-Vergüenzas en el padrón del PAN
-En economía vamos bien… pero bien en picada
-Nota de Fuentes Vélez mató a nota de Corral
-Violencia contra mujeres… en el CEJUM
La negativa definitiva al amparo de quien fuera secretario de Hacienda del gobierno de Javier Corral, Arturo Fuentes Vélez, no solo debería abrir la puerta a la eventual detención del exfuncionario, presuntamente escondido en Estados Unidos, sino también a su baja inmediata del PAN.
Así lo consideran esos panistas que sufrieron la persecución del corralato durante los cinco años de desastre que fue para Chihuahua, dada su obsesión de ejecutar venganzas personales -no solo contra César Duarte- en vez de ponerse a gobernar.
Pero resulta que, con una orden de aprehensión encima por el delito de peculado, el jefe de las finanzas corralistas sigue como miembro activo del PAN.
Pese a la sacudida que representó la condición de prófugo a las buenas y conservadoras conciencias albiazules, su nombre sigue inscrito junto a los demás Fuentes de renombre, incluida su hermana, Teresita de Guadalupe, cuya trayectoria en el partido y la función pública obviamente está ligada a su hermano.
Entre los panistas dicen que eran tolerables las críticas a la soberbia, tacañería y uso de recursos públicos con fines personales que le hacían a Fuentes Vélez desde que fue delegado de la desaparecida Secretaría de Desarrollo Social en Chihuahua, desde aquel lejano tiempo de los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón.
Sin embargo, ya resulta chocante que siga como militante después de la acusación de simular la contratación de un despacho por casi 100 millones de pesos, López Elías-Finanzas Públicas, para el gran fiasco que fue la reestructuración de la deuda estatal.
No es la única vergüenza que existe en el padrón del PAN. También sigue vigente como militante la “exvicegobernadora”, Leticia Corral Jurado, hermana del ahora senador de Morena, con todos los escándalos y excesos que le patrocinó su pariente en el quinquenio del desastre.
En fin, critican los panistas, ni el PRI se tardó tanto en expulsar a César Duarte, quien dejó el poder en octubre de 2016 y fue echado del tricolor en enero de 2019.
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A juzgar por los discursos oficiales, la economía mexicana navega viento en popa. Pero si uno se asoma a los indicadores de confianza del consumidor, el panorama se parece más a un Titanic emocional.
En junio, la expectativa sobre el empleo futuro cayó 5.1 puntos respecto al año pasado, la peor marca entre todos los rubros. ¿Será que los mexicanos no entienden lo bien que va todo? ¿O será que sí lo entienden… demasiado?
La cosa no mejora si revisamos las posibilidades de ahorrar, comprar ropa o salir de vacaciones, que también se desplomaron en la comparación anual y mensual.
Incluso las ganas de comprar un auto o remodelar la casa —dos termómetros de clase media— van a la baja.
Pero no se preocupen: mientras el Inegi registra el devenir de la economía, sin cargarle emociones, el discurso presidencial los reinterpreta. Total, si la realidad no se ajusta al relato, siempre queda culpar a los opositores… o al mal humor social.
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Nota mata nota, se dice en el argot periodístico, y algo así le pasó a Javier Corral, quien replicó en su cuenta de Facebook una publicación de su chalán, José Pérez, sobre la negativa de amparo a su examigo y compadre, Eduardo Almeida, por presunta defraudación fiscal.
En pocas horas cambió totalmente el escenario, con la negativa del amparo y protección de la justicia federal justo al prófugo, Arturo Fuentes Vélez, por parte de la jueza titular María Contreras Martínez, titular del Tercer Juzgado de Distrito del Estado de Chihuahua.
A Almeida le siguen un proceso iniciado en el corralato por supuesto fraude al fisco por 512 millones de pesos. Fuentes Vélez tiene una orden de aprehensión desde el 23 de abril de 2023, bajo la acusación de peculado agravado.
Pagó a un despacho privado 98 millones de pesos para reestructurar la deuda, lo cual ni se resolvió ni se comprobó.
El canon reporteril demanda tener siempre las dos versiones sobre un mismo tema. El caso aquí es que fácilmente se puede contactar al primer imputado mencionado para que dé la versión de los hechos, cierta o no.
Pero lo grave en el caso de Fuentes Vélez es ni cómo encontrarlo, si se encuentra prófugo de la justicia, escondido bajo su condición de doble nacionalidad en Estados Unidos.
Lo más penoso es que, necesariamente, el caso del exsecretario vincula a su patrón, a Javier Corral, que se ampara en el fuero que le brinda su condición de senador morenista, a donde saltó cuando vio que se hundía su barco en el PAN.
Lo paradójico es que César Duarte baila en público y ofrece declaraciones a la prensa mientras Javier Corral opera siempre desde la ciudad de México y Fuentes Vélez anda ahora a salto de mata.
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Como terrible califican algunos empleados la atmósfera prevaleciente en el Centro Estatal de Justicia para las Mujeres (CEJUM) que opera en Ciudad Juárez, a cargo de Silvana Fernández.
Irónicamente, dicho organismo trabaja justo con el tema de la violencia hacia las mujeres pero son mujeres las trabajadoras de ahí que se sienten agredidas por su jefa Silvana, y sobre todo, por su mano derecha, Elena Ortiz, subjefa en el área de recepción, personal médico, limpieza y seguridad.
Aseguran quejosas a La Columna que tal personal las obliga a participar en convivios, les condiciona vacaciones, les grita, es altanera y las agrede con otras “gracias” más. Pero, siendo de reciente ingreso, hasta ha sido distinguida por Silvana como “empleada del mes”.
Responsabilizan de violencia laboral también a las coordinadoras de psicología, Cynthia Mata; y de trabajo social, Viridiana Hernández. Ambas se creen con el derecho de querer tratar mal a sus subordinadas solo porque son amigazas de la jefa Silvana.
Han prohibido hasta los pasteles de cumpleaños, pero bien que organizan un baby shower para la coordinadora general, y hay que cumplir porque corren el riesgo de que sea terminado su contrato laboral.
Y es el centro de la no violencia contra las mujeres.