* El estudio, ganador de un «Ig Nobel», abre la pregunta incómoda: ¿y en México, cómo saldríamos en la foto?
Ciudad de México.– La corrupción engorda. Al menos esa es la hipótesis de un estudio que se volvió viral en Europa y Asia Central. El economista Pavlo R. Blavatskyy analizó las caras y complexiones de 299 ministros en 15 países post-soviéticos y descubrió una correlación insólita: los gobiernos con funcionarios de mayor índice de masa corporal (BMI) también estaban entre los más corruptos.
El patrón fue claro: Estonia y Lituania, con ministros delgados, resultaron entre los menos corruptos; mientras que Kazajistán, Ucrania, Uzbekistán y Turkmenistán, con ministros más obesos, lideraron el ranking de la tranza. La idea detrás de la investigación es lo que Blavatskyy llama la “teoría hedonista de la corrupción”: cuando hay excesos de banquetes, lujos y privilegios, también se nota en la cintura.
El hallazgo fue tan curioso que en 2021 se llevó el premio «Ig Nobel de Economía», galardón que celebra la ciencia más extravagante pero con fondo serio. Y aunque los expertos recuerdan que correlación no significa causalidad, la conclusión deja un sabor de boca incómodo: la báscula también puede ser un espejo político.
La pregunta inevitable salta para México: si aplicáramos este método aquí, ¿los kilitos de más de algunos políticos serían sólo anécdota… o una pista del tamaño de la corrupción?