Una escalada de agresiones estudiantiles contra personal docente ha puesto en alerta máxima al Distrito Escolar Independiente de El Paso (EPISD), donde el líder sindical Ross Moore exige medidas urgentes de protección tras documentar al menos cinco casos en agosto.
Los incidentes más graves incluyen el ataque en Irvin High School, donde un estudiante que no había recibido su medicación prescrita golpeó con los puños a una maestra en el rostro y clavó una pluma en dos ocasiones en la cabeza de un guardia de seguridad, quien tuvo que ser hospitalizado. El agresor posteriormente amenazó de muerte a sus compañeros si denunciaban los hechos.
En Jefferson-Silva, dos profesores fueron atacados por un alumno con discapacidades, mientras que en la Secundaria Magoffin otro educador resultó agredido. En Coronado High School, un profesor sufrió lesiones al intentar separar una pelea entre estudiantes.
“Mis miembros no son sacos de boxeo, son educadores. La administración tiene la responsabilidad de garantizar que no se usen como tales”, declaró Moore, presidente del sindicato local de la Federación Americana de Maestros. “Este año, nuestra prioridad número uno es asegurar un lugar de trabajo seguro”.
El líder sindical exigió que el Distrito refuerce la vigilancia, identifique estudiantes en riesgo, garantice el seguimiento puntual de medicación a quienes la requieren y que los ataques contra maestros se investiguen como delitos. También solicitó licencias de recuperación para los docentes agredidos y consideró la posibilidad de restringir el ingreso de estudiantes violentos, incluso aquellos con discapacidades.
“El Distrito debe actuar antes de que ocurran los ataques, no después”, advirtió Moore.
La crisis ha generado pánico entre las familias. “Mi hijo llegó aterrado a casa, me dijo que pensó que nunca iba a salir vivo de la escuela”, expresó la madre de un alumno de Irvin. Otra madre señaló: “Mandamos a nuestros hijos a aprender, no a presenciar peleas ni a vivir con miedo”.
Los padres coinciden en que los planteles carecen de personal y protocolos suficientes para atender estas emergencias. “Los maestros no son doctores ni policías, no pueden enfrentar solos estas crisis”, señaló un tutor que pidió anonimato.
El EPISD reconoció los incidentes, pero los calificó como “casos aislados”, asegurando en un comunicado que cada situación “se está abordando adecuadamente” y manteniendo el compromiso de ofrecer entornos “seguros, inclusivos y de apoyo”.
Sin embargo, para familias y docentes la respuesta es insuficiente. “Si la ley impide que se les niegue el ingreso, entonces la ley debe revisarse. Los maestros y los niños tienen derecho a sentirse seguros en la escuela”, advirtió un padre durante una reunión sindical reciente.
El debate sobre cómo equilibrar la inclusión educativa y la seguridad escolar permanece abierto en El Paso, donde el reclamo es unánime: que ningún maestro ni estudiante vuelva a ser víctima de un ataque dentro de las aulas. Otros distritos del Condado de El Paso también enfrentan problemáticas similares de violencia escolar.