En todas las culturas desde tiempos inmemorables el respeto, el culto y la veneración a los restos mortales del ser humano es algo que siempre está presente. A lo largo de la historia se han construido infinidad de panteones de todo tipo. También se han erigido impresionantes mausoleos para honrar a los difuntos. El Taj Mahal y las pirámides de Egipto dan cuenta de la importancia que para algunas culturas representan los restos y la memoria de un familiar. Desde tiempos ancestrales a los difuntos se les respeta y venera. Es por eso que sigue siendo incomprensible el hallazgo del 26 de junio pasado.
Desde entonces, la atención de los medios nacionales e internacionales ha estado puesta en esta frontera. Desafortunadamente la noticia del hallazgo de los 383 cuerpos que no fueron debidamente incinerados le ha dado la vuelta al mundo. Algo que sin duda no le favorece a esta pujante comunidad que enfrenta grandes retos y que se esfuerza día con día para vencer al sol abrazante y al frio del desierto.
De por sí ya esta ciudad venía cargando con el estigma de las Muertas de Juárez desde hace décadas y ahora ocurre esto. Es terrible este hallazgo para cada una de las familias que tienen que enfrentar este drama, pero también para la sociedad juarense que atestigua un hecho incomprensible. Porque no hay manera de entender lo ocurrido por parte de los propietarios y responsables del crematorio Plenitud, como tampoco se explican las omisiones de autoridades.
La defensa de los detenidos en el caso del crematorio Plenitud ubicado en la colonia granjas Polo Gamboa argumenta que no hay delitos que perseguir. Sin embargo, familiares y sociedad piensan muy diferente.
En esta causa se les pretende fincar responsabilidad al propietario y a un empleado por la inhumación y exhumación de cadáveres, ocultamiento de los mismos, así como su mal manejo, pero esto fue debatido por la defensa compuesta por tres abogados.
La licenciada Karla Georgina García, argumenta que no hay delito que perseguir por lo menos los que se le imputan, que en este caso es el ocultamiento, cuestión que nunca se ocultó, aceptando que se encontraban apilados y en gran cantidad, y no correspondía al tiempo de manejo que es de 48 horas para incinerarlos, reportando algunos cadáveres que tenían ya años, pero que esto era atípico no se establece en la ley una sanción específica ya que no era delito, sino sanción administrativa.
La defensa sostiene que auditorias oficiales avalaron la operación del crematorio Plenitud y presentó un recuento detallado de las inspecciones realizadas por la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Coespris), en las que, según argumentó, se constata que la operación del establecimiento fue en todo momento permitida, pese al reciente hallazgo de 383 cuerpos apilados y embalsamados.
La Coespris realizó varias visitas donde llegó a sancionar al crematorio, siendo el 7 de marzo, la última visita registrada por esta dependencia. Sin duda que algo pasó en los últimos meses y el descontrol se apoderó de este lugar.
No puede ser posible que se hayan apilado casi 400 cuerpos que debieron ser incinerados y las cenizas se tuvieron que entregar a los deudos. Entonces lo que se les estuvo entregando a 383 familias fue todo menos las cenizas de sus familiares. Y es ahí donde ya quedó sembrada la duda en muchas familias que procedieron a incinerar a sus seres queridos fallecidos en un lapso de tres años. Hayan contratado los servicios o no de alguna de las funerarias involucradas en el caso del crematorio Plenitud, la incertidumbre ya invadió a muchas familias que han pasado por la pérdida de un familiar recientemente.
En una entrevista reciente un juarense que se encuentra en esta lamentable situación relató su sentir y su viacrucis. Expresó que desde el hallazgo de cuerpos y restos en crematorios locales no ha podido dormir tranquilo.
“No sabemos a quién o a qué cosa le hemos llorado todo este tiempo. Traigo náuseas todo el día nomás de pensar que mis papás estén ahí”, declaró. Explicó que contrató los servicios de la funeraria Latinoamericana, donde le aseguraron que contaban con crematorio propio. Sin embargo, dijo que ha escuchado casos de personas a quienes en distintas funerarias sólo les dan vueltas y les dicen que el sistema está fallando o que ha cambiado de dueño.
El enorme daño a estas familias juarenses ya está hecho a pesar de que pudieran existir sanciones y culpables. También el daño a la imagen de esta comunidad ya está hecho, y habrá que trabajar mucho para limpiar esta otra oprobiosa mancha.