Nuevo Laredo, Tamaulipas— Para las empresas mexicanas, la regla nunca fue mucho problema, ampliamente ignorada por las autoridades de Estados Unidos, especialmente a lo largo de una frontera donde las culturas siempre se habían mezclado.

Pero para la administración Trump, es un punto crítico de seguridad vial que no fue atendido por mucho tiempo.

¿El problema? El inglés.

El presidente Donald Trump ha puesto una presión inmensa sobre México no sólo a través de amenazas de aranceles y de intervención militar, sino también a través de la industria del transporte de carga, que mantiene miles de millones de dólares en negocios fluyendo entre Estados Unidos y su socio comercial más grande.

En abril, poco después de designar el inglés como el idioma oficial de Estados Unidos, Trump restauró una penalización –sacar a un conductor del camino– por violar una ley de Estados Unidos de larga data que requiere que los conductores de vehículos comerciales conozcan el idioma lo suficientemente bien como para leer señales de tráfico y comunicarse con funcionarios de Estados Unidos.

La orden desató una carrera en México, donde las empresas están tratando de enseñar a los conductores suficiente inglés para mantener vivos sus negocios.

Este año, según datos del Departamento de Transporte, los funcionarios reportaron más de 5,000 violaciones por parte de camioneros de México que no hablaban inglés suficiente, contra aproximadamente 240 en 2024.

“Tenemos que estudiar”, dijo un camionero, Luis Alberto Alvarado Machado, de 36 años. “Si no podemos manejar, todo se detiene”. Y si un conductor es declarado fuera de servicio más allá de las zonas comerciales a lo largo de la frontera Estados Unidos-México, ya no puede manejar hasta que satisfaga el mandato.

La administración Trump aumentó la presión aún más esta semana pasada, con el secretario de Estado Marco Rubio pausando todas las nuevas visas de trabajadores para conductores de camiones comerciales. “El número creciente de conductores extranjeros operando grandes camiones con remolque en las carreteras de Estados Unidos está poniendo en peligro vidas estadounidenses y socavando los medios de vida de los camioneros estadounidenses”, dijo.

La medida llegó días después de que el Departamento de Transporte anunciara una investigación sobre un accidente mortal en Florida que involucró a un conductor de camión de India quien las autoridades dijeron estaba en el país ilegalmente y no hablaba suficiente inglés.

Funcionarios mexicanos dijeron el viernes que no estaban preocupados por la pausa de visas de Rubio, diciendo que los camioneros mexicanos usaban una visa proporcionada bajo el acuerdo comercial de los países.

No obstante, las empresas mexicanas han estado corriendo para adaptarse. “Esta regla nos pone en una situación de emergencia”, dijo Israel Delgado Vallejo, quien posee una empresa de transporte basada en Tijuana, México. Agregó, sin embargo, “estamos a favor de la seguridad vial, y creemos que es necesaria”.

La escala del transporte de carga entre los países es enorme. El año pasado, según cifras del Gobierno de Estados Unidos, 5.9 millones de camiones cruzaron de México hacia Estados Unidos, más de 16 mil camiones por día.

La mitad de esos entraron sólo a través de Laredo, Texas –lo que significa que ningún lugar ha sentido el efecto de la orden de Trump más que al otro lado de la frontera en Nuevo Laredo, la capital camionera de México.

Se ha formado una industria casera de clases de inglés. Una sesión comenzó a las 8 a.m. el sábado pasado, con 17 camioneros de varias empresas tomando sus asientos para un curso intensivo de seis semanas. Durante cinco horas, los camioneros practicaron pronunciación, repasaron vocabulario de camiones y ensayaron intercambios con inspectores de carretera de Estados Unidos sobre destinos y carga.

En un escenario, los conductores se sentaron en un camión mientras una maestra, haciendo el papel de un funcionario de Estados Unidos, se acercaba –ordenando que se abriera la puerta, exigiendo una licencia de conducir y otros documentos. Pero un conductor, José Gómez, se tambaleó al español cuando le preguntaron dónde guardaba las señales de advertencia en el camión.

“Estaba nervioso”, dijo Gómez, de 43 años. “Imagínense tener un oficial frente a mí”.

Para los camioneros que hablaban poco o nada de inglés, o aquellos que han recibido advertencias recientes de funcionarios de Estados Unidos, las clases eran críticas. Antes, muchos habían dependido de señales con las manos, aplicaciones de traducción o las habilidades en español de un funcionario para salir adelante. “Y con tecnología como GPS, van y vienen sin ningún problema”, dijo Héctor Hinojosa, quien posee H&H Transport en Nuevo Laredo.

Ahora los camioneros temen que cada interacción, ya sea una parada de tráfico o una verificación en una estación de pesaje, sea un potencial examen de inglés. Dijeron que los oficiales de Policía Estatal también pueden probar su inglés, y que los oficiales en algunos estados, como Texas y Nuevo México, son más rigurosos que otros.

Una división del Departamento de Transporte recomienda que los funcionarios de Estados Unidos evalúen si un conductor puede responder preguntas en inglés sobre el origen o destino de su viaje, cuánto tiempo ha estado manejando, qué está transportando y si un camión es seguro.

El funcionario también puede interrogar al conductor sobre señales de carretera, dijo la división, agregando, “la explicación del conductor puede ser en cualquier idioma, siempre que el gerente sea capaz de entender la explicación del conductor”.

Cuando Jair Martínez, un camionero mexicano que envía mercancías de Nuevo Laredo a Laredo, cruzó a Texas hace dos meses, dijo, recibió una advertencia.

“Tropecé”, dijo, calificando su dominio del inglés como muy bajo. “No entendí mucho. Fueron nervios y presión de comenzar a escuchar sobre otros conductores B-1 que han sido penalizados o enviados de regreso”, agregó, refiriéndose a conductores con el mismo tipo de visa de negocios temporal.

Después de eso, Martínez, de 49 años, se inscribió en el curso de inglés. Mientras otras empresas pagaron por las clases de sus conductores, Martínez dijo que pagó la cuota de 80 dólares él mismo.

“Es preocupante”, dijo. “Somos huéspedes, lo que significa que tenemos ese privilegio de Estados Unidos de tener esa visa y trabajar. Estas son sus reglas, y tenemos que acatarlas, y tenemos que hacer nuestro mejor esfuerzo para comunicarnos”.

Mientras varios operadores de empresas de transporte mexicanas estaban a favor de la política de Trump si hacía las carreteras más seguras, algunos dijeron que la falta de inglés nunca había sido un problema antes. Muchos temían que no tuvieran un tiempo razonable para enseñar a sus conductores suficiente del idioma, lo que podría interrumpir los envíos en una industria ya con falta de personal.

“Aplaudo la medida”, dijo Juan Manuel Talamás, quien dirige una empresa de transporte en Ciudad Juárez, México. “Pero lo que no se ha hecho durante muchos años no se puede hacer de la noche a la mañana”.

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