Vado, NM— Entre calles anegadas, casas inhabitables y vehículos sepultados en lodo, el corazón de Vado late más fuerte que nunca. Lo que comenzó como una tragedia a causa de las lluvias monzónicas que azotaron la región el pasado 22 de julio ha dado paso a un testimonio conmovedor de unidad, solidaridad y fortaleza comunitaria.

A medida que las aguas retroceden, emergen también los esfuerzos que cientos de manos están poniendo para reconstruir una vida que, para muchas familias, cambió de un momento a otro. Sin estufas, sin calentador de agua para bañarse, sin electricidad, con niños por volver a clases y sin un techo digno, la ayuda no se hizo esperar. Autoridades estatales, organizaciones civiles, iglesias y vecinos se han unido para brindar algo más que alimentos: han ofrecido esperanza.

“Muchas familias la están pasando muy mal. No pueden preparar sus alimentos, no tienen a dónde ir, pero no se rinden. Nosotros tampoco”, expresó Rosy Villalobos, integrante del Distrito Escolar de Gadsden, mientras distribuía paquetes con comida y artículos de limpieza. “Cuando los niños regresen a la escuela, queremos que tengan algo en la mesa”, añadió.

La Casa del Peregrino, Roadrunner Food Bank y la Iglesia Bautista de Albuquerque se han sumado a los esfuerzos coordinados por el Condado de Doña Ana, que activó su Departamento de Emergencias para atender a las víctimas. Camiones con alimentos, productos de higiene y herramientas de limpieza han llegado al Centro Comunitario Vado/Del Cerro, donde decenas de voluntarios trabajan sin descanso.

El desastre obligó al Estado de Nuevo México a declarar el estado de emergencia y liberar 750 mil dólares para atender la crisis. A nivel local, se destinaron fondos para alojamiento temporal, apoyo alimentario y la creación de un fondo especial para vivienda de emergencia, algo sin precedentes en la historia del condado.

“Esta es la primera vez que un condado ofrece este tipo de ayuda directa para que las familias puedan encontrar dónde vivir después de una tragedia”, declaró Christopher Schaljo-Hernandez, presidente de la Junta de Comisionados del Condado de Doña Ana.

“Gracias por toda la ayuda que nos están dando. Lo perdimos todo, pero no estamos solos”, expresó Teresa Hernández, una de las tantas afectadas, cuya vivienda quedó inhabitable.

Otros, como el vicegobernador Howie Morales, recordaron que estas tragedias no son ajenas ni nuevas, pero cada una duele y enseña. “Recuerdo mi primer desastre como vicegobernador, aquí mismo en La Unión. Vi familias que lo perdieron todo. Hoy, estamos aquí para que no enfrenten esta crisis solos”, dijo Morales, quien aseguró que ya se trabaja con FEMA para sumar más apoyo.

La comunidad también ha visto cómo sus vecinos se convierten en héroes anónimos. Ante la pérdida de vehículos, muchos han organizado traslados en grupo para acceder a los centros de ayuda. “En cada carro vienen dos o tres personas representando a sus familias”, comentó Villalobos.

Mientras tanto, el Servicio Meteorológico Nacional ha advertido de nuevas lluvias con posibilidad de granizo durante la madrugada del viernes, por lo que las autoridades instan a la población a mantenerse alerta y acudir al centro de ayuda en caso de necesidad.

“Mientras más manos, mejor. La necesidad es muy grande, pero también lo es nuestra voluntad de salir adelante”, dijo Villalobos al invitar a la comunidad a sumarse como voluntarios.

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