Ciudad Juárez.- En la frontera norte de México, la salud mental de la niñez migrante y refugiada exige atención urgente, entre el peso emocional del desplazamiento y el aprendizaje de detectar a personas que quieren hacerles daño o a proteger a sus hermanos pequeños en situaciones a las que ninguna niña o niño debería enfrentarse solo, alertó Plan International México.
“Lo que estamos presenciando es una crisis de salud mental que requiere atención urgente. La niñez participante de nuestros programas dice vivir con miedo e incertidumbre constante; suelen advertir a nuestro personal a ‘tener cuidado con quién habla’, incluso en espacios considerados seguros”, afirmó Arturo Estrada, representante interino de país de la organización.
Al hacer un llamado a la atención sobre la salud mental de los niños y las niñas que viven en medio de la incertidumbre en la frontera norte de México, recordó que el peso emocional del desplazamiento suele ser lo más difícil de ver y lo más fácil de pasar por alto.
“Vemos que los padres se centran en las necesidades inmediatas de supervivencia, a menudo diciendo: cuando lleguemos a nuestro destino, entonces me centraré en las necesidades emocionales de mi hijo. Pero estos niños necesitan apoyo ahora. Estamos trabajando con nuestros socios para abordar estas carencias, pero las necesidades superan con creces la capacidad actual”, alertó Estrada.
Carmen Elena Alemán, directora regional de Plan International para América Latina y el Caribe destacó que los testimonios logrados a través del informe realizado en coordinación con Save the Children, “Niñez No Acompañada: Riesgos y violencias en la ruta migratoria por México”, basado en las historias de 155 niñas, niños y cuidadores que navegan por tres de las ciudades fronterizas de mayor riesgo del país: Ciudad Juárez, Reynosa y Tijuana, revelan “una realidad desgarradora”.
“Revelan una realidad desgarradora: la niñez está siendo separada de sus familias durante su viaje a través de México, dejándolos vulnerables a la trata, la violencia y el reclutamiento por parte de grupos del crimen organizado. Estas niñas y niños soportan meses de retrasos que les separan de sus familias, sufren discriminación en la educación y experimentan el aislamiento dentro de un sistema que no defiende sus derechos fundamentales. Esta crisis de protección exige una acción inmediata y coordinada de todas las partes implicadas”, declaró.
Los datos de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos (USBP) en el Sector El Paso muestran una disminución del 65 por ciento en los encuentros de “menores no acompañados” durante los primeros ocho meses del año fiscal 2025, en comparación con los 11 mil 545 aseguramientos de niñas, niños y adolescentes solos realizados en el mismo lapso del año fiscal 2024.
Después de viajar desde países como India, Rumania, Haití, Cuba, Venezuela, Colombia, Nicaragua, Ecuador, El Salvador, Honduras, Guatemala y México, en mayo en promedio a un niño, niña o adolescente fue encontrado solo cada cuatro horas en la frontera.
Muchas niñas y niños luchan por entender por qué fueron separados de sus cuidadores o por qué permanecen en una incertidumbre prolongada, señaló la organización.
A pesar del evidente trauma, el acceso al apoyo formal de salud mental es casi inexistente. Los recortes en la financiación internacional han obligado a retirar los programas psicosociales, dejando a la niñez sin siquiera una salida básica para recibir atención, agregó.