quien consideremos los mejores y que la responsabilidad no recaiga solo en el Poder Legislativo y Ejecutivo.
No, porque por el número de candidatos era difícil conocer a todos; por lo tanto, difícilmente se votó a conciencia, y muchos aprovecharon esto para los famosos «acordeones» que obviamente se gastó mucho dinero en sus impresiones y distribución.
Esta elección, fue una oportunidad para que la oposición (PAN y PRI) promovieran el voto a candidatos afines a ellos y mover sus estructuras, pero decidieron convocar a no votar: perdieron su oportunidad.
En vez de haber desperdiciado millonadas de pesos en una elección en donde solo participó una minoría, hubiera sido mejor seguir con el esquema anterior y ese recurso haberlo utilizado en invertirlo en muchas de las deficiencias que tiene el país.
Ciertamente, es necesario estos procesos democráticos, pero primero lo primero, que es solucionar la seguridad, el empleo, la educación, la salud y tantos rubros sean necesario, ya que cuando eso esté solucionado entonces si se gaste en este tipo de procesos.
En fin les guste o no fue un fracaso estas elecciones, ya que el 13% no representa un número que legitime, al menos moralmente, porque legalmente sí. Esta elección solo mostró que el pueblo sabio no estaba interesado en tal proceso, como lo pregonó el partido en el poder. O tal vez la oposición tuvo la capacidad de mover conciencias, o quizá los partidos no tienen ni estructura ni capacidad de movilización. En fin, según quien analice, hay muchas teorías. Pero lo que sí es cierto es que solo dejó un derroche multimillonario de recursos económicos.