La virtual nueva presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Marcela Herrera Sandoval, fue la más votada en toda la entidad, salvo en Juárez, donde fue la segunda. No obstante, fue la que se alzó con el triunfo de entre los 130 candidatos y candidatas a las 30 magistraturas de las ramas civil, familiar y penal.
De acuerdo al cómputo oficial del Instituto Estatal Electoral (IEE), la funcionaria de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH) levantó en esta ciudad 45 mil votos, más otros 35 mil de Chihuahua, nueve mil de Delicias, una cifra similar en Parral y apenas unos seis mil en Cuauhtémoc.
El resto de sus 121 mil votos fue de los demás municipios de la entidad, en una especie de aplanadora explicable por varios factores técnicos y políticos, aderezados con la sospecha de fraudes en el conteo de votos y quizás una trampa -accidental o deliberada- desde el diseño de las boletas.
Son esos factores los que explican también que la más votada en la frontera fuera la jueza Claudia Cristina Campos Núñez, quien obtuvo aquí más de 52 mil sufragios, la mitad del total que levantó de todo el estado, pero casi el doble de los 27 mil alcanzados en la ciudad de Chihuahua. En total acumuló unos 108 mil.
Es un caso de análisis en los corrillos políticos y judiciales. Es jueza penal del Distrito Judicial Morelos, de la capital, pero se impuso sobre todos los candidatos a magistrados del ramo incluso aquí en la frontera, ubicándose en el tercer lugar estatal de entre todos los aspirantes de todas las materias que compitieron.
La numeralia de la elección da para muchas especulaciones, sobre todo cuando los resultados estatales son complicados de leer. Tomamos de referencia los casos de Herrera Sandoval y Campos Núñez, desconocidas por completo en Juárez, pero ganadoras aquí y en todo el estado por una repetida ¿casualidad?.
Los operadores con amplio expertise electoral -también les dicen mapaches y los comparan con otros animalitos que ni culpa tienen- le llaman “la teoría del uno”, surgida en el nacimiento del México democrático de los años 90, cuando los partidos peleaban un lugar principal, el primero a la vista en las boletas electorales.
En el caso actual, ambas mujeres, una en la contienda por magistraturas familiares y otra en la de salas penales, iban a la cabeza de las boletas entregadas a cada ingenuo ciudadano que acudió a las urnas, en el supuesto difícil de creer de que hubieran ido los votantes oficialmente reportados.
Podemos ver que Herrera Sandoval, con el número 01, estaba enlistada en el primer lugar de la lista de nombres de mujeres, lo que pudo ser un factor para que no solo votaran por ella los que tenían acordeón fifí (del PRIAN), sino cualquier elector que tomaba la primera opción para no tener que leer todo el listado.
Así, la abogada que desde septiembre deberá conducir el siempre politizado e inestable Poder Judicial llegó a tener 40 mil votos sobre su más cercana contendiente, la también catedrática de la UACH y exdirigente del gremio de abogados en Chihuahua, Maribel Peinado Machuca, quien alcanzó 82 mil sufragios.
También es ejemplo el lado masculino de la contienda. El director del Registro Civil, Rafael Alejandro Corral Valverde, con el número 07, llevaba el primer lugar en la boleta y le sacó 23 mil votos de ventaja a su más cercano competidor, Javier Alberto Torres Pérez.
En la contienda por las salas penales, el caso de Campos Núñez como la más votada de las mujeres tiene reflejo en el carril de los hombres, donde Gerardo Javier Acosta Barrera, con el número 13, también fue en el primer lugar del listado correspondiente.
El magistrado penal, beneficiario del acordeón fifí judicial y del PRIAN, logró unos 107 mil votos a su favor, más de 30 mil que el otro impulsado desde el oficialismo estatal, José Luis Chacón Rodríguez, el número 18.
Podemos revisar además los resultados para la integración del nuevo Tribunal de Disciplina; aparece el mismo factor del primer lugar de la boleta.
El próximo presidente del órgano inquisitorio será el panista Francisco Javier Acosta Molina, quien rebasó los 96 mil votos sobre 79 mil de su compañero de acordeón prianista, Luis Daniel Meza González. También fue el primer nombre en la boleta, con el número 11.
Por la vía de las mujeres, la ganadora, Jazmín Alanís, sacó 70 mil 500 votos gracias al impulso morenista y a algún acuerdo con el PRIAN. Enlistada con el 01 y hasta arriba en la boleta, rebasó por dos mil sufragios a la apuesta femenina principal de Palacio, la consejera jurídica, Yadira Anette Gramer.
