El Presbítero de la diócesis de Ciudad Juárez y activista en apoyo de personas desaparecidas, Francisco García Salinas, compartió una reflexión con relación al caso de los 383 cadáveres localizados la semana pasada en la que inicia cuestionando ¿Por qué el caso del crematorio Plenitud nos ha dolido tanto?.

Asegura que la respuesta parece obvia, pero no lo es del todo, “Estos acontecimientos nos han colocado frente a un acto de violencia contra aquello que para nosotros es sagrado: los restos de
nuestros difuntos”

Asegura que hemos sido testigos de una profanación. “Los 383 cuerpos, amontonados en las instalaciones del crematorio, fueron profanados. No fue acumulación de trabajo, como inmoralmente comentó uno de los abogados de los detenidos. Tampoco fue un descuido. Fue una irrupción maliciosa en la intimidad de la muerte de nuestros seres queridos”.

El religioso explica que “fue la manipulación de eso último que le queda a uno cuando muere: sus restos. Por eso se les llama así. Porque es lo que queda de alguien que ya no está entre nosotros, pero que sabemos que queda algo… y ese algo nos da esperanza”.

Agrega que “por eso llevamos los restos a las iglesias, les rezamos y establecemos con Dios una relación de esperanza. Le pedimos que siempre quede algo de aquellos que hemos amado”.

Entregar arena o cemento, como lo hicieron, fue la prueba de que se había cometido una profanación, “se entrometieron en la intimidad de las familias, sus difuntos y su Dios”, manifiesta García Salinas

“Por eso ha dolido tanto. Porque esos sujetos arrebataron a las familias el momento sagrado en que el dolor se transforma en esperanza. Esa intromisión maliciosa se llama profanación, y La profanación duele. La profanación humilla. Además, en Chihuahua es un delito. Y de este no se ha acusado a los detenidos, responde a su cuestión inicial el sacerdote.

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