Austin, Texas.– Los demócratas de la Asamblea Legislativa de Texas, que habían abandonado el estado para detener una agresiva redistribución de distritos, regresaron y pusieron fin a su retirada de dos semanas el lunes, abriendo el camino a los republicanos para la aprobación de un nuevo mapa del Congreso solicitado por el presidente Donald Trump.
Durante las dos últimas semanas, los líderes republicanos de Texas estuvieron furiosos por la salida de los demócratas y tomaron medidas extraordinarias para presionarlos para que regresaran. El gobernador Greg Abbott y el fiscal general del estado, Ken Paxton, interpusieron demandas para intentar destituir a los demócratas ausentes. El senador John Cornyn consiguió que el FBI participara en su localización. El presidente de la Cámara de Representantes del estado, Dustin Burrows, emitió órdenes de detención civil y amenazó con imponer multas diarias de 500 dólares, según el reglamento de la Cámara.
Sin embargo, al final los demócratas señalaron que habían decidido volver después de haber impedido exitosamente una votación durante una primera sesión legislativa especial, una medida que atrajo la atención nacional hacia el impulso de Trump para que se haga una redistribución de distritos poco común a mediados de la década y ayudó a impulsar a los estados demócratas a iniciar sus propios esfuerzos de redistribución de distritos.
Los legisladores del estado de California presentaron el lunes una ley para redibujar el mapa del Congreso de ese estado y hacerlo más favorable para los demócratas, una contramedida a los cambios de Texas promovida por el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom. Se espera que la propuesta sea sometida a votación el jueves.
El enfrentamiento entre los legisladores de Texas comenzó el 3 de agosto, cuando decenas de representantes demócratas abordaron un avión alquilado con destino a Chicago, y terminó de forma muy parecida, con un gran grupo de demócratas volando juntos de vuelta a Austin.
Pero en un inesperado epílogo el lunes por la tarde, un demócrata se negó a abandonar el recinto de la Cámara de Representantes en protesta por la exigencia republicana de que todos los demócratas que regresaran fueran acompañados por agentes de la policía estatal para asegurarse de que no volvieran a salir del estado.
El avión de los demócratas aterrizó el lunes, poco más de una hora antes de que la Cámara de Texas se reuniera a mediodía, hora local, y más de dos decenas de representantes se dirigieron directamente desde el aeropuerto al Capitolio.
Fueron aclamados por una multitud de simpatizantes, algunos con pancartas en las que se leía “Gracias, demócratas” y otros con camisetas sindicales, que se alinearon en los escalones próximos al edificio de la Cámara de Representantes.
“Hemos despertado a la nación”, dijo la representante estatal Mihaela Plesa, demócrata del área de Dallas, tras regresar de Chicago.
La retirada demócrata no cambió la cruda dinámica política de Texas, un estado dominado por los republicanos, donde la Cámara de Representantes estatal está formada por 62 demócratas y 88 republicanos. Los demócratas seguían sin la capacidad de impedir permanentemente que la Cámara aprobara un nuevo mapa de distritos del Congreso. Pero cuando eso ocurra, como se espera, los demócratas afirman que demandarán para impugnar su legalidad.
“Nuestro retorno nos permite construir el expediente legal necesario para derrotar este mapa racista en los tribunales”, dijo el representante estatal Gene Wu, demócrata por Houston, quien encabezó la retirada.
Al menos 100 miembros de la Cámara de Texas deben estar presentes para que haya quórum y se pueda trabajar; recientemente habían estado presentes alrededor de 96 miembros. Con el regreso de los demócratas el lunes, se registraron 120 miembros en total.
“Se acabó la espera, tenemos quórum”, dijo Burrows, republicano de Lubbock. “Ahora es momento de actuar”. Poco después comenzó de nuevo el proceso de aprobación del mapa, y es posible que la votación final tenga lugar esta misma semana.
Muchos otros legisladores demócratas no volvieron inmediatamente al pleno el lunes —se registró la ausencia de 29 miembros— y algunos seguían fuera del estado.
“No voy a regresar”, dijo la representante Jolanda Jones, demócrata por Houston. “El único poder que tenemos es el de negarles el quórum”, añadió. “¿Quién va a una pelea que ya perdiste?”.
Burrows dijo que las órdenes de arresto civil seguirían en vigor para los miembros que siguieran ausentes. Para los demócratas que se presentaron, Burrows señaló que a cada uno de ellos se le asignaría un agente de la policía estatal “que garantizará su regreso” al Capitolio durante el resto de la sesión legislativa especial.
