“Lo importante es hacer cosas juntos. Romper con la rutina de pasar horas frente al televisor o pegados al celular, para prestar más atención a nuestro entorno y al bienestar compartido”

Las vacaciones de verano en todos los niveles escolares ya comenzaron y, más allá de ser un simple descanso, representan una valiosa oportunidad para reflexionar sobre cómo podemos aprovechar el tiempo para fortalecer los lazos familiares, aprender cosas nuevas, cuidar la salud física y mental y, claro, desconectarnos del ajetreo diario de una ciudad como la nuestra.

Más que nunca, es importante reconocer los beneficios emocionales y psicológicos que genera convivir en familia. Actividades sencillas, accesibles y enriquecedoras no solo promueven la unión, sino que también nos permiten crear recuerdos que duran toda la vida.

En Ciudad Juárez, por ejemplo, el senderismo se ha vuelto una opción muy popula. Subir la sierra es una actividad gratuita, que permite ejercitarse, conectar con la naturaleza y compartir momentos valiosos en familia. También están las caminatas, las carreras, los juegos al aire libre y el yoga en los parques, ideales para mover el cuerpo mientras desconectamos de las pantallas.

Por otro lado, visitar los museos locales es una excelente manera de acercarse al arte y la historia de nuestra ciudad. Combinar aprendizaje con diversión no solo mantiene a los niños activos mentalmente, sino que les ayuda a desarrollar habilidades nuevas y evitar el rezago cuando regresen a clases.

Lo importante es hacer cosas juntos. Romper con la rutina de pasar horas frente al televisor o pegados al celular, para prestar más atención a nuestro entorno y al bienestar compartido. Crear rutinas familiares, aunque sean sencillas como cocinar juntos, puede transformar la dinámica del hogar y fortalecer los vínculos.

Si existe la posibilidad, inscribir a los niños en campamentos de verano es también una excelente alternativa para mantenerlos activos, lejos del sedentarismo y expuestos a nuevas experiencias.

Además, estas vacaciones pueden ser la excusa perfecta para redescubrir nuestra propia ciudad. Visitar el Centro, subir al Turibús, escaparse un fin de semana a las dunas de Samalayuca o incluso cruzar a El Paso para una experiencia diferente, son planes que rompen la rutina y enriquecen la convivencia.

Y si de crecimiento personal se trata, hay algo que no deberíamos pasar por alto: practicar la empatía y la solidaridad. Visitar un asilo, una casa hogar, llevar alimento a un animal en situación de calle, ayudar al vecino, repartir agua en los días de más calor, o simplemente llevar una bolsa para recoger basura mientras paseamos en el parque, son acciones pequeñas que tienen un gran impacto.

Limpiar nuestros hogares, sacar aquello que ya no usamos y donarlo, también forma parte de esta cultura del bienestar colectivo.

Las buenas acciones crean buenos ciudadanos. Y buenos ciudadanos construyen, poco a poco, la ciudad que todos soñamos.

Aprovechemos estas vacaciones de verano para disfrutar en familia de manera más consciente, activa y solidaria.

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