Como un desastre para la región binacional Paso del Norte, que abarca los estados de Chihuahua, Texas y Nuevo México, califican expertos y promotores económicos de El Paso y Las Cruces los aranceles radicales impuestos a partir del martes por el presidente Donald Trump a productos de México, Canadá y China, los principales socios comerciales de Estados Unidos.
“La aplicación de aranceles sobre importaciones de Canadá y México causará problemas para los tres países y para la región”, afirmó sin titubear el doctor Tom Fullerton, catedrático de la Universidad de Texas en El Paso (UTEP) y experto en comercio binacional.
Para el analista, autor del Barómetro de la Economía Fronteriza, una publicación académica, el golpe se sentirá con mayor fuerza en la industria maquiladora, uno de los pilares de la región, debido a que las cadenas de suministro y las manufacturas de los tres países están altamente integradas.
“Los aranceles se aplicarán cada vez que un producto cruce la frontera, y el comercio intraindustrial implica que a muchos productos se les aplicará el arancel entre cuatro y ocho veces”, explicó el economista.
De acuerdo con datos de ambos países, unas 300 fábricas en Ciudad Juárez producen y ensamblan artículos que cruzan la frontera en múltiples ocasiones, ya que se les agrega valor en cada lado.
Los transportistas mexicanos entregan las mercancías a almacenes en El Paso y Santa Teresa, Nuevo México, donde se cargan en camiones y vagones de tren estadounidenses para su distribución en todo el país.
Para Fullerton, el incremento en el costo de los productos debido a los aranceles reducirá los márgenes de ganancia de muchas empresas, elevará los precios para los consumidores y generará incertidumbre sobre el futuro del T-MEC (USMCA, en inglés), el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá, negociado en 2019 a instancias de Trump durante su primera administración.
“Si la aplicación de los aranceles se prolonga lo suficiente, causará estanflación en Estados Unidos y seguramente provocará recesiones económicas tanto en Canadá como en México”, advirtió el catedrático de UTEP, refiriéndose a una situación en la que coinciden una inflación alta y un crecimiento económico estancado.
En la misma línea, Jerry Pacheco, presidente de la Asociación Internacional de Fronteras en el Sur de Nuevo México, organismo que promueve la creación de empresas manufactureras en el área de Santa Teresa-Jerónimo, coincidió en las posibles repercusiones negativas.
“Si aplicamos estos aranceles, ¿a quién vamos a perjudicar más?”, cuestionó Pacheco. “No es una cuestión de blanco y negro”.
Muchos productos cruzan la frontera varias veces, por lo que una “importación” de México puede incluir partes producidas en Estados Unidos, lo que en la práctica significaría gravar un producto parcialmente fabricado en el país, insistió.
“Si se aplica un 25% a todo el producto, el resultado podría ser un 70% de impuestos sobre un artículo hecho en Estados Unidos”, advirtió Pacheco.
‘Consecuencias reales’
Desde Santa Fe, la tesorera del estado de Nuevo México, Laura M. Montoya, advirtió que la reimposición de un arancel del 25% a México, tras el fin de una pausa temporal el martes 4 de marzo, tendrá “consecuencias reales y desastrosas” para los habitantes e industrias del estado.
Nuevo México colinda con Chihuahua, donde se ha desarrollado un complejo industrial binacional en Santa Teresa, en el lado estadounidense, que hace frontera con San Jerónimo, en México. Además, existen planes para abrir un cruce internacional entre Sunland Park y Anapra, en el municipio de Juárez.
Montoya señaló que esta medida impactará negativamente la economía de Nuevo México, ya que México es el mayor socio comercial del estado y del país. “Imponer un aumento arancelario tan significativo sobre nuestro principal socio comercial pone en riesgo a las familias, los empleos, los negocios y nuestra economía”, expresó la funcionaria.
Asimismo, advirtió que los aranceles incrementarán los costos operativos de las industrias y laboratorios nacionales en el estado, lo que “frenará la innovación y los esfuerzos de seguridad nacional, además de encarecer la vida cotidiana de los habitantes de Nuevo México”.
La economía del estado, que depende de sectores como el petróleo y gas, la agricultura, la salud, la vivienda, la energía, la industria aeroespacial y de defensa, el cine, la construcción y la tecnología, está estrechamente vinculada al comercio con México.
Montoya calificó los aranceles como una “apuesta imprudente” que amenaza la estabilidad económica del estado.
“México es nuestro mayor socio comercial y representa una cuarta parte de todas nuestras importaciones, superando los 2,500 millones de dólares anuales. La consecuencia de desestabilizar nuestra economía será un caos perjudicial para el gasto, la volatilidad de los mercados y una inflación desmesurada con efectos duraderos”, concluyó.
Hasta 400 mil empleos menos en Texas
En Texas, economistas advierten que los aranceles de Trump podrían tener un impacto significativo en industrias clave como la agricultura, la energía y la manufactura.
Raymond Robertson, director del Mosbacher Institute for Trade, Economics, and Public Policy en la Universidad Texas A&M, explicó que estos aranceles encarecerán los insumos para las empresas y reducirán el consumo, lo que podría traducirse en la pérdida de empleos.
“Los consumidores van a comprar menos cosas y los empleadores tendrán partes más costosas, lo que significa que no necesitarán tantos trabajadores para ensamblarlas porque tendrán menos piezas”, afirmó Robertson.
Según datos de The Perryman Group, si los aranceles se mantienen durante un año, Texas podría perder cerca de 400,000 empleos, lo que costaría al estado aproximadamente 46,000 millones de dólares.
No obstante, el economista Ray Perryman cree que es poco probable que los aranceles se mantengan por mucho tiempo debido a la fuerte oposición a nivel nacional e internacional. Canadá y China ya han implementado aranceles en represalia contra Estados Unidos, y México podría hacer lo mismo pronto.
“Este tipo de medidas generan suficiente presión como para que aranceles de esta magnitud probablemente no se sostengan por un período prolongado”, señaló Perryman.
Por su parte, Steve Kean, presidente y director ejecutivo de Greater Houston Partnership, expresó su esperanza de que se alcance una resolución favorable rápidamente. Destacó que China y México son los principales socios comerciales internacionales de Houston, y que la economía de la región está fuertemente vinculada al comercio global.
“México y Canadá están entre los principales socios comerciales de Houston, y la economía de nuestra región está inextricablemente ligada a la economía global”, afirmó Kean en un comunicado. “Aunque el impacto total de estos aranceles sigue siendo incierto, seguimos esperanzados en una resolución rápida y favorable que respalde a las empresas de Houston y fortalezca el futuro económico de nuestra región”.
Los aranceles estadounidenses representan un giro radical respecto al libre comercio que ha marcado gran parte de la política exterior estadounidense de posguerra. Las medidas incluyen un arancel del 25% sobre todas las importaciones de Canadá y México, y un 10% sobre las importaciones de China.
Estas políticas se suman a un arancel del 10% sobre productos chinos que entró en vigor hace un mes, así como a una serie de gravámenes previos, incluidos los que permanecen desde la guerra comercial con China durante el primer mandato de Trump.
En medio de la disputa arancelaria, las sutilezas y los halagos que algunos líderes extranjeros habían empleado en las primeras semanas de la administración Trump parecieron desaparecer.