Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno federal, aseveró en la conferencia de prensa matutina del pasado martes que “se sabe que a veces entregaban cenizas que no correspondían a los familiares y en muchas ocasiones no eran de restos humanos, sino de animales”, en relación al hallazgo de 386 cadáveres en un crematorio disfuncional en Juárez.
La declaración fue en una conferencia con alcance nacional, sin dar a conocer el origen de la información, y la Fiscalía General de Chihuahua omitió responder si ese fue el parte que se le dio desde el estado a la Federación. No obstante, desde el inicio de las indagatorias las autoridades estatales no han mencionado ni una vez la posibilidad de restos animales entre los cremados y entregados a las familias.
Pero, ¿es probable conocer el origen de los restos? Según Servicios Periciales, experiencias similares en otras partes del mundo y artículos científicos diversos, debe darse un número de condiciones para poder identificar sólo de cenizas si éstas pertenecen a un humano, a un animal, son restos inorgánicos, o siquiera si son de una persona en particular.
Javier Sánchez Herrera, director de Servicios Periciales, fue cuestionado directamente sobre si existen las capacidades técnicas y científicas para identificar de quién provienen las cenizas, a lo que respondió que “no, es imposible obtener ya algún material genético de las cenizas, es imposible”.
La literatura científica más reciente sobre este tipo de análisis señala que con la difracción de rayos X se puede diferenciar entre restos cremados y materiales de relleno, pero no puede ser confiable en casos de identificación o de diferenciación de restos humanos y de otras especies, de acuerdo con el artículo “X-ray diffraction (XRD) evaluation of questioned cremains”, de E. T. Bergslien publicado en la revista Ciencia Forense Internacional en marzo de 2022.
Joel Vélez, abogado del despacho Lex Iusta, explicó que ellos se han reunido con biólogos para conocer al respecto, en su intento por asesorar a familias víctimas del hallazgo de cuerpos hacinados y en descomposición en el crematorio Plenitud, y esos expertos les dijeron que no era probable la identificación por ADN o ARN en cenizas.
A inicios de 2024, en el Reino Unido, la Policía localizó 35 cuerpos y cenizas de una casa funeraria, derivado de la investigación por “preocupación por el cuidado de los difuntos”. La cadena informativa BBC entrevistó a la profesora Denise Syndercombe Court del King’s College London, quien estudia genética forense. La profesora calificó como “extremadamente improbable” la extracción de ADN de restos cremados, debido a que las temperaturas de las cremaciones suelen superar los mil grados centígrados, lo que destruye las estructuras de las que se puede extraer algún rastro genético.
El estudio de Bergslien señala que el análisis con difracción de rayos X permite mejoras en las áreas de arqueología y paleontología, pero no señala a la genética.
Mientras tanto, un estudio de investigadores con apellidos Emery, Bolhofner, Ghafoor, Winingear, Buikstra, Fulginiti y Stone, publicado en enero de 2022 en Ciencia Forense Internacional: Genética muestra que existe degradación de huesos y dientes como resultado de sometimientos del material a condiciones “agudas” en cortos períodos de tiempo y altas temperaturas.
La diferencia de las cremaciones arqueológicas o incineraciones en incidentes con las ocurridas en crematorios, entonces, radica en la temperatura que alcanzan los restos, y es esta temperatura la que “afecta tanto restos blandos como restos duros”, señalan los autores.
Otro estudio de la misma revista que Bergslien, pero de 2011, con Michaela Harbeck al frente del artículo, señala que el potencial de que los huesos cremados contengan ADN extraíble sólo puede ser precisado por investigación de los tejidos y células, pero sostiene que el tiempo y la temperatura son clave en la descomposición del material genético.