Ciudad Juárez.- Ella tiene tres secuestros en su “palmarés”. Al menos uno terminó en asesinato. Y tiene también, aunque se dice arrepentida, la sangre de Leslie Godínez Carrillo en sus manos, por órdenes de “La Diabla”.
Ese no es su nombre, es un seudónimo por motivos de seguridad. No está siquiera en Juárez, pero El Diario tuvo acceso a información de la Fiscalía General del Estado (FGE) sobre su corta vida que da cuenta de un camino de abusos, falsos héroes y complicidad por temor.
Quién sabe a qué edad “Lily” fue violada. O edades, porque fue víctima tres veces. Una publicación de 2023 en la Revista de Psiquiatría Infanto-Juvenil del equipo conformado por Real López, Peraire, Ramos Vidal, Llorca, Julián y Pereda, señala que las consecuencias de ser víctima de abuso sexual infantil incluyen ansiedad, trastornos del estado de ánimo, quejas somáticas, abuso de sustancias e ideación suicida. Si el agresor está en casa, la confianza y el apego se ven mayormente afectados.
La respuesta no es igual en todos los casos de delitos sexuales contra menores de edad. Los casos estudiados no son concluyentes para determinar una manera de entender la victimización y las afectaciones psicoemocionales en personas como “Lily”.
“Lily” sabe muy bien quién la violentó la primera, la segunda y la tercera vez. Esta última fue la pareja de su mamá. La confianza se rompió hacia él.
Al contarle a su madre, buscando su empatía, que estuviera de su lado y que enfrentara a su agresor junto con ella, sólo obtuvo insultos y que la corrieran de su hogar. La confianza se rompió hacia ella.
Usuaria de drogas
¿Qué haría ahora? Terminó en la calle, y en circunstancias desconocidas, optó por consumir metanfetamina en cristal, el “crico”. En ese momento de su vida tenía menos de los 16 años que ahora tiene. Era una adolescente usuaria de drogas, que había conocido el rechazo de su propia familia y la calle, el frío o el calor y la inseguridad de saber si habría comida en su plato, de saber qué vestiría, dónde dormiría.
Decidió levantarse y fue a un anexo, a un centro de rehabilitación mixto donde conoció a varios varones. Platicaban largas horas en su encierro. Les contó que era víctima de violación y les dio detalles de uno de sus agresores (no la pareja de su mamá), y al poco tiempo sus nuevos amigos le dijeron que se habían encargado de aquel hombre. Lo “tablearon”, lo llevaron a la orilla de la ciudad y le dijeron que se largara. No tenía más espacio en Juárez mientras ellos vivieran.
Eran sus héroes, aquellos también usuarios de drogas que privaron a alguien de la libertad, lo lesionaron, lo amenazaron y lo desplazaron forzosamente. Un oasis de amistad en medio del reseco desprecio familiar la volvió cercana a esos héroes.
Aunque esos “héroes” eran villanos en otras historias. Fundieron la relación de amistad con una de reclutamiento, y ahora “Lily” trabajaba para ellos y para quien le llamara desde el Cereso 3: “El Max”, “El Feto”, “El Juaritos”, o cualquier otro apodo que miembros de “La Empresa” tuvieran.
Había algún plan en curso. No le dijeron mucho más que sólo “pusiera” (entregara) a sus amigas embarazadas con los demás pandilleros, pero ella no conocía a nadie, así que le ordenaron buscar y vigilar a mujeres embarazadas.
El 17 de julio dos eventos que marcaron la trayectoria de “Lily” ocurrieron.
Ese día, Martha Alicia M. A., presuntamente le ofreció 25 mil pesos por ayudar en la privación de la libertad de Leslie Godínez Carrillo (ordenada desde el interior del Cereso 3) y la extracción de su vientre del bebé sietemesino que cargaba. Ella aceptó porque si no lo hacía, estaría en problemas.