Nomás en las salas civiles no operó la “teoría del uno” en el caso de las mujeres, pues al principio de la lista iba Karina Ivonne Castañeda Carreón. Ella alcanzó 83 mil votos, 10 mil menos que la más votada, Diana Margarita Félix Sierra, la número 02 de las boletas.
Pero en el caso de los hombres contendientes por una magistratura civil, el número 15, Yamil Athié Gómez, beneficiario también de la inducción del voto por varias corrientes políticas, logró posicionarse a la cabeza de todos los aspirantes, desde el primer lugar en la boleta.
Athié fue el segundo más votado en todo el estado, con 110 mil sufragios, alrededor de 40 mil votos encima del su principal competidor y compañero de acordeones, Emmanuel Chávez, quien le pegó a los 73 mil votos.
La contienda por las salas civiles es caso especial de análisis. El ganador obtuvo más de 40 mil votos sobre las dos cartas fuertes del PRIAN: Andrés Pérez Howlet, coordinador de Asesores del secretario de Gobierno, Santiago de la Peña; y Roberto Fuentes, secretario del Ayuntamiento capitalino, al mando de Marco Bonilla.
En el carril de las mujeres, por la misma materia civil, la carta fuerte del otro puntero por la gubernatura, Cruz Pérez Cuéllar, fue la magistrada Angélica Mendoza, esposa del secretario Héctor Ortiz Orpinel; quedó 30 mil votos abajo del puntero de los hombres y obtuvo casi 10 mil menos que el primer lugar de las mujeres.
Aquí en este punto que involucra a los aspirantes por la sucesión de Maru Campos es donde ha estado la mayor dosis de sospechosismo entre diversos grupos políticos. Va más allá del juego que muestra la relación entre el acomodo de los nombres en las boletas y los votos obtenidos.
La entrada con calzador de Fuentes Rascón a la lista de ganadores disparó especulaciones sobre el sistema de cómputo, igual que la diferencia de 50 mil votos entre otra apuesta del crucismo, la de Gabriel Sepúlveda, quien cayó hasta el octavo lugar en la contienda, sin alcanzar un asiento en el Tribunal Superior de Justicia.
El sube y baja de números de votos, la lentitud del procedimiento, las denuncias -muchas desde el anonimato y sin mayor evidencia de transa- y hasta las posibles traiciones en los acordeones, llevaron a descalificar el cómputo, no abiertamente por los protagonistas, pero sí desde las sombras.
En medio de las confusiones, la consejera presidenta del IEE, Yanko Durán, debió salir a poner los puntos sobre las íes y a defender el trabajo del ejército electoral bajo su mando. Institucional y responsable su postura, bastó para darle credibilidad al proceso en su fase final, aunque persisten sospechas y falta de explicaciones de quienes terminaron derrotados e insisten en ver en el árbitro a otro rival.
De fondo, esta reconformación de grupos políticos producto de la reforma al Poder Judicial permite inferir -“haiga sido como haiga sido”, para referir el dicho calderonista de otra elección amañada y empañada- que viene una penetración morenista notable al Tribunal Superior y al Tribunal de Disciplina.
Denota cierto equilibrio político por concesiones y una onerosa elección judicial en buena medida simulada y alterada por diferentes factores que hoy vemos reflejados en los números finales.
Hay, sin embargo, un desequilibrio importante en cuestión territorial. Así como la Suprema Corte de Justicia de la Nación quedó conformada de forma centralista, con aventajados y privilegiados candidatos residentes de la Ciudad de México y alrededores, aquí tanto el TSJE como el Tribunal de Disciplina quedaron integrados por abogados de la capital, aunque algunos tengan orígenes en otras regiones.
La representación juarense es mínima, tanto territorial como políticamente, quizás por un descuido en los amarres, acuerdos y concesiones que, indudablemente, están detrás de los resultados, más bien pobres en cuanto a cantidad de votantes, como en todo México, y cuestionables respecto de la calidad de algunos perfiles.
La marginación de juarenses en la parte alta de la estructura judicial obligará a algunos ganadores a mudarse de Chihuahua a la frontera, pero llegarán sin conocimiento del terreno y sin el dominio del “idioma”, lo que no parece un buen augurio para la justicia en estos lares.

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