Ciudad de México.- Devoción, sobre todo. Y luego incredulidad. Incredulidad de que el nuevo Papa sea de Estados Unidos. ¿Por qué si allá no quieren a los mexicanos? ¿Por que si allá ni hay católicos?, se preguntaban visitantes en la Basílica de Guadalupe, donde a media misa les llegó el anuncio de que Robert Francis Prevost Martínez, de 69 años, nacionalizado peruano, donde ha vivido 20 años, sera el nuevo Jefe de la Iglesia Católica, León XIV.

«Sí, ya lo anunciaron. El padre en la misa. Le dimos tres aplausos. Primero fue misa de muchos padrecitos y lo nombraron. Nosotros ya entramos ya casi para terminar. Y luego fue una misa de vuelta grande y de bastantes sacerdotes, hasta acá se llenó abajo. Y de vuelta lo volvieron a nombrar. Que se llama León, ahora, dijo el padre y fueron tres veces que estuvimos aplaudiendo, nomás que yo, toda mi compañía con que vengo se me desaparecieron y ahora aquí estoy», dijo una mujer del Cerro Colorado, Michoacán, toda vestida de rojo, perdida en la puerta del templo. El cielo se cerraba, gris, para llovizna.

«¿Y por qué lo nombrarían si es de Estados Unidos? (…) Pero si está en Estados Unidos, ¿se va a venir para acá? O se va a Roma, porque los papas están en Roma», agregaba. Sacaba un celular anticuado que no sabía usar, ya le enseñaban las llamadas perdidas, ya su nuera venía por ella.

«No importa que sea de Estados Unidos», dijo un hombre que cargaba una figura de Juan Diego de un metro y medio. «Ya ve el apellido de la Presidenta; dicen que no es de aquí y de todos modos tiene buenas ideas», agregó con la escultura bajo el brazo. Le había costado 800 pesos.

Un grupo de mujeres le ayudó con la escultura. Es para una parroquia en el Estado de México. «El Papa Francisco, sí. Nos duró buenos años. Buenos años nos duró, pero pues se murió y ahora ya pusieron a este otro, quién sabe, vivió en Perú, ¿verdad?, casi se puede decir que es mexicano. Ojalá que hable con Donald Trump y le haga caso», dijo una de ellas.

Gloria y David, una guanajuatense y su esposo de Wisconsin, Estados Unidos, acababan de llegar con su imagen peregrina de la Virgen de Fátima cuando leyeron el anuncio en el celular.

«Es muy milagrosa, muy milagrosa», dijo ella. «Mire, estábamos rezando de que a lo mejor cuando llegamos aquí a Guadalupe ya teníamos Papa nuevo y cuando llegamos aquí, precisamente la primera vez que llegamos aquí, él abrió su celular y se dio cuenta de que ya teníamos un nuevo Papa. Y el 8, hoy que es el 8 de mayo, el 8 es infinito», agregó.

«Todavía no lo conocemos, pero si el Espíritu Santo lo eligió, ha de ser bueno», agregó el estadounidense. El hombre, mostraba los pequeños dientes que asomaban en la escultura de la Virgen. Si no se asoma los dientes, no es original, decía.

«A tu servidor el Papa León, a tu obispo Carlos», pedía adentro, en una nueva misa, el sacerdote. Curiosas, un grupo de mujeres de afuera se acercaba a mirar los dientitos. Todavía sin creer, decían, porque no habían visto en televisión al nuevo Papa. Asustadas.

«Nada más que no fue el negrito», dijo una de ellas. «Porque decían que se iban a ver muchas cosas peores para el mundo cuando hubiera Papa negro», dijo otra. «Que de por sí ya ve cómo hay guerra aquí, en México, donde quiera», cerraban el tema. Comenzó a caer una llovizna.

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