Martha Alicia, apodada supuestamente “La Diabla”, se enlazó por videollamada con una enfermera. Al menos cuatro personas más detenían en un colchón viejo a Leslie, quien pataleaba para escaparse, sin éxito.
La enfermera explicó cómo realizar la cesárea, aunque las condiciones para ello en la casa 1909 de la calle Puerto Abedul de la colonia Portal del Roble no eran las indicadas. “Lily” tomó el cuchillo, abrió el vientre de Leslie, que sangró profusamente. “Lily” sacó al bebé, que lloró.
‘¿Puedo verlo?’, preguntó Leslie
“¿Puedo verlo?”, preguntó Leslie, según contó “Lily”. Se lo dejó en el pecho unos segundos, pero luego se lo arrebataron, y “Lily” vio cómo los demás empezaron a apuñalar sin piedad a la madre de 20 años.
El 17 de julio también llegó a Juárez desde Hobbs, Nuevo México, Dayana Camila L. G.
Dayana también era adolescente, de 17 años, tenía amigos y un novio en Juárez. Vino para trabajar con su excuñado, pero la noche del día 19 fue llevada por órdenes de criminales (pero sin que ella supiera eso) a la casa 1928 de Sierra de Moncayo, en UrbiVilla del Cedro, por “Lily”.
Era la casa de Óscar Manuel M. A., quien fue vinculado a proceso el pasado 12 de agosto por el secuestro agravado de Dayana. El siguiente es un extracto de lo informado por El Diario el 14 de agosto:
“El 18 de julio, Óscar fue a casa de su amigo albañil y lo invitó a tomar. Llegaron primero por cerveza, y después a Sierra de Moncayo. Había invitado a unas amigas, que llegaron momentos después que ellos. Eran tres entre 17 y 20 años, Jimena, la víctima (Dayana) y otra de la que el testigo no recuerda nombre (Ahora se sabe que era “Lily”).
“‘La gordita (Dayana) sacó de su bolsa unas bolsitas chiquitas negras y dijo que si queríamos drogas. Ella se drogó sola, yo creo que era coca. O al menos eso es lo que yo escuché’”, dijo el testigo.
“Minutos después, las otras dos mujeres y Óscar Manuel se unieron al consumo, pero el albañil dijo haberse sentido cansado e ido a una recámara a dormir, cerca de la medianoche.
“Al mediodía del 19, el albañil despertó. ‘Me levanté, me lavé la cara. Busqué a Óscar, y él estaba en otro cuarto con las dos morras. La gordita estaba tirada en el piso, pensé que dormida, pero Óscar me dijo que se pasó de dosis porque se drogó mucho’”, añadió.
“Luego lo apartó del grupo y le pidió ayuda para hacer un hoyo en el patio, pero el albañil se negó y se fue de la casa”.
Desde ese día, Óscar Manuel presuntamente pidió 100 mil pesos a la familia de Dayana por su rescate, asegurando que la tenían secuestrada y la mutilarían o prostituirían en contra de su voluntad si no pagaban.
El día 22 hallaron a la adolescente enterrada en el patio tras una denuncia por olores fétidos. El albañil supo que era “la gordita” que vio en la fiesta, pero no dijo nada, aunque luego habló con la Fiscalía.
Tres días después, el 25 de julio, fue hallado el cadáver de Leslie.
Lista de compradores
Un teléfono asegurado por la FGE en el caso de la madre contenía información sobre una supuesta pareja de hombres homosexuales que buscaban comprar al bebé de Leslie. Había datos también de cinco mujeres embarazadas más que estaban en la vista de los criminales.
Martha Alicia M. A. fue vinculada a proceso el pasado 12 de septiembre por el feminicidio de Leslie e intento de asesinato del bebé. En su audiencia acusó a “Lily” de ser quien orquestó todo al servicio de “La Empresa”, a quienes señaló de estar coludidos con elementos de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y de operar desde el Cereso 3 de esta ciudad.
“Lily” es testigo protegido y fue sacada de Ciudad Juárez.