La obligación legal de los gobernantes de informar a los ciudadanos sobre el estado que guarda la gestión respectiva ya sea que se refiera a la administración federal, estatal o municipal, ha quedado establecida en las leyes correspondientes.
Me centraré solamente en el caso estatal y municipal.
En lo que respecta al gobernador o gobernadora del estado, el Artículo 55 de la Constitución Política del Estado de Chihuahua, en su primer párrafo establece que “el Gobernador del Estado… presentará un informe por escrito en que manifieste el estado que guarda la administración pública a su cargo…”
En los párrafos subsecuentes, segundo al quinto, establece algunas directrices respecto a tiempos de presentación y periodos incluidos, comentarios generales por parte de los integrantes del Congreso y las facultades del Congreso para citar a titulares de las diversas dependencias a fin de informar sobre los asuntos inherentes a su encargo.
Respecto al municipio de Juárez, es el Artículo 19, párrafo primero del Código Municipal para el Estado de Chihuahua, el que establece la obligación al Ayuntamiento, de celebrar Sesión Solemne entre el dos y nueve de septiembre, para que el titular de la presidencia municipal rinda un informe detallado de su gestión administrativa. Igual que como lo marca la Constitución local, en los párrafos siguientes, señala pautas sobre la recepción y análisis de dicho informe.
No he visto hasta ahora, algún ordenamiento que establezca la realización de un acto masivo; es una práctica común bajo el argumento de dar mayor difusión, pero de ninguna manera es algo que establezca el marco jurídico local.
No es la primera vez que cuestiono la efectividad de los informes, debido a que no se da un ejercicio de análisis y retroalimentación de los datos que se comparten.
Para dar validez a estos datos, sería ideal contrastarlos con los planes de desarrollo que establecen los mismos gobiernos; comparar lo que se hace contra lo que se gasta. Otra manera de es confrontar los datos que dan los gobiernos con datos que generan otras instituciones (órganos autónomos –que cada vez son menos-, académicas o de la sociedad civil).
De otra manera, los informes no cumplen la función de ser un ejercicio real de rendición de cuentas, de transparencia o de medición confiable de los logros gubernamentales.
Pero los ciudadanos no solamente debemos analizar los datos de los informes, hay otra arista que también es debemos cuestionar y es el formato de la presentación de los mismos.
El pasado 7 de septiembre, se presentó el informe anual de la administración municipal; en un recinto que albergó (según notas y columnas de prensa) a quince mil personas. El evento se aderezó con la presentación de un grupo musical y finalizó con un espectáculo de luces, sonido y pirotecnia.
Como he dicho ya, hay ordenamientos jurídicos que establecen la obligación de presentar un informe; presentarlo ante multitudes pudiera tener la justificante de una difusión masiva, pero ¿en dónde dice que se haga en el marco de un programa musical? ¿qué suma un espectáculo de pirotecnia a la rendición de cuentas? ¿acaso una función de luces es demuestra la eficiencia o buena administración? ¿en qué abonan estas acciones a la transparencia? Y una pregunta por demás importante ¿cuánto costó a los juarenses la realización de este evento?
Porque más allá de todos estos accesorios no obligados en un informe gubernamental y que evidentemente no aportan nada a la rendición de cuentas, es necesario pensar en los recursos que se destinaron para este evento y que dejaron de utilizarse en resolver necesidades de los juarenses. Cualquier cantidad que haya costado, habría sido mejor destinarla a más luminarias, más pavimento, más parques rehabilitados, más señalética vial, y en general, a más y mejores servicios para los juarenses.
Los informes siempre han servido como pasarela de un sin número de figuras, algunas ya visibles y otras que se quieren hacer ver, pero ¿en qué momento se convirtieron en espectáculos públicos?
Por último, y no puedo omitir la comparación, vi el informe que presentó la presidenta Claudia Sheinbaum el 1 de septiembre. Ella, en su sobrio estilo, recurrió a un escenario sencillo, dos pantallas para proyectar imágenes de las acciones enunciadas, un pódium con el Escudo Nacional y atrás del pódium, la Bandera Mexicana colocada en un mástil.
Eso en cuanto a vestimenta del evento.
En cuanto a lo que se comunicó, solo bastaron los honores a la bandera y su mensaje ante menos de quinientos invitados. Un informe diametralmente opuesto al de la administración municipal juarense.