El gobierno de Donald Trump planea aceptar un lujoso avión Boeing 747-8 como donación de la familia real catarí que será modernizado para servir como Air Force One, lo que lo convertiría en uno de los mayores regalos extranjeros jamás recibidos por el gobierno de Estados Unidos, dijeron varios funcionarios estadounidenses con conocimiento del asunto.

El avión se donaría después a la biblioteca presidencial del presidente Trump cuando este dejara el cargo, dijeron dos altos funcionarios. Tal regalo plantea la posibilidad de que Trump pueda utilizar el avión incluso después de que termine su presidencia.

Trump confirmó el hecho de que prevé recibir el avión en una publicación en las redes sociales el domingo por la noche, tras un día de controversia en el que incluso algunos republicanos cuestionaron en privado la sensatez del plan. Trump sugirió que los demócratas eran “perdedores” por cuestionar la ética de la medida.

“Así que el hecho de que el Departamento de Defensa reciba un REGALO, SIN CARGO, de un avión 747 para sustituir temporalmente al Air Force One, de 40 años de antigüedad, en una transacción muy pública y transparente, molesta tanto a los Demócratas Corruptos que insisten en que paguemos, AL PRECIO MÁS ALTO, por el avión”, escribió Trump. “¡Cualquiera puede hacer eso! ¡Los demócratas son unos Perdedores de Primera Clase!”

Aunque un funcionario catarí describió la propuesta como todavía en discusión y la Casa Blanca afirmó que los regalos que aceptara se harían en pleno cumplimiento de la ley, los legisladores demócratas y los grupos de buen gobierno expresaron su indignación por los importantes problemas éticos que planteaba el plan. Citaron la intersección de los deberes oficiales de Trump con sus intereses empresariales en Medio Oriente, el inmenso valor del lujoso avión y la suposición de que Trump dispondría de él tras dejar el cargo. Nuevo, un Boeing 747-8 comercial cuesta unos 400 millones de dólares.

“Incluso en una presidencia definida por la estafa, esta acción es impactante”, dijo Robert Weissman, copresidente de Public Citizen, una organización de defensa de los consumidores. “Deja claro que la política exterior estadounidense bajo Donald Trump está en venta”.

El avión privado de Trump, conocido como Trump Force One, es un viejo avión 757 que voló por primera vez a principios de la década de 1990 y que luego utilizó el cofundador de Microsoft Paul Allen. Trump lo compró en 2011. El avión catarí, si Trump continuara usándolo tras dejar el cargo, le proporcionaría un avión sustancialmente más nuevo para su uso personal.

ABC News informó el domingo por la mañana de que el regalo del avión iba a anunciarse en los próximos días, mientras Trump realizaba el primer viaje prolongado al extranjero de su presidencia a tres naciones de Medio Oriente, entre ellas Catar. El plan satisfaría el deseo del presidente de disponer de un nuevo Air Force One, tras repetidos retrasos relacionados con un contrato gubernamental con Boeing para la adquisición de dos nuevos aviones con ese fin.

En una declaración, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo: “Cualquier regalo ofrecido por un gobierno extranjero se acepta siempre en pleno cumplimiento de todas las leyes aplicables. El gobierno de Trump está comprometido con la plena transparencia”.

Un acuerdo para que el gobierno acepte el avión de lujo y lo ceda en última instancia a la biblioteca de Trump sería el ejemplo más claro hasta ahora de cómo él ha entrelazado aún más sus negocios personales y presidenciales en su segundo mandato. Mientras que Trump se enfrentó a críticas durante su primer mandato por la forma en que sus propiedades recaudaban dinero del gobierno, los últimos cuatro meses han incluido una avalancha de acuerdos en torno a una empresa de criptomoneda que ha borrado normas presidenciales centenarias.

Mientras que dos funcionarios estadounidenses de alto rango dijeron que el avión se aceptaría como regalo para uso del gobierno, Ali Al-Ansari, vocero del gobierno catarí, dijo que los informes sobre el ofrecimiento del avión “durante la próxima visita del presidente Trump son inexactos”.

Añadió: “El Ministerio de Defensa de Catar y el Departamento de Defensa de Estados Unidos están estudiando actualmente la posible cesión de un avión para su uso temporal como Air Force One, pero el asunto sigue siendo examinado por los respectivos departamentos jurídicos y no se ha tomado ninguna decisión”.

Un funcionario de la Casa Blanca se hizo eco de que el avión no sería presentado ni aceptado esta semana. El Departamento de Justicia y el Departamento de Defensa no hicieron comentarios.

Trump visitó el 747 de propiedad catarí, que tiene poco más de una década, mientras estaba estacionado en el aeropuerto internacional de Palm Beach en febrero. The New York Times informó entonces de que el avión se estaba considerando como un posible nuevo Air Force One.

Un funcionario de alto rango del gobierno estadounidense dijo que el Departamento de Defensa había determinado que podía aceptar el avión. Dos personas familiarizadas con la redacción de un análisis realizado por la oficina del abogado de la Casa Blanca, David Warrington, y la fiscal general, Pam Bondi, cuyo trabajo anterior como cabildera incluía a Catar como cliente, afirmaron haber determinado que estaría dentro de lo legal que la biblioteca de Trump recibiera el avión. Las dos personas hablaron bajo condición de anonimato para discutir unos planes que aún no se han anunciado públicamente.

