Millones de personas en todo Estados Unidos se preparan para participar este sábado en una jornada nacional de protestas bajo el lema “No Kings Day”, un acto masivo de resistencia civil que coincidirá con el desfile militar en Washington, D.C. y el cumpleaños número 79 del presidente Donald Trump.
Las manifestaciones, organizadas en cerca de 2 mil ciudades y pueblos a lo largo del país, buscan denunciar lo que organizadores y simpatizantes califican como un intento deliberado de Trump por concentrar el poder presidencial y debilitar los contrapesos democráticos. El Paso, Texas, figura entre las ciudades que participarán en la movilización, con eventos organizados por los colectivos Indivisible the 915 y EPTX United.
“El objetivo de Donald Trump no es ejercer la Presidencia, sino convertirse en un dictador o un rey”, dijo Jackie Dean, organizadora de Indivisible the 915. “Estados Unidos nació de una revolución que dejó en claro que no aceptaríamos reyes”.
Las protestas coinciden con el Día de la Bandera y con un costoso desfile militar en la capital del país para conmemorar el 250 aniversario del Ejército de Estados Unidos.
El evento, que exhibirá tanques, tropas y equipamiento militar, es una iniciativa largamente buscada por Trump y podría costar hasta 45 millones de dólares, según estimaciones oficiales.
Trump amenazó con reprimir a los manifestantes en el desfile militar. El gobernador Greg Abbott también prometió desplegar la Guardia Nacional de Texas contra las protestas en todo el estado.
Sin embargo, los organizadores esperan que la protesta se mantenga pacífica y con un ambiente festivo, dijo Dean. La Policía del Condado de El Paso también estará presente para ayudar a mantener la paz, añadió Dean.
El alcalde de El Paso, Renard Johnson, emitió un comunicado de prensa antes de la protesta del sábado, en el que instó a los paseños a “unirse con un espíritu de no violencia, respeto mutuo y propósito compartido”.
También añadió que la Ciudad desarrolló un plan de seguridad pública en coordinación con el Departamento de Policía de El Paso.
“Pido a todos los participantes que se cuiden mutuamente y se manifiesten pacíficamente”, dijo Johnson en el comunicado. “El Paso es más fuerte cuando nos unimos, y este fin de semana tenemos la oportunidad de demostrar esa fuerza una vez más”.
En medio de esta tensión, el gobernador de Texas, Greg Abbott, anunció el despliegue de más de 5 mil efectivos de la Guardia Nacional y 2 mil agentes estatales de Policía en todo el estado, incluyendo ciudades como San Antonio, Houston, Austin y Dallas, para “garantizar la paz y el orden” durante las protestas.
Aunque oficiales locales han defendido la libre expresión, Abbott insistió que no se tolerará la “ilegalidad”.
Marchas descentralizadas
Pero lejos de centrar la protesta en Washington, los organizadores decidieron descentralizar las acciones como una forma de mostrar que la oposición a Trump se extiende por todo el país. “No queríamos darle la oportunidad de usar nuestra presencia como excusa para reprimir en la capital, ni permitirle decir que estamos en contra del Ejército”, explicó Ezra Levin, cofundador del movimiento Indivisible. “Queremos mostrarle al país que Trump es más débil de lo que aparenta”.
Filadelfia será sede de una de las marchas principales, mientras que en Washington se celebrará una jornada comunitaria bajo el nombre “DC Joy Day”, en la que se rendirá homenaje a la diversidad y cultura local.
El auge del interés en la protesta ha sido notable. De acuerdo con Levin, cientos de miles de personas se han registrado para participar en alguno de los eventos. La organización ha ampliado su capacidad para ofrecer entrenamientos legales y de seguridad, en especial después de que Trump desplegara a la Guardia Nacional y al Cuerpo de Marines en Los Ángeles para contener protestas contra redadas migratorias.
Una llamada informativa sobre derechos civiles organizada esta semana por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), reunió a más de 18 mil personas preocupadas por posibles consecuencias legales, especialmente entre inmigrantes con residencia legal o estatus de DACA.
En Los Ángeles, donde persiste la presencia militar, las protestas de “No Kings Day” se han convertido en un símbolo de resistencia contra lo que activistas describen como una deriva autoritaria del Gobierno. “Estamos siendo atacados por nuestro propio Gobierno”, dijo Hunter Dunn, coordinador nacional de prensa del movimiento 50501. “Esta jornada es, sin duda, una protesta contra el autoritarismo”.
Mensajes en redes sociales que promueven el evento resumen su espíritu con frases como “Sin tronos. Sin coronas. Sin reyes”. Entre los motivos de la protesta se encuentran el desacato de Trump a los fallos judiciales, la intensificación de las deportaciones y los recortes a servicios públicos, según un comunicado de la organización.
Trump reaccionó esta semana afirmando que quienes protestan “odian a nuestro país”, y prometió una “respuesta contundente”, aunque su vocera luego matizó que el expresidente “apoya las protestas pacíficas”. Consultado el jueves sobre las manifestaciones, Trump declaró: “No me siento como un rey. Tengo que pasar por un infierno para que aprueben cualquier cosa”.
En Minnesota, Heather Friedli ayuda a organizar una protesta en el Capitolio estatal en St. Paul. Dijo que su comunidad está lista para movilizarse, incluso con el temor latente de que la administración Trump reaccione como lo hizo tras las protestas por el asesinato de George Floyd en 2020.
“Esa experiencia, aunque dolorosa, nos fortaleció como comunidad”, dijo Friedli. “Hoy estamos más preparados”.
Aunque no se espera que las protestas del sábado cambien el rumbo político del país de forma inmediata, los organizadores creen que se trata de un momento clave en la construcción de un movimiento a largo plazo.
“No vamos a salvar la democracia en un solo día”, dijo Levin. “Pero estamos fortaleciendo nuestros músculos cívicos. Es una gran jornada, pero apenas un paso dentro de una estrategia más amplia para defender nuestra democracia”.