Ciudad Juárez.- Después de casi ahogarse en el Darién, en donde vio a niñas y niños siendo comidos por los gusanos, y de haber sido extorsionado por un grupo delictivo en el sur de México, al llegar a Ciudad Juárez un migrante venezolano fue secuestrado y torturado para obligar a sus familiares a pagar miles de dólares, relató a la organización Médicos Sin Fronteras (MSF).

“Estuvimos cautivos 60 días. Me golpearon en la cabeza, me sacaron una muela y me metieron una pistola en la boca para tomar fotos y llamar a uno de mis hijos en Estados Unidos. Mi hijo y mi yerno pagaron el rescate y nos liberaron. El plan era irnos a Estados Unidos. El resto de mi familia nos espera allí, pero con este Gobierno estadounidense no sabemos qué hacer”, narró tras el cierre de la frontera de Estados Unidos por el gobierno de Donald Trump.

A través del informe “Rechazados: El devastador impacto humano de los cambios de política migratoria en Estados Unidos, México y América Central”, la organización internacional que comenzó a apoyar a los flujos en movilidad en esta frontera desde marzo de 2025 denunció la violencia que viven las personas que se quedaron varadas.

Cruzaron la ruta migratoria ‘más peligrosa del planeta’

El hombre, cuya identidad fue omitida por motivos de seguridad, narró la travesía que vivió con su familia desde que tuvieron que cruzar a selva entre Colombia y Panamá hasta llegar al norte de México, “una de las rutas migratorias más largas y peligrosas del planeta”.

“Llegamos a Colombia y nos dirigimos a la selva del Darién. El trayecto duró cuatro días. Pasamos muchas dificultades: casi me rompo mis dos tobillos, algunos monos casi nos atacan. Estuvimos a punto de ser secuestrados y robados; casi nos ahogamos en el río. Vimos 21 personas muertas, incluyendo niñas y niños, mujeres y hombres siendo comidos por los gusanos. Luego en Tapachula (México) fui hospitalizado durante dos meses hasta que comencé a recuperarme. Nos movimos al norte en un minibús. Nos agarraron los criminales.

Primero nos quitaron 20 mil pesos y luego 10 mil pesos más. Entonces tomamos trenes hacia Torreón (estado de Coahuila). Mis hijos y nietos casi se mueren por el frío”, relató.

Crece la esperanzaal acercarse a la frontera

Y aunque conforme se acercaban a la frontera norte la esperanza de ingresar finalmente a Estados Unidos crece en las personas migrantes, para esta familia venezolana, al igual que para muchas otras, la violencia de la travesía continúo.

“En Chihuahua descansamos y buscamos un coyote. Nos cobró dos mil pesos cada uno para llevarnos a Ciudad Juárez”, pero al llegar a esta frontera “fuimos secuestrados por bandidos. Nos golpearon, tomaron todas nuestras pertenencias, teléfonos… nos mantuvieron secuestrados durante 60 días. De los 20 mil dólares que pedían, pudimos pagar 10 mil”, detalló.

Violencia en México, extremadamente alta

El personal de MSF que trabaja en todo México coincidió en que la violencia perpetrada en el país sigue siendo extremadamente alta.
“A través de encuestas y discusiones con contrapartes, vemos que muchas personas tienen miedo a los secuestros. Se volvieron más brutales y costosos, al igual que los cruces. También tienen miedo de ser abusados, de ser extorsionados… Los incidentes de violencia, que siempre han existido, parecen estar empeorando”, dijo Michalis Fotiadis, coordinador de proyecto de MSF en Ciudad Juárez.

De acuerdo con la Fiscalía Especializada en Operaciones Estratégicas, en 2023 se registraron en el estado de Chihuahua 160 víctimas de secuestro, todas personas migrantes; en 2024 la cifra fue de 181 víctimas, la mayoría migrantes; y entre enero y abril de 2025 sumaron al menos 60 víctimas, 50 migrantes y 10 civiles, la gran mayoría en esta frontera, en donde los secuestradores cada vez se organizan mejor y son más agresivos con las personas que privan de la libertad.

