Chihuahua.- Chihuahua, una ciudad que guarda en su suelo las huellas de la historia, ha sido testigo de momentos cruciales que no solo forjaron su identidad, sino que también desempeñaron un papel esencial en la historia de México.

En un acto de justicia y reconocimiento, el alcalde de Chihuahua, Marco Bonilla, expresó su orgullo al ser partícipe de un día verdaderamente histórico para la capital, la ratificación oficial de Chihuahua como Ciudad Heroica.

Durante su discurso, Bonilla destacó el significado profundo de la palabra “patria”, una palabra que se utiliza frecuentemente, pero cuyo verdadero peso a veces pasa desapercibido.

“Patria significa, sencillamente, la tierra de los padres, la tierra de los ancestros; el lugar donde cada persona, cada pueblo y cada sociedad encuentra sus raíces, su origen y su identidad”, afirmó el alcalde, subrayando el lazo indisoluble que une a los chihuahuenses con su tierra.

Los chihua­huenses, orgullosos de su tierra árida pero fértil en coraje, siempre han sido personas profundamente apegadas a su patria. “Somos la gente del desierto; la gente valiente, noble, leal y trabajadora”, dijo Bonilla, refiriéndose a la capacidad del pueblo para encontrar oportunidades incluso en las circunstancias más difíciles.

En reconocimiento a su valiente resistencia, la Asociación Nacional de Cronistas de Comunidades y Ciudades Mexicanas otorgó a Chihuahua el título de Ciudad Heroica, una distinción que honra el coraje de sus habitantes y su contribución fundamental en la defensa de la libertad.

Bonilla, al recibir esta ratificación, destacó que este reconocimiento no solo rinde homenaje a un capítulo de la historia, sino también a todos los chihuahuenses que han defendido a su patria, desde los héroes de 1866 hasta las generaciones actuales.

Con la declaratoria oficial de Ciudad Heroica y el reconocimiento de la Asociación Nacional de Cronistas, Chihuahua no solo reafirma su valor histórico, sino también su compromiso con el futuro, demostrando que, gracias a su gente, la ciudad siempre será grande, heroica y un símbolo de la lucha por la libertad y la soberanía de México.

Declaratoria oficial

A lo largo de su historia, Chihuahua ha enfrentado adversidades, desde las duras condiciones del clima desértico hasta los retos derivados de momentos históricos trascendentales, como la Revolución Mexicana. En ese contexto, el pueblo chihuahuense se alzó en defensa de la libertad, aportando recursos y vidas para luchar por la justicia y la soberanía del país.

Chihuahua, tierra de memorias vivas, es un símbolo de la valentía y el orgullo de un pueblo que, a lo largo de los años, ha sabido anclar su identidad en la lucha por la libertad y la dignidad, la cual fue reconocida como Ciudad Heroica. En sus plazas, calles y torres resuena el eco de los héroes que dieron todo por el ideal de una nación soberana, y sus tierras guardan, en cada rincón, el legado de un pueblo indomable.

La ciudad ha sido cuna de valentía, escenario de momentos trascendentales que marcaron la historia de México, y uno de esos momentos fue el 25 de marzo de 1866, cuando la ciudad se levantó como un bastión de la República.

Ese día no fue simplemente un episodio bélico; fue el clamor de un pueblo que no se inclinó ante el invasor, que no cedió ante la opresión y que, con dignidad y valentía, recuperó su libertad.

En esos días, la patria herida pero firme se levantó con el temple de sus hijos. Desde el norte, el presidente Benito Juárez encomendó al general Luis Terrazas Fuentes la misión de recuperar Chihuahua, que había caído bajo el dominio del imperio de Maximiliano.

Al llamado de la patria, el pueblo de Chihuahua respondió con coraje y determinación. Surgieron fuerzas de todos los rincones del estado, desde los jinetes armados por voluntad propia hasta los batallones formados con el valor de los libres. Artilleros, con pólvora y fuego, tejieron el destino de la nación, luchando con pasión por la libertad.

El combate fue feroz, la Catedral de Chihuahua, símbolo espiritual y orgullo de la ciudad, se convirtió en bastión del enemigo. Sin embargo, desde el corazón del pueblo, precisamente desde el Parque Lerdo, entonces conocido como el Jardín El Porvenir, un cañón libertador rompió el aire, y un estruendo sacudió la ciudad. La campana mayor de la Catedral, símbolo del espíritu del pueblo, resonó con el tañido sagrado que anunciaba la victoria: los imperialistas, abatidos, ya no podían sostener su dominio. Ese estruendo fue el preludio de la redención y el retorno de la República.

Con sangre y esperanza, Chihuahua recuperó su dignidad y ofreció a la patria el acto de redención que la nación necesitaba. El presidente Benito Juárez regresó a esta ciudad, y desde aquí, Chihuahua se convirtió en el punto de partida para la restauración de la soberanía de México.

Hoy, aquella campana sigue colgando de la torre de la Catedral, como testigo mudo de la historia y de un valor que se convirtió en victoria.

Reconocer a Chihuahua como Ciudad Heroica no solo es honrar un capítulo glorioso de nuestra historia, sino también rendir homenaje a todos los hombres y mujeres, conocidos y anónimos, que supieron amar a México más que a su propia vida. Esta distinción es un compromiso con la memoria, con la verdad y con la transmisión de esta historia a las nuevas generaciones, como una antorcha que nunca se apaga.

Honor a los héroes del 25 de marzo y a Chihuahua, bastión de la república, esa tierra que escribió su historia con el fuego de la dignidad. Luis Terrazas y los hombres y mujeres de Chihuahua arrebataron la capital de las garras del invasor, demostrando la fe de un pueblo que prefirió la lucha a la sumisión. Chihuahua no fue solo un escenario de guerra, fue un lugar donde el destino de la nación se forjó con la valentía de su gente.

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