Con el corazón en alto y los colores del arcoíris ondeando a lo largo de toda la ruta, El Paso vivió una jornada vibrante y conmovedora durante su tradicional Desfile del Orgullo, que este año reunió a más de 38 contingentes de organizaciones, familias, artistas, funcionarios electos y mascotas orgullosamente vestidas para la ocasión.

La marcha, que se celebra desde hace 19 años, cobra más fuerza según los organizadores ante un contexto político hostil que amenaza los derechos y el bienestar de la comunidad LGBTQ+.

Desde temprana hora, el edificio del Gobierno municipal, ubicado en Mills y Campbell, fue punto de encuentro para cientos de personas que, sin importar el calor ni el miedo, decidieron mostrar con orgullo quiénes son.

Carros alegóricos multicolores, grupos coreográficos, banderas gigantes y cuerpos brillando con lentejuelas marcaron el paso de una comunidad decidida a no retroceder. Durante el trayecto, elementos del Departamento de Policía garantizaron la seguridad.

“Es muy importante, más que nunca, la participación ciudadana. Este desfile es una forma de resistencia”, dijo Ernesto Ricardo Torres, maestro y codirector de los desfiles de El Paso Sun City Pride (EPSCP), al manifestar que aunque muchos digan que no son políticos, ser LGBTQ+ o ser latino es un acto político en sí.

Y remató: “Creo que mucha gente tiene temor de lo político, pero seguimos aquí en el movimiento luchando y diciéndole al Gobierno que no le tenemos miedo».

Resistencia ante cierres

Durante las últimas semanas, activistas han denunciado el cierre de centros de atención a la comunidad LGBTQ+, en particular aquellos que brindan servicios de apoyo en línea a personas en crisis.

“Yo los utilicé cuando salí del clóset y pensé en suicidarme”, relató entre lágrimas una joven que prefirió permanecer en el anonimato. “Cerrar esos espacios es quitarle la vida a alguien. Por eso hoy estamos aquí, porque no nos van a desaparecer”.

A lo largo del desfile, que culminó en el Parque Houston, situado sobre la Avenida Montana entre Ange y Saint Vrain, se vieron escenas cargadas de amor y esperanza. Familias enteras, parejas tomadas de la mano, mascotas disfrazadas y jóvenes ondeando banderas con mensajes de inclusión y resistencia marcaron el ritmo de una jornada que no fue sólo festiva, sino también profundamente política.

Testimonios de amor y esperanza

Lety Sandoval, madre de dos hijos, llegó por tercer año consecutivo. “Es importante que mis hijos vean esto. Ver tanta alegría, tanto color, tantos personajes orgullosos de ser quienes son me llena de emoción. Y más siendo latinos, mexicanos, con tanto que nos dicen que no somos bienvenidos”.

En un rincón del desfile, Lourdes Juárez se fundía en un abrazo con su esposa Stephanie, ambas llorando de alegría. “Tengo ansiedad social, y estar aquí me llena el alma. Ver a tanta gente que ama y respeta me hace sentir segura y parte de algo hermoso”, contó.

Javier Aguilar, vicepresidente de Sun City Pride, destacó el carácter familiar del evento. “Cada año somos más. Hoy más de 38 grupos se unieron. A pesar de los ataques del gobierno de Trump, aquí estamos: vivos, visibles y luchando”.

Arte como refugio y resistencia

La celebración fue también una plataforma para artistas y aliados, como Diego Alejandro Loera, integrante de Teatro Nepantla. “El arte es un refugio para quienes la sociedad rechaza. Somos un espacio de aceptación”, dijo junto a sus compañeros, mientras recorrían la ruta con atuendos teatrales.

“El amor es amor hasta el final. Los gobiernos deberían protegernos, no eliminarnos”, expresó mientras levantaba junto con sus compañeros unas alas blancas en señal de libertad, en lo alto de una camioneta.

Apoyo institucional

Entre los funcionarios presentes estuvo el comisionado del Precinto 2, David Stout, quien marchó con la comunidad. “El odio no tiene lugar en nuestra ciudad. Esta es una muestra de inclusión, de que estamos del lado correcto de la historia. Hoy más que nunca debemos unirnos ante los ataques contra mujeres, inmigrantes y la comunidad LGBTQ+ dirigidos desde los gobiernos estatal y federal”.

En medio de un desfile cargado de emociones, se escuchaban voces que animaban a resistir: “¡Ánimo, mexicanos! ¡Ánimo comunidad!”, exclamaba Karineh, joven gay de raíces mexicanas que lucía un atuendo con penacho prehispánico. “Hoy más que nunca debemos tener voz. Nadie nos va a callar”.

Los contingentes desfilaron al ritmo de tambores, carros de sonido y coreografías. Al final, se entregaron trofeos al grupo más ruidoso, el mejor vestido y al carro más vistoso, entre aplausos y abrazos.

Una declaración de fuerza

Al cierre, mientras las banderas seguían ondeando en el Parque Houston, donde continuó la fiesta con música, módulos informativos y abrazos bajo el sol, alguien resumió el sentir general: “Esto no es sólo una fiesta. Es una declaración de amor, de orgullo y de resistencia. Y seguiremos aquí, año tras año, para ser escuchados”.

El Paso Sun City Pride es la organización de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT) reconocida como la más grande de la región Paso del Norte. Su misión siempre ha sido aumentar la visibilidad de la comunidad LGBT y ayudar a las personas a llegar a lugares de tolerancia y aceptación.

Durante la última década, Pridefest se ha expandido más allá de un evento de un día para incluir un mes completo de eventos alrededor de El Paso. Éstos incluyen eventos familiares en el Southwest University Stadium con los Chihuahuas y Locomotives, presentaciones de becas para estudiantes locales, noches de bar y el festival/desfile callejero original, entre otros eventos.

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