La administración Trump se aventuró el lunes en territorio científico incierto, pidiendo limitar el uso de un medicamento bajo investigación por una posible conexión con el autismo mientras impulsa expandir el acceso a otro que se estudia como terapia potencial –pese a la falta de evidencia definitiva para ambos casos.
“Tomar Tylenol no es bueno”, dijo el presidente Donald Trump durante una sesión informativa en la Casa Blanca. “Lo diré. No es bueno”.
Funcionarios de Salud estadounidenses advirtieron que el acetaminofén, el ingrediente activo en Tylenol y más de 600 otros medicamentos, debería evitarse durante el embarazo temprano excepto en casos de fiebre alta –un giro brusco en la orientación de salud pública sobre un medicamento que muchas asociaciones médicas importantes, incluyendo el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, dicen que es seguro.
La administración dijo que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) estaría actualizando el etiquetado del fármaco y que se enviaría una carta a todos los médicos del país.
Trump también destacó la leucovorina –un fármaco usado para tratar los efectos secundarios de ciertos medicamentos contra el cáncer– como un tratamiento potencial para el autismo. Ensayos tempranos que involucran pequeños grupos de niños han mostrado avances alentadores en el habla.
Aunque los investigadores enfatizan la necesidad de estudios más grandes, la administración dijo que la FDA se movería para reconocer formalmente el uso potencial del fármaco en el tratamiento del autismo y pedir a los estados que monitoreen y estudien su uso.
Crítica científica
El presidente llamó a las medidas “históricas”, pero el anuncio fue recibido con críticas agudas y preocupación de doctores, científicos y defensores del autismo.
Algunos expresaron preocupaciones de que las advertencias podrían impulsar a embarazadas a evitar Tylenol incluso cuando estén enfermas, o podrían empujar a padres a probar leucovorina sin supervisión médica apropiada y entendimiento limitado de su efectividad o riesgos a largo plazo.
“Es descabellado”, dijo Colin Killick, director ejecutivo de la Red de Autodefensoría Autista. “Están jugando de manera laxa con los hechos para mostrar la apariencia de una conexión en lugar de hacer ciencia responsable”.
Theresa Miskimen Rivera, presidenta de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense y presidenta y profesora clínica de psiquiatría en la Escuela de Medicina Rutgers Robert Wood Johnson, expresó preocupación sobre los mensajes mixtos que llegan al público y crean ansiedad.
Los anuncios de la administración son “muy, muy prematuros”, dijo. “Cuando haces eso estás poniendo en peligro no sólo la salud física sino la salud mental”.
Privilegiar sentimientos
Trump durante el evento advirtió repetidamente a mujeres embarazadas evitar tomar Tylenol y no dárselo a recién nacidos, incluso mientras parecía conceder que estaba yendo más allá de lo que asesores médicos y científicos apoyarían. También dijo que la investigación no era lo suficientemente sólida para respaldar lo que estaba diciendo porque el Gobierno en el pasado había politizado qué proyectos financiar.
“Esto se basa en lo que siento”, dijo en una instancia.
“Hay un rumor –y no sé si es así o no– de que en Cuba, no tienen Tylenol porque no tienen el dinero para Tylenol”, dijo en otra. “Y tienen virtualmente nada de autismo. ¿De acuerdo?”.
Fue enfático al emitir la advertencia, en un punto al borde de gritar: “¡No tomen Tylenol! No hay desventaja. ¡No lo tomen! Estarán incómodos. Tal vez no será tan fácil. ¡Pero no lo tomen!”.
Evidencia científica mixta
La investigación sobre un posible vínculo entre Tylenol y el autismo ha producido algunos hallazgos contradictorios. El estudio más grande hasta la fecha –un análisis de 2024 publicado en JAMA que rastreó hermanos a través de Suecia– no encontró evidencia de una conexión. Sin embargo, una revisión comprensiva liberada en agosto, que agrupó todos los estudios existentes, sí descubrió un vínculo.
Kenvue, la empresa que fabrica Tylenol, dijo en una declaración del lunes que la investigación muestra que el medicamento no causa autismo: “Los hechos son que más de una década de investigación rigurosa, respaldada por profesionales médicos líderes y reguladores globales de salud, confirma que no hay evidencia creíble que vincule el acetaminofén con el autismo”.
Iniciativa compartida
La iniciativa sobre autismo es una idea compartida de Trump y Robert F. Kennedy Jr., su secretario de Salud y Servicios Humanos, con ambos hombres expresando durante mucho tiempo preocupaciones sobre el aumento de diagnósticos de autismo en Estados Unidos y a menudo invocando afirmaciones desmentidas de que la condición está vinculada con las vacunas.
Kennedy prometió en abril que su equipo sabría para septiembre “qué ha causado la epidemia de autismo” y trabajaría “para eliminar esas exposiciones”, generando escepticismo de investigadores y ex funcionarios que dijeron que un cronograma de cinco meses era poco realista dado que décadas de estudio cuidadoso no han producido respuestas definitivas.
Proceso apresurado
Funcionarios dijeron que la preparación para el anuncio apresurado de Trump fue mucho más agitada que algunos de los lanzamientos de salud gubernamental cuidadosamente coreografiados, que pueden tomar meses o años en prepararse.
Funcionarios federales la semana pasada batallaron sobre qué estaría en el anuncio del lunes, qué tan fuertemente promocionar sus hallazgos y si siquiera informar a reporteros, según dos personas que hablaron bajo condición de anonimato para describir discusiones internas.
Pero la impaciencia del presidente superó la reticencia de sus diputados, con Trump insinuando el viernes que un anuncio sobre autismo era inminente. “No quiero esperar más”, dijo Trump el sábado por la noche. “Tiene que ser el lunes. No quiero hacerlo martes, miércoles, jueves”.
Confianza pública
Lo que alarma a muchos en la comunidad científica es la prisa politizada para presentar estos fármacos como soluciones, eludiendo el trabajo lento y cuidadoso que la investigación demanda. Advierten que sacar conclusiones amplias de evidencia incompleta no es sólo prematuro sino imprudente. Y arriesga socavar la confianza pública que es la base de la salud pública.
La FDA ofreció una perspectiva más mesurada sobre la posibilidad de una conexión entre el fármaco y el autismo, notando que un vínculo causal no ha sido establecido, pero en el “espíritu de seguridad del paciente y medicina prudente” urgió a considerar minimizar el uso de acetaminofén durante el embarazo para fiebres rutinarias de bajo grado.