No sé cómo se sienta Usted cuando alguien que viene de fuera se atreve a decir que Juárez es feo… a mí la verdad me da tristeza aunque por otro lado saco la casta y rápidamente respondo: es que estamos en medio del desierto, aunque en mi interior aparecen imágenes de otras ciudades que el entorno es similar al nuestro, y no hablo de ciudades de Estados Unidos como Tucson y Phoenix que obviamente cuentan con otra normatividad y más recursos que nos, por ejemplo, de Hermosillo, en el estado de Sonora, que también tiene recursos limitados y posiblemente diferencias en el marco jurídico, pero en cuanto las adversidades del clima padecemos de lo mismo.
Lo que sí me cala mucho y no tengo ningún argumento de defensa es cuando me dicen: tu ciudad está muy sucia. Ahí sí me quedo callada… y con mucho enojo en mi interior. Ahora le digo por qué.
Si cuando transitamos por las calles observamos con detenimiento su apariencia ¿Qué es lo primero que salta a la vista, además de madejas de cables, guarniciones esparcidas, bases de postes, arbotantes y hasta semáforos con peligrosas puntas de acero expuestas a manera de vestigios de que un día estuvieron ahí? Si, adivinó: montones, sí, montones de basura.
Estamos de acuerdo que las tolvaneras que normalmente padecemos nos generan polvo en las calles ¡Y más las que hemos sufrido este año! Que rayan en lo anormal. Personas de otras ciudades a quienes les he platicado la experiencia de recoger a palas el polvo que se acumula ponen cara de incredulidad… nosotros sabemos que es verdad y que mucho tiene que ver la manera en que nosotros, con muestro proceder y aún con los resultados que tenemos en nuestra contra, por paradójico que se vea, preferimos seguir desertificando el desierto. Pero ese es otro tema.
Por ahora el enfoque está puesto en la basura, porque al hablar de basura, estamos hablando de suciedad, cosa que la tierra y arena no son. La basura como tal son aquellos residuos y objetos que consideramos inservibles que desechamos porque ya no los deseamos. Ahora bien, no todos los desechos son inservibles, por eso el reciclaje y reutilización son buenas prácticas, pero también ese es otro tema que merece tratarse puntualmente.
De lo que es necesario hablar y mucho es de la basura que veos en las calles porque esas toneladas de residuos inservibles no nos las regala el clima: las obsequiamos nosotros mismos, los ciudadanos, que de esta manera tan grotesca mostramos nuestra cultura. Estuve a punto de escribir “mostramos nuestra in-cultura”, pero no, lo real es que aunque nos guste nuestra cultura se ve en las calles y, en ellas, brota la cultura de la suciedad.
Seguramente habrá quien diga: “no, yo no tiré esa basura ni tengo la costumbre de hacerlo”, pero preocúpese: si vive en Juárez… también le toca que lo cataloguen así… porque no lo dude: vivimos entre basura. Y no solo se trata de la ciudad: en las áreas comerciales y en los fraccionamientos habitacionales, en menor o mayor medida vemos lo mismo.
Por ejemplo: s bien en la normatividad se estipula que las banquetas son públicas, y todos estamos perfectamente conscientes de que la propiedad privada tiene su límite precisamente en el parámetro en que se une el predio con la banqueta, la autoridad transfiere a los particulares, es decir, a los dueños de los predios, su cuidado y limpieza. Pero ¿qué pasa con buen número de propietarios de restaurantes y comercios? Pues que barrer y limpiar no le corresponde a ellos, sino al municipio… ¿creerán que a los clientes les gusta cruzan entre basura hasta la puerta de entrada a su negocio? Un ejemplo de buenas prácticas lo podemos ver en el crucero de Ejército Nacional y Paseo de la Victoria, en donde los propietarios de un restaurante atienden los camellones situados frente a ellos. Ejemplo de una mala práctica: en ese mismo crucero un particular se apropió de una isleta que era de propiedad pública adquiriéndola al gobierno municipal ¡Ah juarenses!
En el ámbito habitacional los urbanistas hemos denunciado que uno de los efectos adversos de las urbanizaciones cerradas es que las banquetas que dan hacia la calle quedan en el limbo, pues sus residentes creen que no es parte de su propiedad n tiene que ver con ella, sin considerar que si las autoridades delegar la limpieza de las banquetas del frente de los predios a sus propietarios, ellos, los residentes de los fraccionamientos cerrados deben hacerse cargo de esas banquetas, porque aunque sean la espalda de las casas ¡son su frente hacia la calle!
En fin, si estamos de acuerdo en que todas esas bolsas, papeles, botellas, latas, cartones y plásticos, no nos las regala el clima ¿seremos las personas las que hacemos la diferencia? Pero también… ¿qué no le interesa a la autoridad la imagen que estamos dando? No se ve a la autoridad retirando la basura por las calles.