Uno despierta después de escuchar la lluvia y piensa que fue una noche más, un poco de lluvia que refresca y nutre nuestros jardines, la que puede generar tranquilidad a la sequía que azota la región norte del país, pero también pensamos en la que desborda los drenajes, la que hace charcos, que provoca baches donde siempre y donde nunca, los socavones, y más allá de todo esto existe una parte que nos atemoriza de pensar en las tormentas de lluvia en algunas zonas de la ciudad que forman parte de los arroyos o corrientes naturales de agua. Así, en un breve lapso de tiempo recordamos incluso los desbordamientos del Río Bravo, calles inundadas y los cauces que han arrebatado la vida de algunas personas, como el caso de Rafael Antonio el año pasado, un menor de edad que fue arrastrado en la calle Tapioca por la fuerza de una corriente de agua de lluvia, y fue localizado sin vida, horas después, consecuencia de ahogamiento.
2025. En la noche del Día de San Juan sabíamos que nos llovería y fue intenso durante una o dos horas de la madrugada, reportaba Sergio Rodríguez, Director de Protección Civil, así como el recuento de los daños, diez viviendas afectadas en su estructura por inundación, bardas desplomadas, desbordamiento de drenaje en la región norponiente de la ciudad. También vehículos arrastrados por la corriente.
Algunas personas, sobre todo adultos mayores fueron rescatados por bomberos, y en la colonia Juanita Luna, los vecinos hicieron de héroes para sacar personas de sus casas y sabemos que este cuadro de la ciudad es donde más se concentra la población de las personas mayores.
Las colonias más afectadas fueron la Fronteriza baja, La Montada y la Felipe Ángeles. Las redes sociales mostraron el nivel de afectación en el Monumento al Cigarro, y en el cruce de las calles Sarabia y Loreto, lugar que evoca eventos previos desastrosos ahí mismo.
En fin, la lluvia acumuló de 5 a 10 milímetros en general en la ciudad, y en la Sierra de Juárez 30 milímetros, según Protección Civil pero no fue lo único que acumuló, también un cúmulo de problemas e interrogantes.
Leí por ahí una vez, que existe una memoria de los sistemas naturales, de los cauces de arroyuelos, pues estos se adaptan y evolucionan, pero también reaccionan a patrones de interacción entre sus elementos, , y a pesar del tiempo pueden repetirse estos patrones . Solo basta pasar por la calle Globo y Primer Centinela para ver las rocas que emergen del deteriorado pavimento que hace imposible cruzar ese tramo en un carro y hacerlo caminando, es un riesgo de caer en el intento.
A diferencia de nuestra naturaleza, nosotros podemos tener la memoria, no solo para contar afectaciones sino para tratar de encontrar soluciones a estas interacciones.
Entonces, si ya sabemos que nuestra topografía es compleja, el desbordamiento de arroyuelos es muy posible, la irregular vegetación, la muchísima basura en las calles, que además tendremos asentamientos en terrenos en zonas de riesgo, todo ello contribuye a inundar.
Súmele los asentamientos humanos irregulares permitidos o sea un crecimiento urbano desordenado, cambios de uso de suelo, falta de infraestructura para el drenaje pluvial, drenajes saturados de basura, obras hidráulicas de pésima calidad, ecuación perfecta para inundaciones de las zonas habitacionales, comerciales y de acceso de trasporte. No solo en Juárez pasa, ¡claro!, pero de estas mencionadas ¿cuáles existen en nuestra ciudad? y ahí es donde recae la responsabilidad del gobierno, usted póngale cargo y nombre.
Ya se los había cuestionado la legisladora María Antonieta Pérez Reyes, integrante del Grupo Parlamentario de Morena, ante la tribuna del Congreso estatal el año pasado a las autoridades competentes, destacando una omisión de acciones, que de cambiarse y hacerse profundamente participes, evitaría más muertes en los tiempos de lluvia.
Señaló tragedias de los años 2000, 2006 y 2008 que están en la memoria colectiva de los juarenses. La alusión se hacía en referente a los 57 arroyos naturales en Cd. Juárez, mismos que se señalan en un Atlas de Riesgos Naturales en Ciudad Juárez, se cuestionó el presupuesto, la actuación de las diferentes administraciones, el estado de los diques existentes, señaléticas de riesgo, entre otras cuestiones reactivas ante la muerte de ciudadanos en eventos catastróficos naturales. ¿Reactivas señalé?, si reactivas.
En verdad es tiempo de hacer un análisis serio del trabajo de planeación de la ciudad, de los asentamientos humanos, de la cultura de generación y recolección de basura, de los programas de Protección Civil municipal y estatal, de todo lo que se nos ocurra para cambiar esta manera de hacer las cosas, simplemente no está resultando a este tiempo, ver los mismos resultados ante un periodo inicial de lluvias. No perdamos la memoria, que la naturaleza nos la recordará.
Este triste escenario del Día de San Juan, puede ser una oportunidad emergente para plantear la gestión del agua, Soluciones Basadas en la Naturaleza dicen los expertos, aprovechemos estos cauces, ya que no podemos encauzarlos, tomando ejemplos de otras partes del país como Aguascalientes o del mundo como Barcelona, pensemos en Juárez como la ciudad donde solo el trabajo sostenido, planificado y continuado, sin importar partidos o individuos en el cargo, nos harán despertar de otra manera después de una noche de lluvia.