La noche en que Hodari, el león africano del Zoológico de El Paso, viajó sedado hacia el hospital Providence Memorial, no hubo espectadores, ni rugidos, ni las miradas curiosas de los visitantes que suelen detenerse frente a su hábitat. Solo un equipo de veterinarios y cuidadores lo acompañó en el silencioso recorrido por la ciudad, preocupados por su salud y al mismo tiempo esperanzados de que la ciencia ofreciera respuestas.
Hodari, un macho de siete años y casi 500 libras (226 kilogramos), había mostrado señales inquietantes: dificultad para moverse, cansancio y cierta sensibilidad al caminar. Para quienes lo atienden día a día, acostumbrados a verlo enérgico y receptivo, el cambio encendió todas las alarmas.
“Es parte de nuestra familia. Lo conocemos, sabemos cuándo algo no está bien”, confesó uno de los cuidadores al borde de la jaula, todavía con la voz cargada de alivio tras el procedimiento.
La resonancia magnética fue clave. Aunque en el zoológico se le practicaron varios estudios, ninguno ofrecía la claridad que brindaría la avanzada máquina hospitalaria. Así, por primera vez, un león atravesó los pasillos de Providence Memorial. Bajo la supervisión del neurólogo veterinario Antonio Bowens, la enorme silueta de Hodari quedó registrada en imágenes que revelaron lo que su cuerpo callaba.
El director del zoológico, Joe Montisano, no oculta el agradecimiento. “La coordinación fue impecable. El equipo del hospital se volcó en apoyarnos y los primeros resultados son alentadores”, dijo. “Lo más importante es que Hodari está bien y que ahora contamos con información para guiar su tratamiento”.
Desde su llegada en 2022, procedente del Zoológico de Pueblo, en Colorado, Hodari se ganó rápidamente el afecto de visitantes y trabajadores. Su nombre, que en suajili significa valiente, se ha convertido en símbolo de resiliencia para el zoológico.
“Es un león impresionante, y queremos que los niños y familias de El Paso sigan aprendiendo sobre la majestuosidad de su especie a través de él por muchos años”, añadió Montisano.
Hoy, mientras se recupera bajo la mirada atenta de su equipo de cuidadores, Hodari descansa con la misma dignidad con la que un rey de la sabana observa su territorio. Los resultados finales de la resonancia aún están en espera, pero entre rugidos suaves y miradas tranquilas, en el Zoológico de El Paso reina la esperanza.