• Hay más de 11 mil satélites en la órbita terrestre baja que proporcionan servicios de internet, vigilancia y navegación.
  • SpaceX es el actor dominante, con unos 8 mil satélites Starlink. Este año, China planteaba empezar a recuperar terreno.
  • La cosa no va bien. Los competidores chinos de Starlink solo tienen unos 120 satélites en órbita terrestre baja.

Las dos redes más grandes de China han desplegado menos del 1 por ciento de sus satélites planificados, según muestran los registros, una medida de cuán lejos se están quedando de la compañía SpaceX de Elon Musk en el dominio de las comunicaciones espaciales.

Los satélites en órbita terrestre baja, a una altitud de hasta 1930 kilómetros sobre el planeta, se consideran cada vez más esenciales para los vehículos autónomos, la guerra con drones y la vigilancia militar. China considera a Starlink una amenaza militar, y las empresas chinas han invertido considerablemente en dos enormes redes, con casi 27 000 satélites planificados en conjunto.

Una razón para el ritmo inesperadamente lento es que las empresas chinas no han superado un obstáculo de ingeniería clave.

La primera red, o megaconstelación, Qianfan, tenía previsto contar con unos 650 satélites en el espacio para finales de año. Sin embargo, los registros muestran que la empresa responsable de la red, Shanghai Spacesail Technologies Co., solo ha puesto en órbita 90 satélites desde que comenzaron sus lanzamientos en agosto.

La otra megaconstelación, Guowang, está aún más rezagada. A pesar de los planes de lanzar unos 13.000 satélites en la próxima década, tiene 34 en órbita.

SpaceX tiene alrededor de 8.000 satélites Starlink en órbita y está ampliando su liderazgo cada mes, según datos de la Fuerza Espacial de Estados Unidos y CelesTrak , un grupo sin fines de lucro que recopila datos espaciales.

Las autoridades chinas están alarmadas por SpaceX, al que consideraban inextricablemente vinculado con el Pentágono incluso antes del breve cargo del Sr. Musk en la administración Trump. Investigadores del Ejército Popular de Liberación predicen que la red se integrará profundamente en el sistema de combate militar estadounidense. Prevén un momento en que los satélites Starlink conecten bases militares estadounidenses y sirvan como una red de alerta temprana e interceptación de misiles.

Aunque Starlink está diseñado para uso civil, se ha vuelto esencial para las comunicaciones y la coordinación de ataques con drones en la guerra de Ucrania. SpaceX tiene contratos con el gobierno estadounidense para construir y lanzar satélites, algunos para espionaje y otros para detectar enemigos y rastrear misiles. SpaceX también lanza satélites construidos por otros contratistas de defensa.

Las agencias espaciales de China y sus compañías aeroespaciales no respondieron a las solicitudes de comentarios.

China, al igual que Estados Unidos, reconoce el valor de la presencia espacial para la seguridad nacional. Sin embargo, el gobierno también fomenta los intereses comerciales espaciales y afirma que espera crear un mercado de 344 000 millones de dólares.

“Explorar el vasto universo y construir una potencia espacial es nuestro incansable sueño espacial”, dijo el año pasado el máximo líder de China, Xi Jinping, según los medios de comunicación gubernamentales .

No ha ido todo bien.

China no ha resuelto un problema clave de los cohetes. SpaceX sí

Una de las principales razones del retraso de China es la falta de un lanzador fiable y reutilizable. Las empresas chinas siguen lanzando satélites con cohetes desechables. Tras el despliegue de los satélites, partes del cohete caen a la Tierra o se convierten en desechos espaciales.

Pero el cohete insignia de SpaceX, el Falcon 9, es parcialmente reutilizable. La parte inferior del cohete, que contiene los motores principales, regresa a la Tierra en posición vertical, intacta y lista para otras misiones. Esto reduce drásticamente los costos y acelera el tiempo entre lanzamientos.

Esta es la innovación que impulsó a SpaceX a una gran ventaja sobre sus competidores. Los cohetes Falcon 9 se han utilizado en unas 500 misiones, según SpaceX.

Pero seis años después de que Falcon 9 comenzara a lanzar satélites Starlink, las empresas chinas aún no tienen una respuesta.

China, al igual que Estados Unidos, reconoce el valor de la presencia espacial para la seguridad nacional. Sin embargo, el gobierno también fomenta los intereses comerciales espaciales y afirma que espera crear un mercado de 344 000 millones de dólares.

