Con una Catedral ocupada por cientos de fieles desde las primeras horas del domingo, el obispo de la Diócesis de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres Campos, presidió la Misa de Pascua y dirigió un mensaje a la comunidad católica con motivo de la Resurrección del Señor.
En su mensaje, llamó a vivir este tiempo como una etapa de renovación interior, testimonio activo y esperanza compartida, en el marco del Año Jubilar que vive la Iglesia bajo el lema “Peregrinos de la Esperanza”.
Desde el presbiterio adornado con flores blancas y el cirio pascual encendido, Torres Campos recordó la proclamación evangélica: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado”.
Mencionó que la Pascua no es una conmemoración simbólica, sino una certeza que acompaña al pueblo creyente en todas las circunstancias de la vida.
Señaló que Cristo resucitó para incorporar a los fieles en su victoria, y no para permanecer solo, como lo ha expresado el Papa Francisco en distintos mensajes.
Durante la celebración litúrgica, se proclamaron pasajes del libro de los Hechos de los Apóstoles, la carta de san Pablo a los colosenses y el Evangelio según san Juan.
En este último se narra cómo María Magdalena acudió al sepulcro en la madrugada y encontró la piedra removida. Corrió a avisar a Pedro y a Juan, quienes también se dirigieron al sepulcro.
Actitud del creyente
El obispo explicó que ese gesto de búsqueda y movimiento debe marcar la actitud del creyente, que no permanece inmóvil ni indiferente, sino que sale al encuentro de Cristo vivo.
Al continuar con la homilía, reflexionó sobre el llamado a ver y creer, como lo hicieron los discípulos al entrar al sepulcro.
Mencionó que ver implica tener un encuentro real con Jesús, y que creer significa asumir con firmeza la fe en su presencia resucitada. Según explicó, esta fe no debe permanecer como una idea interna, sino expresarse en la vida diaria, en la familia, en el trabajo y en el compromiso con la comunidad.
Durante la misa, el obispo roció agua bendita sobre los asistentes, al tiempo que se pronunciaron las invocaciones tradicionales de la liturgia pascual.
Se recordó que el agua es signo de libertad para quienes viven en cautiverio, de justicia para los oprimidos y de unión con el Cuerpo de Cristo para toda la Iglesia.
La renovación de las promesas bautismales marcó uno de los momentos centrales de la celebración.
Oran por el Papa Francisco
La liturgia incluyó también la proclamación del símbolo de los apóstoles, recitado por toda la asamblea, y una oración universal en la que se pidió por el Papa Francisco, el obispo Torres Campos, los habitantes de Ciudad Juárez, las personas en situación de pobreza, enfermedad o exclusión, así como por la construcción de una sociedad reconciliada, con justicia y paz.
En el mensaje final, el obispo hizo referencia a los conflictos armados en distintas regiones del mundo, incluyendo Medio Oriente, África y Europa del Este, así como a la situación que enfrenta México.
Pidió que la esperanza en Cristo Resucitado anime la transformación de la sociedad, y convocó a los fieles a convertirse en mensajeros de reconciliación y unidad, a través de su testimonio de vida.
La jornada concluyó con un llamado a asumir la Pascua como un impulso para renovar la fe, fortalecer la caridad y caminar como Iglesia hacia la esperanza.