En su informe, MSF destaca la militarización y el cierre de la frontera de Estados Unidos, aunados a la retórica que criminaliza la migración, mientras que miles permanecen en el limbo en ciudades como esta, entre la violencia y la precariedad.

‘Se encuentran en un limbo’

“Muchos se encuentran en un limbo: ¿Qué voy a hacer ahora? Después de vivir situaciones de violencia en su país de origen, a lo largo de la ruta migratoria y en México, finalmente llegan a Ciudad Juárez para volver a vivir violencia… La desesperanza es una característica muy marcada en personas que ya han agotado sus recursos. No vemos un gran número de pacientes, pero sí vemos casos muy complejos que requieren un abordaje multidisciplinario”, explicó Daniel Bruce, referente médico de MSF en Ciudad Juárez.

Dijo que los casos graves son un patrón común en varios proyectos de MSF en México. En el estado de Chihuahua, de marzo a mayo el equipo ya contaba con 65 casos abiertos de salud mental, de los cuales 14 requerían el apoyo de psicofármacos, una proporción muy alta.

A finales de enero, “el Gobierno estadounidense modificó drásticamente su política migratoria al cerrar las principales vías para solicitar asilo y reforzar la seguridad en la frontera con México”, lo que ha llevado a la reducción más drástica de la migración entre Darién, en el sur de Panamá, y el norte de México en años”, apunta el informe.

Señala que la violencia en la ruta entre el Darién y México ha sido muy alta y no ha cesado, sino que sigue siendo una de las rutas migratorias más largas y peligrosas del planeta. Entre enero de 2024 y mayo de 2025, los equipos de MSF en proyectos relacionados con la migración en la región atendieron a casi tres mil víctimas y sobrevivientes de violencia sexual y brindaron casi 17 mil consultas individuales de salud mental, la mayoría de ellas motivadas por eventos violentos como tortura, secuestro, extorsión, robo, trabajo forzoso y explotación sexual.

“Tradicionalmente, muchos pacientes han tenido una necesidad obvia y fundamental de apoyo en salud mental debido a la violencia recurrente que sufren y a sus precarias condiciones de vida. A estos factores desencadenantes se ha sumado la incertidumbre provocada por los drásticos cambios políticos y la desesperación después de darse cuenta de que todos los esfuerzos por llegar a su destino fueron en vano”, destacó MSF.

Además, muchos migrantes y solicitantes de asilo varados se han dispersado, ocultándose por miedo y estigma tras ser perseguidos repetidamente y etiquetados como delincuentes. Esto disuade a algunas personas necesitadas de buscar ayuda y servicios básicos de entidades y organizaciones públicas.

El informe también señala que es más difícil para las organizaciones no gubernamentales (ONG) acceder a los migrantes, ya que los albergues para migrantes operan con baja ocupación tras la reducción de servicios debido a los recortes de la ayuda internacional, que afectan a los suministros y los recursos humanos.

Panorama desalentador

“El panorama es desalentador, a pesar de las iniciativas para facilitar el movimiento voluntario de migrantes, establecer instalaciones para alojar a retornados y deportados y brindar algunos servicios básicos. Además, estos cambios drásticos se han producido en medio de una extraordinaria reducción global en la financiación de la ayuda humanitaria, catalizada por la desfinanciación y el posterior cierre de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la suspensión de la mayoría de los programas que apoyaba”, externó la organización.

La MSF instó a todos los gobiernos del continente americano a renunciar a las tácticas de disuasión, militarización y abandono que, actualmente, definen la gestión de la migración regional.

También exigió que los Estados adopten medidas que respeten los derechos humanos internacionales y el derecho humanitario; garanticen el acceso al asilo y a la atención médica y protejan a las personas de las múltiples formas de violencia a lo largo de la ruta migratoria, desde el abuso institucional hasta la explotación criminal.

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