“Explorar el vasto universo y construir una potencia espacial es nuestro incansable sueño espacial”, dijo el año pasado el máximo líder de China, Xi Jinping, según los medios de comunicación gubernamentales .

No ha ido todo bien.

China no ha resuelto un problema clave de los cohetes. SpaceX sí.

Una de las principales razones del retraso de China es la falta de un lanzador fiable y reutilizable. Las empresas chinas siguen lanzando satélites con cohetes desechables. Tras el despliegue de los satélites, partes del cohete caen a la Tierra o se convierten en desechos espaciales.

Pero el cohete insignia de SpaceX, el Falcon 9, es parcialmente reutilizable. La parte inferior del cohete, que contiene los motores principales, regresa a la Tierra en posición vertical, intacta y lista para otras misiones. Esto reduce drásticamente los costos y acelera el tiempo entre lanzamientos.

Esta es la innovación que impulsó a SpaceX a una gran ventaja sobre sus competidores. Los cohetes Falcon 9 se han utilizado en unas 500 misiones, según SpaceX.

Pero seis años después de que Falcon 9 comenzara a lanzar satélites Starlink, las empresas chinas aún no tienen una respuesta.

Una tercera alternativa, el Tianlong-3, sufrió un revés el año pasado. El cohete despegó brevemente durante lo que se suponía sería una prueba estática y explotó al impactar.

Si bien las empresas chinas podrían lograr un avance tecnológico ya este año, aún les llevará tiempo alcanzar un ritmo confiable, dijo Andrew Jones, un periodista que ha monitoreado los lanzamientos espaciales chinos durante la última década.

“Tienen que resolver algunos problemas”, dijo Jones.

Pero eso no ha impedido que China comercialice sus servicios satelitales

Las empresas espaciales chinas están impulsando negocios en países donde los gobiernos se muestran reticentes a confiar en los satélites Starlink o buscan mejores precios.

Shanghai Spacesail Technologies Co. dice que está negociando con 30 países contratos de acceso a su megaconstelación Qianfan.

La compañía firmó un acuerdo para proporcionar Internet en Brasil el año pasado, poco después de que un juez brasileño congelara los activos locales de Starlink en una disputa con otra empresa propiedad de Musk, X. Spacesail tiene otros acuerdos para proporcionar Internet en Tailandia y Malasia y ha establecido una subsidiaria local en Kazajstán.

Sin embargo, sus servicios aún no están operativos. De hecho, 13 de sus 90 satélites no alcanzaron la altura orbital correcta por razones desconocidas. Esto significa que probablemente no estén operativos, afirmó el Dr. McDowell.

Los contratos de internet satelital que ahora se negocian podrían convertirse en un elemento importante de la diplomacia económica “en un mundo que está pasando del libre comercio a un orden más proteccionista y basado en la autonomía”, dijo João Falcão Serra, investigador del Instituto Europeo de Política Espacial.

La decisión de un país de firmar contratos con Starlink podría verse como “un mensaje a Estados Unidos y a China” sobre dónde están sus lealtades, dijo.

Todavía podría haber un número récord de lanzamientos chinos este año

Las empresas privadas y gubernamentales en China realizaron más de 30 lanzamientos en la primera mitad del año, un ritmo más rápido en comparación con el año pasado.

Las misiones han puesto en órbita alrededor de 150 satélites y dos naves espaciales, según anuncios oficiales y datos recopilados por la Fuerza Espacial de EE. UU. Esto incluye lanzamientos a órbitas bajas, medias y lejanas.

Aun así, las empresas chinas tendrán que acelerar el ritmo. Esto aplica especialmente a las megaconstelaciones, que corren el riesgo de perder el derecho a operar en sus frecuencias de radio.

Una constelación debe lanzar la mitad de sus satélites dentro de los cinco años siguientes a la solicitud exitosa de sus frecuencias, y completar el despliegue total dentro de siete años, según las reglas establecidas por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, una agencia de las Naciones Unidas que asigna frecuencias.

Las megaconstelaciones chinas están retrasadas en el cumplimiento de estos objetivos. Las empresas que no los alcancen podrían verse obligadas a reducir el tamaño de sus megaconstelaciones.

Aun así, los expertos afirman que no es prudente descartarlos. Los lanzamientos de satélites en China tienden a acelerarse en la segunda mitad del año. Y un avance tecnológico podría transformar radicalmente el panorama.

Este año y el próximo podrían marcar la transición del dominio de Starlink a un campo más competitivo, dijo el Dr. McDowell.

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