Chihuahua.- El Colegio de Médicos Cirujanos Plásticos del Estado de Chihuahua, en un desplegado publicado el pasado domingo, afirmó –entre una serie de irregularidades de este curso, que tras 12 años y 20 muertes– el curso se encontraba “cerrado” por no aprobar las tres evaluaciones realizadas por el Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (Cmcper) y del propio colegio; sin embargo, la Secretaría de Salud (SS) aseguró que el curso sigue abierto, sólo que este año no habían abierto plazas para esta subespecialidad por una determinación de la Dirección General de Calidad y Educación en Salud.
En el documento dirigido a la opinión pública bajo el subtítulo “fraude, cifras falsas, mentiras e indolencia…”, acusan a quienes –señalan– han sido beneficiados de este curso y “pretenden hacer creer que son las víctimas en una historia que tiene ya 12 años”, en la que aseguran han dañado a pacientes y sus familias, además del prestigio del Hospital Central, la cirugía plástica local y el turismo médico de Chihuahua.
En el texto afirman que el curso fue abierto para “favorecer a quienes, por falta de capacidad, no pudieron ingresar a algún posgrado de la especialidad en algún otro lado del país” y señalan que el hospital en donde se asienta no cuenta con la infraestructura requerida, y afirman que fue creado al vapor sin la debida planeación y por “órdenes de arriba”.
Además, señalan múltiples deficiencias: desde profesores no preparados adecuadamente, hasta falta de camas para los pacientes, áreas para los residentes, un programa de especialización adecuado al Programa Único de Especialidades Médicas, entre otras.
Entre las graves irregularidades encontradas por el Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (Cmcper) –en sus tres evaluaciones reprobatorias, aseguran– están la ausencia de residentes y adscritos en el hospital, uno o ningún paciente internado, “salvo un tiempo quirúrgico semanal”, inasistencia de los residentes en las guardias para atender pacientes de urgencia y falsificación de cifras de cirugías.
Además, denunciaron que se apuntaban a campañas de reconstrucción a las que nunca asistieron, acusaron de nombrar a maestros adjuntos que nunca fueron sus profesores y de montar una “oficina falsa” en la antigua Facultad de Medicina para cubrir el requisito para las revisiones.
También, acusaron a los maestros de utilizar a los residentes como “mano de obra barata” a quienes les permitían operar a sus pacientes de estos en otros hospitales y clínicas una vez que estaban anestesiados.