El miércoles pasado tuvo lugar la visita del Secretario de Estado de Estados Unidos Marco Rubio a nuestro país. La visita se da en un contexto muy complicado en la relación bilateral de México con Estados Unidos. Durante seis años del gobierno de López Obrador, se descuidó por completo la política exterior de México, al grado de asegurar que “la mejor política exterior es una buena política interior”. En continuidad con su antecesor, la Presidenta Claudia Sheinbaum nombró a un abúlico e indolente como Canciller en la persona de Juan Ramón de la Fuente.

Desde la llega al poder del Presidente Trump (e incluso desde su campaña) se ha dedicado a golpear incesantemente a México por diversas razones. Sin embargo, más allá de las características subjetivas que pudieran tener los comentarios de Trump sobre nuestro país, lo que nadie puede negar es que México es sin duda un país donde no se respeta el Estado de Derecho, donde no se combate al crimen organizado, y además, donde los criminales tienen una enorme influencia con el gobierno actual.

Es decir, el gobierno de Estados Unidos ha comentado en diversas ocasiones (y a través de diversas personas) que el gobierno de México está penetrado por las organizaciones criminales. En pocas palabras, que en México tenemos un narcogobierno.

En lo personal, no creo que sea un tema que la Presidenta Sheinbaum haya promovido. Es más bien la herencia que le dejó López Obrador, al legarle diversos acuerdos con el crimen organizado que él mismo orquestó para conquistar el poder.

Ya he mencionado en este espacio diversos personajes vinculados a estas cuestiones: los gobernadores de Sinaloa y Tamaulipas, el Secretario de Educación Pública, y una serie de alcaldes y legisladores que actualmente, ni por error, se atreven a ir a Estados Unidos.

Según diversos reportajes de la prensa norteamericana, Trump habría autorizado a su jerarquía militar en el Departamento de Defensa (recientemente rebautizado como Departamento de Guerra) a combatir a las organizaciones criminales en Latinoamérica con la fuerza militar.

En este contexto, con una autorización militar para combatir a las organizaciones criminales en México, con un Trump cada vez más radical en su posición respecto a México, y con una serie de acusaciones que pesan sobre funcionarios del oficialismo de Morena respecto a presuntas investigaciones por vínculos con el narco, se dio la visita de Marco Rubio a Palacio Nacional.

En esos casos, al sostenerse pláticas del más alto nivel, es importante analizar lo que se dijo públicamente, pero especialmente, lo que no se dijo públicamente por Sheinbaum y Rubio respecto a ese encuentro.

Sheinbaum salió a decir que Marco Rubio había dicho que en México todo marchaba de maravilla. Eso no fue lo que dijo Rubio. Basta comparar las publicaciones de la prensa norteamericana y compararla con lo que se dice en las mañaneras para descubrir que no hay simetría en lo que se comunica.

Lo que Rubio dijo es que nunca se había colaborado tanto con México en el tema de seguridad hemisférica. Esto tiene diversas aristas. Primero, Rubio siempre fue un crítico del gobierno de López Obrador. Es más que evidente que durante el gobierno de López Obrador se suspendió la colaboración entre ambos países en materia de seguridad. Circulan diversas entrevistas y tweets expresados por el entonces Senador Rubio, criticando a López Obrador por su negligencia en los temas de seguridad, y su cercanía a los gobiernos autoritarios de Cuba y Nicaragua. Por tanto, decir que nunca se había colaborado tanto entre ambos países, debe verse desde esa óptica.

Segundo, es importante decir también que Rubio ha sido un enorme crítico de la política exterior del gobierno de Joe Biden. Por tanto, el comentario expresado por el Secretario de Estado norteamericano también lleva dos mensajes: el gobierno de Biden no colaboraba, pero ahora nosotros sí lo hacemos. Este mensaje es para el público norteamericano.

Tercero, Rubio es la cabeza de la diplomacia norteamericana. Es evidente que no podía venir como invitado a nuestro país y decir frente a Sheinbaum que las cosas en México están convertidas en un albañal. Nunca he visto un diplomático que diga eso aunque las cosas en los hechos así sean.

Es decir, el mensaje dado por Rubio fue sacado de contexto por el gobierno mexicano. Si de verdad Rubio hubiera expresado lo que el gobierno dice que expresó, simplemente la amenaza de los aranceles hubiera desaparecido. Pero es un fantasma que sigue presente.

Ahora bien, es importante manifestar que se dijo que colaborarían en temas de seguridad sin poner en riesgo la soberanía de nuestro país. Sin embargo, esta es una posición ambigua. Evidentemente no habrá presencia de tropas en México, pues la tecnología militar norteamericana ha avanzado tanto que ya ni siquiera se requieren personas. Existen drones, misiles, y toda clase de avances que pudiera emplearse tomando en cuenta lo que Trump instruyó a su Departamento de Guerra.

Por otro lado, lo que no se dijo es qué hará el gobierno mexicano en relación con los políticos de Morena vinculados al narcotráfico. Sin duda ese debe haber sido un tema que se tocó en el encuentro, pero que por obvias razones no se abordó públicamente.

La relación bilateral con Estados Unidos es sin duda la más importante para México. Sin embargo, a casi un año de haber asumido el poder, Sheinbaum no ha enviado un Embajador a Estados Unidos, pues sigue fungiendo como Embajador Esteban Moctezuma.

En el contexto donde no ha enviado a un Embajador propio, y habiéndose reunido con el Secretario de Estado de Estados Unidos, es evidente que Sheinbaum quiere tener una reunión con Trump. Sin embargo, Trump parece no tener interés en que ello ocurra. Quizá un poco de distancia con el obradorismo ayudaría a facilitar ese encuentro.

El gobierno mexicano debe dejar de improvisar en estos temas, pues a pesar de dicha reunión, la relación con Estados Unidos sigue siendo tensa. Considero urgente que la Presidenta Sheinbaum nombre a un Canciller capaz, con habilidad diplomática y conocimiento de la relación bilateral. Los amagos militares que ha hecho el gobierno norteamericano en las costas de Venezuela son también un mensaje para los demás países de la región, incluido México. Bien dice el dicho que, cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pongas las tuyas a remojar.

En relación con todo lo anterior, no estoy diciendo que México deba ponerse de tapete con el vecino del norte. Simplemente se debe ser extremadamente cuidadoso en esa relación, pues muchas cosas están en juego: inversión, tratado comercial, cooperación hemisférica, entre otras.

A partir del gobierno anterior, México perdió el liderazgo que tenía en el continente. Ahora, no creo que eso sea lo importante, sino establecer una relación más simétrica con los vecinos del norte. Como se dice comúnmente, ya no queremos queso sino salir de la ratonera.

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