Los representantes demócratas solo pudieron abandonar el recinto el lunes tras firmar permisos, prometiendo que volverían el miércoles para la siguiente reunión y aceptando ir escoltados por agentes de policía.
Varios representantes se opusieron al tratamiento, y, Nicole Collier, demócrata de Fort Worth, se negó a firmar.
Horas después de que la Cámara levantara la sesión, ella seguía en el recinto. “En este momento no me siento con ganas de irme, teniendo en cuenta que estamos a punto de perder dos escaños negros”, dijo Collier, refiriéndose al nuevo trazado de los distritos urbanos según el plan republicano. “Supongo que esperaré hasta el miércoles”, dijo. “Lo bueno es que he estado fuera dos semanas, así que tengo equipaje”.
Durante un tiempo se le unió otra representante demócrata, Ann Johnson, exfiscala de Houston, quien firmó la hoja pero se opuso a que un agente la siguiera hasta su casa.
“Tengo más vigilancia como opositora política que un delincuente en libertad condicional”, dijo Johnson, refiriéndose al agente vestido de civil que la seguía. “Esto no es una política normal”.
Cuando más curiosos empezaron a mirar, el oficial de orden de la Cámara cerró la tribuna al público y a los medios de comunicación. Johnson se marchó, pero Collier permaneció dentro.
“No ha firmado el permiso”, por lo que no puede abandonar el Capitolio, dijo el representante Charlie Geren, republicano de Fort Worth, quien supervisa la administración de la Cámara de Representantes. “Cerré la tribuna porque ella tiene derecho a cierta intimidad”.
El mapa propuesto, que podría aprobarse rápidamente esta semana, pretende ayudar a los republicanos a conservar el control de la Cámara de Representantes de Estados Unidos después de las elecciones legislativas de 2026, redibujando cinco distritos que actualmente están representados por demócratas para que tengan más probabilidades de elegir a candidatos republicanos. Los republicanos dijeron en audiencias públicas que sus objetivos eran estrictamente partidistas. Los demócratas argumentaron que el nuevo mapa privaría ilegalmente de poder a los votantes negros e hispanos, violando la Ley del Derecho al Voto.
Tras la retirada de los demócratas, la lucha por la redistribución de los distritos de Texas se convirtió en una pelea política nacional sin cuartel entre estados republicanos y demócratas. Mientras California sigue adelante con su intento de contrarrestar los efectos del mapa de Texas, varios estados republicanos —entre ellos Florida, Indiana, Misuri y Ohio— han estado evaluando sus propias redistribuciones de distritos.
La extraordinaria lucha interestatal por el trazado de los distritos congresuales —un proceso que normalmente se lleva a cabo una vez cada década, después del censo estadounidense— estalló repentinamente en primavera, a instancias de Trump y sus ayudantes políticos. Preocupados por la posibilidad de perder el control de la Cámara de Representantes después de las elecciones legislativas de 2026, empezaron a presionar a Texas y a otros estados republicanos para que rediseñaran los distritos a su favor.
Texas fue el primer estado en actuar. Abbott incluyó la redistribución de distritos en el orden del día de una sesión extraordinaria de la Asamblea Legislativa que había convocado, la cual también tenía como objetivo abordar medidas en respuesta a las devastadoras inundaciones del mes pasado en Hill Country.
A falta de votos para detener el mapa republicano, decenas de representantes demócratas abandonaron el estado. La mayoría aterrizó en las afueras de Chicago, donde el gobernador de Illinois, JB Pritzker, les ofreció refugio de las autoridades texanas que pretendían obligarlos a regresar.
Hubo divisiones entre los legisladores demócratas: algunos defendían una retirada mucho más prolongada, mientras que otros replicaban que no podían permanecer ausentes para siempre. Tras expirar la primera sesión extraordinaria el viernes, Abbott convocó inmediatamente otra.
Jones dijo que estaba dispuesta a ausentarse durante semanas o incluso meses para impedir la redistribución de distritos, que afectaría a su distrito de Houston en 2026. Ella es candidata en unas elecciones especiales que se realizarán en noviembre en el 18º distrito congresual.
“Aunque California y Nueva York redistribuyan los distritos y logren deshacerse de los republicanos, eso no ayuda a mi distrito”, afirmó Jones. “Perderemos un escaño negro en Houston y un escaño negro en Dallas. Eso es inaceptable”.