El presidente Donald Trump se dispone a revelar sus aranceles más extensos hasta la fecha el miércoles por la tarde, cuando detallará gravámenes potencialmente punitivos sobre países de todo el mundo, incluidos los mayores socios comerciales de Estados Unidos.
Trump lleva meses prometiendo imponer lo que denomina aranceles “recíprocos”, que, según el presidente, corregirán años de comercio “injusto” en el que otros países han estado “estafando” a Estados Unidos.
“Ayudamos a todo el mundo, y ellos no nos ayudan”, dijo Trump el lunes.
Aún no está claro exactamente cómo planea estructurar los nuevos aranceles. La secretaria de prensa de la Casa Blanca dijo el martes por la tarde que Trump había decidido el camino a seguir y que los nuevos aranceles entrarían en vigor inmediatamente, pero que él y sus asesores comerciales seguían resolviendo los detalles.
El presidente ha hablado de basar un nuevo tipo arancelario para los países según los impuestos que ellos establezcan a los productos estadounidenses, así como otras prácticas comerciales que el equipo de Trump considere injustas.
Trump también ha considerado la posibilidad de imponer un arancel fijo del 20 por ciento a todos los socios comerciales. Un gravamen de este tipo estaría más dirigido a generar ingresos. Las estimaciones del Laboratorio Presupuestario de Yale, un centro de investigación, indican que unos aranceles de ese nivel costarían a los hogares estadounidenses entre 3400 y 4200 dólares anuales, dinero que el gobierno de Trump ha prometido canalizar hacia recortes fiscales.
Cualquiera de los dos planteamientos supondría una escalada significativa hacia una guerra comercial que Trump parece ansioso por desencadenar. Gobiernos de todo el mundo se han estado preparando para contraatacar si el presidente eleva los aranceles, aumentando la posibilidad de una batalla económica desestabilizadora que eleve los costos mientras Trump intenta forzar el regreso de las cadenas de suministro a Estados Unidos.
Los futuros bursátiles se desplomaron el miércoles antes del anuncio de los aranceles. El presidente ha desestimado en gran medida las preocupaciones de que sus aranceles —esencialmente un impuesto sobre las importaciones— puedan elevar los precios para los consumidores y las empresas estadounidenses o provocar represalias que perjudiquen a los agricultores y otros exportadores.
Trump ya ha impuesto varias tajadas importantes de aranceles, incluidos los que se aplican ampliamente a las importaciones procedentes de China, Canadá y México. También ha anunciado aranceles sobre los automóviles importados y sus piezas, que entrarán en vigor el jueves.
Estas medidas ya han elevado la tasa arancelaria promedio en Estados Unidos al 12 por ciento, el nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial, dijeron los analistas de Deutsche Bank Research en una nota el miércoles.
Añadieron que el anuncio de aranceles recíprocos el miércoles podría aumentar esa cifra hasta el 18 por ciento o más. Eso se acercaría a los niveles observados en Estados Unidos a principios de la década de 1930, tras la aprobación de la Ley Arancelaria Smoot-Hawley, que contribuyó a agravar la Gran Depresión.
“Cualquier anuncio que se haga hoy estará sujeto a negociación, pero es probable que el punto de partida marque una época”, escribió Jim Reid, de Deutsche Bank Research.
Algunos gobiernos han respondido reduciendo sus propios aranceles, mientras que otros han jurado tomar represalias.
Israel dijo el martes que cancelaría todos los aranceles restantes sobre las importaciones estadounidenses. A partir del lunes, Vietnam también redujo los aranceles sobre una serie de productos, como el gas natural licuado, el etanol, las piernas de pollo, las cerezas, la madera y los automóviles.
La medida pretende “mejorar la balanza comercial con los socios comerciales”, dijo Nguyen Quoc Hung, funcionario de alto rango del Ministerio de Finanzas de Vietnam, según un informe publicado en el periódico oficial del ministerio. El ministerio dijo que Estados Unidos llevaba muchos años preocupado por su déficit comercial con Vietnam.
