El mismo desierto en donde hace 13 años fueron encontrados 10 centímetros de un pie de Esmeralda y decenas de restos óseos de al menos otras 18 mujeres, fue recorrido este fin de semana por familias buscadoras de México y Estados Unidos.
“Esmeralda no era nada más un hueso, ¿en dónde está todo lo demás?… ya queremos saber qué es lo que está pasando, ya son 16 años sin Esmeralda”, dijo ayer Martha Rincón, de 64 años de edad, antes de empezar el segundo día de rastreo en busca de su hija en el Arroyo de El Navajo, ubicado en el Valle de Juárez, a unos 97 kilómetros de Ciudad Juárez.
Esmeralda Castillo Rincón, la más chica de tres hermanos, tenía 14 años de edad, estudiaba la secundaria y soñaba con ser veterinaria, hasta que el 19 de mayo de 2009 salió de su casa para ir a la escuela, pero nunca regresó.
Después de 16 años sin mayores indicios que el hallazgo de 10 centímetros de su tibia izquierda, el sábado y domingo sus padres encabezaron un rastreo ciudadano, igual que lo hicieron en 2015, para ir a buscar más restos óseos de su hija, aunque aquella vez encontraron restos, pero ninguno era de Esmeralda y ahora encontraron una gorra, un pantalón, tres calzones y dos playeras blancas que fueron aseguradas por peritos de Servicios Periciales y Ciencias Forenses de la Fiscalía General del Estado (FGE).
Ayer, las madres, padres y familiares se reunieron desde las 6:00 de la mañana en el exterior del edificio de la FGE en Ciudad Juárez, de donde partieron minutos después de las 7:00 a bordo de un camión de pasajeros en el que colocaron una manta con los rostros de hombres y mujeres desaparecidos en México.
Con el resguardo de cinco unidades de peritos forenses y la Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas del Delito por Razones de Género y a la Familia (FEM), y dos ambulancias de la Cruz Roja y Urge, familias buscadoras de Chihuahua, Baja California, Ciudad de México y Estados Unidos arribaron primero a una zona aledaña a San José de Paredes, Praxedis, a unos 80 kilómetros de Ciudad Juárez.
Después de recorrer la zona, entre piedras y maleza, con varillas, picos y palas, bajo un tenso sol que calaba aún más en el desierto, encontraron una gorra y un pantalón, al parecer de hombre, así como tres calzones de mujer, los cuales fueron asegurados y trasladados bajo cadena de custodia a Servicios Periciales y Ciencias Forenses.
Las familias también rastrearon un segundo punto, ubicado cerca del poblado de El Porvenir, a unos 97 kilómetros de esta frontera, en donde encontraron dos playeras blancas, una marca Nike sin talla, con la leyenda “Nuestra calidad es la número 1”, y otra que decía “Only players, la clica”, las cuales también fueron aseguradas por los peritos forenses.
“No queremos encontrar, pero a eso venimos, a ver qué encontramos, porque nos dijeron que aquí se había encontrado un resto de nuestra niña, una tibia, entonces pues, vuelvo a comentar yo, que no me gusta esto de venir aquí a buscar, porque aquí venimos a buscar restos, aquí no hay y aquí no vamos a encontrar nadie con vida aquí”, dijo la madre de Esmeralda, mientras recorría el desierto con el rostro de su hija plasmado en una playera rosa.
“Entonces, nosotros queremos a nuestra niña con vida, pero pues también tenemos los pies sobre la tierra y sabemos que a lo mejor mi hija ya no tiene vida y aquí se encontró un resto, entonces queremos ver qué más se puede encontrar porque vuelvo a lo mismo: Esmeralda no es un resto nada más, no era nada más un hueso ¿dónde está todo lo demás? Por eso venimos a ver qué se puede encontrar”, compartió acompañada por sus dos hijos mayores.
Tras 16 años en busca de verdad y justicia, la madre confesó que “ya es mucho tiempo”, y ha vivido mucho desgaste físico y emocional, por lo que sólo piden saber en dónde está su hija.
“-Vengo- con todo el dolor del corazón, porque esto es más desgastante, venir a este lugar, porque es triste, ¿cómo una madre va a ir a un lugar a buscar restos de su hijos?, es algo tremendo y desgastante físicamente y nos agarra la tristeza y nos agarra el desánimo, pero hay que seguir adelante y hasta encontrar Esmeralda, y a quien podamos encontrar porque no nomás es Esmeralda la que está desaparecida, es muchísima gente la que está desgastada”, externó.
Al igual que hace una década, los abogados David Peña y Micheel Salas, del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social, formaron el sábado y el domingo parte del rastreo ciudadano en busca de restos de Esmeralda, con el fin de presionar a las autoridades para identificar puntos de interés y que sigan haciendo su trabajo.
