Hay que recordar que, en días anteriores, el pronóstico de una semana llena de lluvias nos había quedado a deber, los chaparrones pronosticados resultaron ser “chispeadas” en algunas partes de la ciudad, el calor era más insoportable que de costumbre y en plena temporada del monzón mexicano, Juárez parecía no participar. Sin embargo, en la madrugada del miércoles la lluvia al fin decidió ceder, pero de qué manera, y aunque agradecemos por el agua, también uno lamenta los estragos que causan las cada vez más comunes inundaciones.

Y es que en los últimos años pareciera que no existir un punto medio, de un día a otro pasamos de un verano infernal a unas lluvias torrenciales que alivian la sequía, pero sobrepasan las capacidades pluviales de nuestra ciudad, causando los estragos de siempre, inundaciones que paralizan las vialidades de Juárez, que colapsan el alcantarillado y que a veces se internan en nuestros hogares, pareciera que de una manera u otra estamos condenados a sufrir en esta ciudad, por la falta de lluvia o el exceso de la misma.

Entonces, ¿Debemos renegar por tanta agua? No hay que olvidar que las lluvias son importantes, porque más allá de refrescar la tarde las precipitaciones ayudan a mantener el ecosistema, importan para embellecer a la ciudad pues reverdecen la poca vegetación que tenemos y la aumentan, regulan la temperatura la cual cada vez es más difícil de afrontar, pero quizá lo más importante es que las lluvias recargan nuestras fuentes de abastecimiento de agua, las acequias, el Río, las cuencas subterráneas, que cada vez cuentan con menos agua, sin la cual simplemente no podemos existir en esta y en cualquier ciudad.

Pareciera que solo queda tolerar las inundaciones y sus efectos, afortunadamente, aunque no existe control de la intensidad de las lluvias que ocurren ni su periodicidad, lo que si tenemos es la posibilidad de encausarlas y sobre todo aprovecharlas, más cuando hablamos de un recurso tan limitado y por ende valioso en esta ciudad, el agua. Para ello necesitamos infraestructura que no solo exista para evitar las inundaciones que es un aspecto primario e importante sino también comenzar a aprovecharla para el consumo de la ciudadanía a la cual se limita cada vez más.

Lo anterior resulta por que irónicamente de tanta agua que llega realmente muy poca puede ser utilizada por los juarenses, en su mayor parte el agua se desperdicia porque al no tener una adecuada filtración termina evaporándose, creando nubes que se van de esta ciudad. Por eso los sistemas de captación son necesarios, más allá de los diques, porque de esta manera mitigamos los principales problemas que tenemos, sequías y a su vez las inundaciones. Simplemente ya no podemos darnos el lujo de que la poca agua que llega se vaya.

Hablar de infraestructura suena caro, y en los temas hídricos parece hablar de millones, pero no en este caso. Curiosamente un tema recurrente por este autor y muchos otros vuelve a surgir, plantar árboles solucionaría este problema y muchos más, estos son capaces de mitigar las sequías aportando humedad al ambiente, a su vez nos ayudan a una captación natural y eficiente del agua, evitando las inundaciones. Todos sufrimos por las sequías e inundaciones y si queremos que esto cambie debemos comenzar a construir una ciudad más habitable. Un Juárez verde.

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