Los gobiernos canadiense y chino ya han tomado represalias contra los anteriores aranceles de Trump con gravámenes propios. Gobiernos de Europa, México y otros países han dicho que están esperando a ver las medidas del miércoles antes de anunciar sus propias respuestas. Funcionarios europeos han discutido la posibilidad de imponer barreras comerciales a servicios, utilizando un arma comercial que se desarrolló en 2021. Esa herramienta podría permitir a Europa imponer restricciones o sanciones a empresas como Google, Meta o incluso bancos estadounidenses.
Está previsto que Trump anuncie sus medidas arancelarias a las 4 p. m. en una ceremonia en la Rosaleda de la Casa Blanca. Se espera que asistan el vicepresidente JD Vance y muchos miembros del gabinete, así como el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson; el líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, Steve Scalise; el líder de la mayoría en el Senado, John Thune, y otros.
El martes, Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, dijo que los aranceles entrarían en vigor inmediatamente después del anuncio.
“Estamos enfocados en restaurar la edad de oro de Estados Unidos y hacer de Estados Unidos una superpotencia manufacturera”, dijo Leavitt.
Trump argumenta que los aranceles animarán a las empresas a trasladar fábricas a Estados Unidos, y ha elogiado los anuncios de inversión de fabricantes de chips, fabricantes de automóviles y otros.
Pero los economistas afirman que, dado que los aranceles elevan los precios de los productos importados y los insumos para la fabricación, pueden ralentizar la economía. La perspectiva de aranceles ha avivado la agitación en los mercados bursátiles y entre las grandes empresas, que a menudo dependen de cadenas de suministro internacionales para obtener piezas y productos.
Los funcionarios del gobierno de Trump también han insistido en que las empresas extranjeras pagarán el costo de los aranceles por el privilegio de vender en el mercado estadounidense, pero tanto los economistas como los ejecutivos de las industrias afirman que es probable que los importadores trasladen parte del costo arancelario a los consumidores.
Los analistas de Goldman Sachs dijeron en una nota reciente que las expectativas de aranceles más elevados les habían hecho aumentar su pronóstico de inflación para finales de año, disminuir sus previsiones de crecimiento económico para 2025 y subir sus expectativas de desempleo para este año.
Ahora sitúan la probabilidad de una recesión en los próximos 12 meses en un 35 por ciento, frente al 20 por ciento anterior, dijeron. El cambio, añadieron, refleja “nuestra línea de base de crecimiento más baja, el fuerte deterioro reciente de la confianza de los hogares y las empresas, y las declaraciones de funcionarios de la Casa Blanca que indican una mayor disposición a tolerar la debilidad económica a corto plazo en pos de sus políticas”.
Satyam Panday, economista jefe para Estados Unidos y Canadá de S&P Global Ratings, dijo: “Si los fabricantes tienen que pagar más por sus insumos, lo más probable es que también aumenten los precios de los productos.” Añadió que eso era “presión inflacionista” acumulándose.
Muchas industrias también se han opuesto a los planes arancelarios. Michael Hanson, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Líderes de la Industria Minorista, que representa a los principales minoristas, dijo en un comunicado el martes que los estadounidenses “contaban con que el presidente Trump les ayudara a hacer la vida más asequible”.
Los estadounidenses están “nerviosos por el impacto que tendrán los aranceles en sus bolsillos”, dijo. “Los minoristas instan encarecidamente al presidente a que redoble las políticas de su primer mandato que están funcionando y renuncie a políticas que crean incertidumbre para las empresas y familias estadounidenses”.
Trump y sus partidarios han reconocido que podría haber cierto golpe para la economía y los consumidores a medida que se reorganicen las cadenas mundiales de suministro. El senador John Kennedy, republicano por Luisiana, dijo el martes que entendía lo que Trump pretendía lograr al utilizar los aranceles como garrote para traer de vuelta a Estados Unidos los empleos y las inversiones del sector manufacturero. Eso, dijo, sería un “positivo neto” a largo plazo.
“El corto plazo también importa”, añadió Kennedy durante una entrevista en Fox Business. “Es decir, simplemente importa. Y cualquiera que te diga que sabe cuál va a ser el impacto a corto plazo de estos aranceles en la economía ha sido educado en casa por alguien que bebe de día. Se lo están inventando. Simplemente, no lo saben, porque nunca hemos visto arancelesde este tipo en la historia moderna”.