San Diego– Los políticos de Estados Unidos tienden a abusar de la palabra “crisis”. Algunos insisten en que hay una crisis a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México. Los defensores de la salud pública advierten de una crisis sanitaria. A través del abuso ejecutivo, el presidente Donald Trump podría estar forzando una crisis constitucional. Y desde hace tiempo se nos dice que hay una crisis en nuestras escuelas.
¿Sabes qué está en crisis? El periodismo estadounidense. Parte de eso es por nuestra culpa. Mis colegas y yo cometimos muchos errores al cubrir el primer mandato de Trump. Entramos en la arena. Llevamos nuestros sesgos en las mangas.
The New York Times incluso publicó un artículo de opinión anónimo criticando a Trump. Eso es un error.
Una vez que aquellos de nosotros que no éramos fans de Trump decidimos que él era una amenaza para la República, fue fácil convencernos de que el fin justificaba los medios. No es así.
Ahora en Trump II, el presidente también está empeñado en congelar a sus críticos y negar el acceso a aquellas agencias de noticias que él cree lo trataron injustamente en el pasado.
Los periodistas preferirían cubrir las noticias en lugar de ser las noticias. No hay tal suerte.
Está la historia sobre la Casa Blanca de Trump prohibiendo a la Associated Press cubrir directamente los eventos presidenciales hasta que la AP acceda a cambiar su manual de estilo para que el Golfo de México sea en adelante referido como el “Golfo de América”. La AP demandó, alegando que la prohibición es una represalia por la cobertura crítica de la administración Trump y que viola la Primera Enmienda.
El juez del Distrito de Estados Unidos Trevor McFadden se negó esta semana a restaurar temporalmente el acceso de la AP al POTUS, diciendo que no estaba convencido de que la agencia de noticias hubiera sufrido un “daño irreparable” debido a la prohibición. McFadden programó una audiencia para el 20 de marzo para escuchar argumentos en respuesta a la solicitud de la AP de una medida cautelar preliminar.
Y ese altercado fue solo un aperitivo.
También está ese ataque frontal de la Casa Blanca, que declaró que solo ella “determinará” qué medios de comunicación pueden cubrir a Trump de cerca en eventos de la Casa Blanca o en el Air Force One. Durante más de un siglo, la tradición ha sido que un grupo de organizaciones de noticias elegidas independientemente van donde va el jefe ejecutivo. Ya no más.
Trump no es el primer presidente en hacer una jugada como esta, intentando controlar la cobertura de noticias decidiendo qué periodistas obtienen acceso y cuáles quedan excluidos. Aquí, Trump podría estar en terreno firme. Cualquier Casa Blanca tiene el poder de tomar decisiones sobre la cobertura.
Los demócratas lo saben. Los ex presidentes Bill Clinton, Barack Obama y Joe Biden, todos intentaron aislar a los reporteros que pensaban que eran injustos con ellos. Irónicamente, hasta ahora, Trump ha hecho de la accesibilidad a los medios uno de los sellos distintivos de sus primeras semanas en el cargo. Debería dejar de intentar elegir a los árbitros y concentrarse en jugar mejor el juego.
Claramente, Trump y otros miembros de su administración tienen largas memorias sobre lo mal que fueron tratados la primera vez. Así que ahora están en pie de guerra con los medios.
Esto no es noticia. De hecho, era totalmente previsible. Primero, la Casa Blanca de Trump fue tras la fuerza laboral federal. Luego, desestimó la autoridad de supervisión del Poder Judicial.
Ahora, el caos ha llegado a nuestra puerta.
En MSNBC y NBC News, parece que el camino más seguro hacia la línea de desempleo es ser crítico con Trump.
El veterano periodista Lester Holt está renunciando como presentador de NBC Nightly News, y Joy Reid perdió su trabajo como presentadora en MSNBC. Rachel Maddow, la estrella más brillante de MSNBC, usó parte de uno de sus programas esta semana para criticar duramente a la dirección de la cadena por dejar ir a Reid.
Mientras tanto, en The Washington Post –mi antiguo empleador durante 24 años– el propietario Jeff Bezos anunció esta semana un cambio importante en la sección de opinión del periódico. Bezos dijo que el periódico abogará por “libertades personales y mercados libres” y no se molestará en publicar diferentes puntos de vista sobre esos temas.
Esto puede ayudar a mantener a The Post, y a Bezos, sin problemas con Trump. Pero no es lo que se supone que deben hacer los periódicos. Nuestro trabajo es hacer que los poderosos rindan cuentas, explicar un mundo complicado y presentar a los lectores una variedad de opiniones. Así es como solía ser.
Los medios pueden perder esta batalla, pero no tienen que rendirse tan rápido. Es hora de mostrar algo de valentía, amigos. Siempre hay otro trabajo. Pero, una vez que pierdes tu alma, eso no es tan fácil de reemplazar.