Mientras que Donald Trump apura el paso de Estados Unidos en la carrera de la inteligencia artificial, liberando esta tecnología de regulaciones en favor de su desarrollo acelerado, desde la Organización de las Naciones Unidas llaman a controlar el ímpetu.
La lógica de Trump va contra la cautela de organizaciones como la Unión Europea, países como China y la misma ONU, quienes recomiendan un enfoque en la gobernanza de la IA.
«A partir de hoy, Estados Unidos tendrá como política hacer lo que sea necesario para liderar el mundo en inteligencia artificial», dijo Trump al firmar una orden ejecutiva para desregular la IA, otra más, el pasado miércoles 23 de julio.
El anuncio más claro y reciente respecto a la necesidad de regular la inteligencia artificial provino de Doreen Bogdan-Martin, secretaria general de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, dependiente de la ONU.
Al ser consultada por la AFP, sobre si le preocupa una estrategia de menor regulación de la IA, Bogdan-Martin se limitó a señalar que todavía trata de digerir el plan de Estados Unidos.
Indicó que el mundo necesita formular urgentemente un enfoque global para regular la inteligencia artificial, ante el crecimiento de los riesgos que plantea esta tecnología en rápida evolución, incluido el temor a la pérdida de empleos, la propagación de noticias falsas y desinformación y el deterioro del tejido social.
«Es urgente intentar establecer el marco adecuado», pronunció.
La ejecutiva señaló que que hay enfoques diferentes, el de la UE, el chino y el de Estados Unidos.
Para Bogdan-Martin es clave que haya un diálogo entre estas diferentes estrategias. Al mismo tiempo, la alta funcionaria dijo que el 85 por ciento de los países no tienen políticas o estrategias de IA.
Un tema constante entre esas estrategias existentes es el foco en la innovación, la creación de mayores capacidades y la inversión en infraestructura, explicó.
«Creo que debe darse el debate a nivel global para tratar de definir qué tanta, qué tan poca regulación se necesita», sostuvo.
Países y empresas corren para afianzar su dominio en este sector en auge, pero existen preocupaciones de que las precauciones serán ignoradas, y que quienes pierdan la carrera o no tengan capacidad de participar serán dejados atrás.
La jefa de la UIT destacó los avances en la inteligencia artificial, que tienen el potencial de mejorar todo, incluyendo la educación, la agricultura y la salud, pero insistió en que los beneficios deben ser compartidos.
Sin un esfuerzo concertado, existe el riesgo de que la IA termine siendo sinónimo del avance de las desigualdades, alertó.
«Tenemos 2 mil 600 millones de personas que no tienen acceso a la internet, lo cual significa que no tienen acceso a la inteligencia artificial», puntualizó.
«Debemos abordar esas diferencias si realmente vamos a tener algo que beneficie a toda la humanidad», argumentó.