Se espera que el avión que donaría Catar sea reacondicionado por un contratista militar llamado L3Harris, en Texas, y que el trabajo pueda comenzar una vez que el gobierno apruebe cómo se adquiere el avión, dijo uno de los funcionarios de alto rango. Suponiendo que el traspaso del avión siga adelante, se espera que se termine de equipar con capacidades militares a finales de año, añadió el funcionario, lo que permitiría a Trump utilizarlo mientras esté en el cargo.

La situación del contrato previsto con L3Harris no estaba clara de inmediato.

Un funcionario del Departamento de Defensa dijo el domingo que la Fuerza Aérea aún no ha llegado a ningún acuerdo sobre un contrato para reacondicionar el 747 catarí a fin de realizar las mejoras de seguridad y las modificaciones necesarias para un AF1, y que la Fuerza Aérea no podría hacerlo legalmente hasta que realmente tomara posesión del avión.

Suponiendo que eso ocurriera, dijo el funcionario, aún se necesitaría un largo periodo de tiempo para completar el contrato y, lo que es más importante, para hacer las modificaciones reales que correspondan a una actualización completa del Air Force One.

“Estamos hablando de años, no de meses”, dijo el funcionario del Departamento de Defensa, hablando bajo condición de anonimato para discutir detalles sensibles sobre un futuro Air Force One.

Otros conocedores del proyecto han sugerido que el avión catarí podría ser una versión más modificada del Air Force One y, por tanto, podría construirse más rápidamente.

Desde poco después de su elección, Trump se ha sentido frustrado por los excesos presupuestarios y los retrasos de los dos nuevos aviones Air Force One que Boeing debe entregar por contrato al gobierno federal. Los dos Air Force One actuales tienen más de 30 años y necesitan revisiones frecuentes, que a veces duran meses.

Trump renegoció el contrato de los aviones en su primer mandato, y ha querido volar en ellos mientras esté en el cargo actual.

En toda la Casa Blanca, los funcionarios se han quejado repetidamente de los retrasos de Boeing.

Trump pidió a Elon Musk, el multimillonario director ejecutivo de SpaceX, que encontrara la manera de acelerar la entrega de los aviones. Musk había insistido en que uno de los aviones podría entregarse en el plazo de un año.

Una opción que funcionarios de la empresa y Musk habían discutido era rebajar los requisitos de autorización de seguridad para quienes trabajaran en partes del avión que no estuvieran relacionadas con las partes más seguras de un avión Air Force One. No está claro adónde condujeron esas conversaciones.

Algunas personas implicadas en el desarrollo de un avión que pudiera sobrevivir a las consecuencias de un ataque nuclear, así como evitar algunos ataques con misiles, han dicho que el plazo previsto por Musk no es realista.

Pero el gobierno de Trump consideró la adquisición de un avión de propiedad catarí como una posible alternativa a la espera de los otros dos aviones de Boeing, y una posible motivación para que la empresa actúe con mayor rapidez.

El modelo que utiliza el gobierno para abordar las cuestiones éticas que plantea la donación, dijo uno de los funcionarios, es el que siguió la biblioteca presidencial del presidente Ronald Reagan cuando recibió el Air Force One en el que él había volado, después de que este fuera retirado de uso. Pero en aquel momento, Reagan no utilizó el avión para volar. Se instaló en la parte museística de su biblioteca.

Otra persona con conocimiento de las gestiones para adquirir el avión dijo que, en un principio, los cataríes habían hablado de donarlo inmediatamente a la biblioteca de Trump, y que este lo utilizaría mientras ocupara el cargo. Pero los abogados del gobierno dijeron que eso violaría la cláusula de emolumentos de la Constitución, dijo la persona, que prohíbe a los funcionarios federales aceptar beneficios financieros de gobiernos extranjeros sin la aprobación del Congreso.

Si el plan sale adelante, es casi seguro que reavivará esas preocupaciones. En 2021, la Corte Suprema se negó a pronunciarse sobre cuestiones similares. En enero, anuló las sentencias de tribunales inferiores en casos en los que se acusaba a Trump de violar la cláusula en su primer mandato, puesto que ya no estaba en funciones.

Un vocero del grupo de vigilancia gubernamental Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington, que lo demandó por lo que describió como violaciones de la cláusula de emolumentos durante su primer mandato, dijo que la aceptación del avión por parte del presidente plantearía una serie de cuestiones éticas mucho más allá de si violaba la Constitución, en parte porque podría seguir utilizándolo después de dejar el cargo.

“Es difícil considerar que sea una coincidencia que la empresa de Trump acabe de anunciar un nuevo complejo de golf en Catar, al parecer asociado con una empresa propiedad del gobierno del país, y que pronto se reúna con funcionarios cataríes de alto rango en un viaje a Medio Oriente que también incluye reuniones con jefes de Estado de otros dos países en los que tiene promociones inmobiliarias”, dijo el portavoz, Jordan Libowitz, en un comunicado.

“En este momento, es imposible distinguir entre las decisiones tomadas por la Casa Blanca por el bien del país y por el bien de la Organización Trump”, añadió.

El supuesto acuerdo también suscitó duras críticas de los demócratas.

El senador Adam Schiff de California, quien como miembro de la Cámara de Representantes dirigió el primer proceso de juicio político contra Trump, arremetió contra el plan. “La corrupción es descarada”, escribió Schiff en las redes sociales.

El representante Jamie Raskin, de Maryland, criticó el regalo en las redes sociales, afirmando que el presidente debe solicitar primero el consentimiento del Congreso.

“La Constitución es perfectamente clara: ningún regalo ‘de ningún tipo’ de un Estado extranjero sin permiso del Congreso”, escribió.

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