El timing del sistema político mexicano es una de las pocas cosas que no han cambiado. Para los politólogos, un sexenio se divide en tres partes: el arranque, que son los primeros dos años; la consolidación, que abarca los dos años intermedios; y la salida, que dura apenas un año, porque, como todos saben, el último año el gobernante pierde la mayor parte del poder.
Con el tercer informe de gobierno de la gobernadora Maru Campos, llegamos a la cresta del poder político. Si hay un momento en el que tendrá mayor poder, es ahora; pero, de aquí en adelante, irá disminuyendo paulatinamente, aunque en una aceleración gradual, hasta perder todo el poder.
Los retos inalcanzables del Estado de Chihuahua siguen siendo los mismos: seguridad, agua, educación y salud. Mucho se hace, pero falta mucho; es el cuento de nunca acabar. Estos y otros problemas regionales consumen el esfuerzo del gobierno estatal, pero las cuestiones político-electorales también están en la agenda.
La elección de personas juzgadoras será el gran reto electoral de este año. Es ingenuo pensar que los partidos políticos se quedarán al margen. Ya en este momento hay una candente guerra legislativa entre Morena y el PAN, cada uno con sus aliados, para determinar los nombres de quienes aparecerán en las boletas electorales.
Esta elección deja minúsculo el adjetivo de atípica. El proceso de elección de jueces por voto popular es inédito; es un auténtico experimento político y fue elegido para marcar el arranque del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum. La sacudida al sistema judicial será recordada en los libros de historia, para bien o para mal.
La estrategia mediática de la renovación de jueces funcionó para mantener a la opinión pública nacional entretenida hasta el 20 de enero de 2025, el día que tomó protesta Donald Trump y puso de cabeza al Gobierno Federal. Trump tiene al planeta en sus manos y a México en la bolsa.
Trump marca la agenda de la opinión pública ahora y lo seguirá haciendo durante cuatro largos años, así que la Cuarta Transformación debe adaptarse a este nuevo escenario, pasando, de ser guionista, a reaccionar cada vez que Donald Trump lance sus ataques. Hasta ahora, la respuesta ha sido la de siempre: México cede cada vez que Estados Unidos lo exige, como ha sucedido en las últimas siete décadas. Sin embargo, ante la opinión pública nacional, el discurso del nacionalismo ha servido como remanso de legitimidad.
Ante este escenario, Chihuahua se enfrenta este año a los primeros comicios para elegir a jueces y magistrados, lo que seguramente será un termómetro para los grupos que se apuntan para el 2027. En el PAN, la operación política la encabeza, por supuesto, el equipo de la gobernadora. Juntos, pero no revueltos, le siguen Marco Bonilla, aspirante a la gubernatura y alcalde de Chihuahua; Jesús Valenciano, alcalde de Delicias; y el Fiscal General, César Jáuregui, ya muy encarrilado por la alcaldía de la capital. En estos grupos descansa la operación político-electoral.
Por otro lado, está Morena, con todos los pronósticos a favor. Si hoy fueran las elecciones, ganaría Morena en Chihuahua, así de fácil. Pero, como dicen en el rancho, «del plato a la boca se cae la sopa». Así que aquí tenemos tres grupos políticos fuertes. El primero, sin duda, es el alcalde juarense Cruz Pérez Cuéllar, quien tiene el bastión de Morena en el estado y trabajo político en los 67 municipios, sin duda, es el adversario a vencer por su capacidad de operación. Por otro lado, está la nueva dupla de senadores, Andrea Chávez y Juan Carlos Loera, que han pactado una alianza para el 2027. Todavía ni tienen el pastel y ya se lo han dividido: el estado para Chávez y Juárez para Loera. La apuesta es que desde el centro del país llegue la bendición para que esto suceda; para lo cual, solamente hace falta darle vuelta a la tuerca de las cuotas de género. En tercer lugar, está Mayra Chávez, la superdelegada de la Secretaría del Bienestar, que es la joya de la corona en la Cuarta Transformación.
Cada grupo político hará su tarea para impulsar a jueces y magistrados en todo el estado, como ejercicio de calentamiento para el 2027. Esto adelantará el *timing* político en Chihuahua, lo que acelera la decisión de la gobernadora para el cierre de su gestión. En estos tiempos de estridencia, es más importante planear la salida que la llegada. Entonces, en el 2026 vendrán momentos de la mayor turbulencia, así que el final cada vez se ve más cercano. Y, como dijo un viejo torero, «no es como se inicia, es como se termina».