En medio del dolor que enfrenta, Sandra Gámez, esposa de Rafael Reyes, de 54 años –quien fue encontrado muerto en las instalaciones de la Cárcel del Condado, ubicada en la zona Centro–, reiteró su denuncia sobre el incumplimiento de vigilancia por parte de la Comisión de Estándares Carcelarios de Texas (TCJS), al señalar que los celadores no siguen los protocolos de seguridad para proteger a los internos.

“Los custodios no sirven para nada”, dijo enfática Gámez.

La advertencia de incumplimiento fue emitida tras la muerte del reo Joe Murvin, de 72 años, quien fue hallado inconsciente y sin signos vitales en su celda el pasado 23 de enero. Un documento similar fue emitido en febrero de 2024 tras otro fallecimiento ocurrido bajo condiciones de escasa vigilancia.

“Ellos no sirven para nada, con el perdón suyo. Nomás están con el puro teléfono y no cuidan a los que están ahí adentro. Los custodios en realidad no tienen corazón en el desempeño de su trabajo, nomás les importa el pago, y si se mueren, no les importa”, expresó Gámez, visiblemente dolida, al insistir que no cree que su esposo se haya quitado la vida.

Lamentó con tristeza que para los carceleros la vida de una persona recluida no tenga valor y que sólo vean a los internos como un número más en la lista de prisioneros.

Inicia lucha legal

Gámez afirmó que iniciará una lucha legal para demostrar que su esposo, quien fue llevado a la cárcel por adeudos en multas viales tras ser infraccionado por segunda ocasión en menos de dos días debido al vencimiento del engomado vehicular, no se suicidó.

Dijo que, a 15 días del fallecimiento de su esposo, quien fue sepultado el pasado lunes en el panteón Monte Carmelo del Valle Bajo, las autoridades no le permitieron ver el cuerpo, que supuestamente fue encontrado en su celda.

“Yo no voy a parar hasta que vea las cámaras de video instaladas en los pasillos y cercanías al área de celdas, y todo lo que pasó con mi esposo antes de su fallecimiento”, señaló con firmeza.

Indicó que pronto contratará los servicios de un abogado para que documente todo lo sucedido en el centro carcelario desde que su esposo ingresó hasta que su cuerpo fue llevado en una bolsa a la morgue. “Tengo la confianza de que el abogado me ayudará a descubrir la verdad”.

Ella, junto con sus hijos, exigió justicia a las autoridades, en especial a la Oficina del Sheriff del Condado de El Paso (EPCSO), responsable de la administración y operación de la cárcel.

Inconsistencias y sospechas

“Al momento, no he recibido ni una respuesta y ya no ha venido el detective. Yo sé que mi esposo no se mató, ahí me lo mataron”, acusó la viuda, quien no comprende por qué el investigador Cordero, encargado del caso, primero le dijo que encontraron el cuerpo en la celda, y después cambió su versión diciendo que fue hallado en otra área.

También denunció el presunto contubernio y corrupción entre el personal del Condado, afirmando que se protegen unos a otros. “Si dicen que fue suicidio, todos lo van a confirmar y poner en el documento que lo fue”, dijo al cuestionar por qué no le permitieron ver el cadáver para su identificación.

Aunque la versión oficial sostiene que se trató de una inmolación, Gámez afirmó que los responsables de la muerte de su esposo pudieron ser sus compañeros de celda o los propios guardianes. “Él no tenía esos pensamientos suicidas. Vivía para su familia, sus hijos, sus nietos y sus perros. Era un hombre trabajador”.

Fallas en la supervisión

En cuanto a los señalamientos de la TCJS, que documentaron la escasa vigilancia en la prisión y el incumplimiento de las normas para supervisar a los presos, Gámez indicó que esto confirma su sospecha de que las cosas no están bien en la penitenciaría local.

La Oficina del Sheriff del Condado de El Paso aclaró que los hallazgos de la TCJS no guardan relación con la muerte de Miguel Montoya, otro reo fallecido días después de Murvin, sino exclusivamente con la muerte de este último.

“El EPCSO quiere asegurar al público que los chequeos físicos requeridos fueron realizados por nuestros oficiales de detención. Sin embargo, debido a un problema técnico, nuestro sistema electrónico no los registró”, señaló la Oficina del Sheriff en un comunicado.

“Estos chequeos han sido verificados mediante grabaciones de video y estamos trabajando activamente con los investigadores de la TCJS para corregir el informe y garantizar una documentación precisa en el futuro”, agregaron. Una vez que la TCJS revise las grabaciones, esperan que se revoque el aviso de incumplimiento.

El día de la muerte de Murvin, de las 55 rondas de observación programadas, una de ellas se realizó con 1 hora y 37 minutos de retraso, lo que equivale a la omisión de tres rondas de vigilancia.

El informe de incumplimiento señala que las normativas exigen observaciones cara a cara al menos una vez cada 60 minutos para la supervisión general y cada 30 minutos en áreas donde hay internos potencialmente suicidas, mentalmente enfermos, agresivos o con comportamientos extraños.

Plazo para corregir

El reglamento establece que debe haber un número adecuado de guardias en las instalaciones durante las 24 horas del día. Además, un guardia debe estar presente en cada piso donde haya 10 o más reclusos, con un mínimo de un guardia por cada 48 internos para supervisión directa.

Brandon Wood, director ejecutivo de la TCJS, informó que el Condado tiene 30 días para presentar un plan de acción correctiva que detalle cómo corregirá las deficiencias. La Comisión revisará el plan y supervisará que las acciones se implementen adecuadamente.

El informe de incumplimiento destacó que el retraso en la ronda del día de la muerte de Murvin evidenció la falta de supervisión adecuada, lo que obligó a la TCJS a emitir la advertencia.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *