En el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, Ellen Pompeo visita una sala llena de Picassos, la mayoría de estilo cubista. Se detuvo frente al retrato de una mujer con un vestido azul. Los ojos formaban ángulos extraños, la boca refundida a un lado, y la nariz se percibía en todas partes. Pompeo, de 55 años, ladeó la cabeza, intentando descifrar los rasgos en un rostro coherente. Entonces se rindió.
«Hay tres versiones de cada historia», dijo la actriz. «O seis. O nueve. Por eso el arte nos mantiene vivos: porque cada uno puede ver las cosas a su manera, darles sentido».
Durante mucho tiempo, la historia de Pompeo en Hollywood ha sido sencilla: modeló cuando tenía veintitantos años, tuvo un papel protagónico en una película y papeles menores en otras, y desde el 2005 ha liderado Grey's Anatomy de ABC, la serie con temática médica más popular post ER. Pompeo es la cirujana Meredith Grey, un sólido centro moral en un mundo ferviente y éticamente incierto.
En los años intermedios, Pompeo ha acumulado pocos créditos.
No es que careciera de ambiciones artísticas, pero la agenda de Grey's… era agotadora y dedicar su breve receso a hacer películas le pareció irresponsable, más después de ser madre. (Ella y su esposo, Chris Ivery, quien trabaja en mercadotecnia, tienen tres hijos).
En 2022 renegoció su contrato de Grey's…, reduciendo el número de episodios en los que aparecería, que le permitió interpretar su primer papel importante en casi 20 años, como una supermamá suburbana con defectos llamada Kristine Barnett, en Good American Family, una miniserie estrenada en Disney+ hace una semana.
Basada en el caso real de una adopción que salió muy mal, Good American Family es narrada desde múltiples perspectivas. En algunas, Kristine es la víctima agraviada y en peligro; en otras, es la villana. Como en un Picasso, el espectador debe encontrarle sentido a todo.
Entre el estreno de la serie y el 20 aniversario de Grey's Anatomy mañana, Pompeo considera el retrato de su propia trayectoria.
Tras haber interpretado un mismo papel durante tanto tiempo, sabe que sus fans podrían resistirse a verla con algo que no sea un uniforme quirúrgico. Aun así, ella sintió que tenía que probar.
«Tengo años de estarme muriendo por algo más que hacer. Siempre he querido otra oportunidad. Por fin la tengo», expresó Pompeo.
«Sí, da miedo, puede que sea la cosa más loca y tonta, pero voy a confiar en el universo».
En persona, la actriz es incisiva, sarcástica y fríamente sabia. Es una mujer que conoce su propio valor y espera que los demás también lo conozcan.
Shonda Rhimes, creadora de Grey's Anatomy y otras series, elogió su «dureza interior, que combina a la perfección con su calidez».
Si Pompeo es una persona dura, también es muy filosófica. A los 4 años, su madre murió de una sobredosis accidental de analgésicos recetados, así que, aunque dedica bastante tiempo a reflexionar por qué su vida ha resultado así, no suele cuestionarlo.
«Es mi destino», repitió varias veces durante la conversación.
Su primer papel importante, en 2002, fue en La Vida Continúa (Moonlight Mile), que recibió buenas críticas, pero no tuvo el éxito esperado.
Le ofrecieron pilotos, pero los rechazó; quería ser estrella de cine, no actriz de televisión. Un par de años después de La Vida Continúa, estaba en la ruina. Su agente la animó a hacer el piloto de Grey's Anatomy para que pudiera pagar su renta. Los pilotos casi nunca convencen, le dijo. Este sí. «Ahí está el destino», señaló Pompeo.
Grey's Anatomy fue casi demasiado acogedora. El sueldo era bueno, sobre todo después de la primera temporada, cuando Pompeo renegoció su contrato.
«Gracias a las enseñanzas de otras mujeres, como Shonda Rhimes, poco a poco aprendí a pedir lo que merezco», contó.
Una década después, Pompeo ya no encontraba la serie creativamente gratificante. Fundó una compañía productora, Calamity Jane, pero no logró vender los proyectos que desarrollaba. Empezó a creer que nunca tendría otro papel destacado.
Después de los confinamientos por la pandemia, se preguntó si no sería mejor no tener ningún papel más. Financieramente estable, pero creativamente frustrada, pensó en dejar Greys….
«No podía seguir», afirmó, pero tampoco podía imaginarse a la serie sin ella.
Dana Walden, entonces directora de entretenimiento de Walt Disney Television, la escuchó. Permitió a Pompeo reducir sus episodios y sugirió que una serie que llegaría a Hulu, una subsidiaria de Disney, sería perfecta para ella: Good American Family.
La serie está inspirada en el caso real de una pareja del Medio Oeste que adoptó a una niña con una rara forma de enanismo y luego la abandonó a su suerte.
A Pompeo le preocupaba que la historia pareciera «un poco sensacionalista». No quería interpretar a un personaje que, en algunas versiones de la narrativa, maltrata a una niña. ¿Y si sus propios hijos vieran la serie? Pero su agente la convenció.
El personaje era tan diferente de Meredith que le mostraba al público que Pompeo era una verdadera actriz, no sólo un rostro familiar en un uniforme azul.
«Quizás la gente la vea y la odie», expresó Pompeo. O quizás les encante y luego vendrán otros papeles no médicos. Había tantas otras mujeres en esa sala de Picassos.
Independientemente de la recepción que tenga Good American Family, Pompeo hará las paces con ello. No, no tiene los premios ni el prestigio de una estrella de cine, pero tiene el respeto de sus colegas y el cariño de sus fans. Y tiene a su familia.
«Estoy tan contenta con lo que he hecho. Estoy contenta con mi destino», compartió la actriz.