“Justo hace 10 años empezamos rastreos en esta zona del Arroyo de El Navajo, ahora estamos a un kilómetro más o menos de la zona donde se han encontrado la mayoría de los restos óseos de niñas y mujeres desaparecidas en la zona. Decidimos buscar en este lugar porque no han habido búsquedas en este sitio, no ha habido rastreos en este sitio; entonces, así como hace 10 años empezamos también a buscar en lugares donde la Fiscalía no había entrado, ahora estamos buscando también en estos otros nuevos lugares, buscando, intentando encontrar algún indicio, algún vestigio que nos pueda dar pistas sobre alguna de las personas desaparecidas, desde luego que nos impulsa el caso de Esmeralda Castillo, pero no sólo por Esmeralda, por otros, por otras muchas víctimas que están desaparecidas y desaparecidos”, dijo Peña.
El objetivo del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social es acompañar el clamor de las víctimas y el sentir de las víctimas, por lo que además de representarlos legalmente ante las autoridades, forman parte de su lucha por encontrar a sus seres queridos, llegar a la verdad, lograr la justicia y que no haya repetición.
Encontrarles, el deseo de los padres buscadores
Acompañado de otros padres, como Antonio Blancarte Vázquez, quien desde el 25 de octubre de 2021 busca a su hija Yadira Blancarte Cruz, desaparecida en un centro comercial de Tijuana, y de Javier Cruz, quien desde el 26 de diciembre de 2021 busca a su hijo Javier Eduardo Cruz, desaparecido en un casino de Rosarito, José Luis Castillo Carreón destacó que este Día del Padre todos tienen un único deseo: volver a ver a sus hijas e hijos desaparecidos.
“Nuestro deseo, mío y de mis compañeros, es tener a nuestros hijos en casa, tenemos la esperanza y le estamos pidiendo a nuestro Padre el milagro, que este Día del Padre podamos darle el abrazo a nuestros hijos, a nuestros seres queridos. De no ser así vamos a continuar en la búsqueda este Día del Padre, y el Día de la Madre, porque para nosotros se acabaron los festejos, no hay días festivos, seguimos en la búsqueda de nuestros seres queridos”, confesó.
“Nosotros sí celebramos el Día del Padre, el Día de la Madre, pero no igual que toda la ciudadanía, lo celebramos de otra manera, a lo mejor lo celebramos buscando, a lo mejor lo celebramos con una sonrisa falsa porque pues no podemos sonreír al 100 por ciento… Son sentimientos encontrados, hay que seguir la vida, pero también no hay que dejar de buscar”, dijo el padre de Yadira, quien el próximo 5 de julio cumplirá 34 años de edad, cuatro de los cuales ha pasado lejos de su familia.
El padre que ayer rastreó el desierto de Juárez, y que ya ha recorrido otras zonas de Baja California, Sonora y la Ciudad de México, dijo haberse sumado porque es una posibilidad que las personas desaparecidas sean movidas de entidad.
Para el padre de Javier Eduardo su deseo este Día del Padre es “ver a mi hijo, darle un abrazo. Él siempre, todos los años era el que más me buscaba porque era mi único hijo varón… él le daba mantenimiento a unos departamentos en Rosarito, porque él fue deportado y nosotros veníamos a verlo cada semana”; sin embargo, también deseó que el resto de los padres encuentren a sus hijos.
Buscar en una zona desértica es “muy difícil, por el calor… -pero- así como yo quiero encontrar a mi hijo, quiero que si no lo encuentro yo, que lo encuentren los compañeros. Siempre he dicho yo: si no encuentro al mío, pero si encuentro a otro, me pongo contento porque gracias a Dios esa persona ya tiene paz de que su hijo fue encontrado”, destacó.
‘La fe es lo único que no se pierde’
Javier Eduardo también era padre y “dejó un hijo que ya tiene nueve años. El niño ya sabe, porque cuando vamos a búsqueda, siempre pregunta: ¿a dónde van?, ¿a buscar a mi papá? Le digo: sí mi’ jo, para allá vamos. Y dice: pero me lo traen. Y primero Dios va a regresar, porque la fe es lo único que no se pierde”.
Mientras los familiares de las agrupaciones Armadillos nacionales, de la Ciudad de México; Armadillos internacionales, de California, y Todos somos Erick Carrillo, de Tijuana, recorrían el desierto con los rostros de sus seres queridos en playeras que portaban, el padre de Esmeralda agradeció también al personal de la Fiscalía que los ayudó en su rastreo.
“En 16 años, la sociedad se ha solidarizado con nosotros y de alguna manera nos da un tanto de gusto porque las autoridades son inhumanas, no tienen sentimientos; sin embargo, hay que decirlo, nos mandan personal (de la) Fiscalía a resguardar nuestra integridad, y es muy agradable que las personas que vienen luego se quiten la charola y me digan: Castillo, ¿podemos agarrar una varilla para ayudarte en la búsqueda? Entonces les agradezco a esas personas que se solidaricen y ojala así fueran todas las que están en Fiscalía, reclamamos cuando vienen personas que nada más vienen a ver, nada más vienen a reírse. Sin embargo, también hay que reconocer cuando se suman”, dijo el fronterizo.
De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, actualmente existe el reporte vigente de 128 mil 689 personas sin ser localizadas en México; 4 mil 052 de ellas en el estado de Chihuahua (tres mil 436 hombres y 616 mujeres), en donde Juárez es el municipio con mayor cantidad de desaparición de personas, con 984 personas (764 hombres y 220 mujeres) que son buscadas por sus familias.