Ciudad de México— La presidenta Claudia Sheinbaum lanzó este miércoles un duro señalamiento contra el expresidente Vicente Fox (2000-2006), a quien responsabilizó de haber desperdiciado ingresos petroleros históricos y de permitir la sobreexplotación irresponsable del yacimiento Cantarell, decisión que debilitó a Petróleos Mexicanos (Pemex) y dejó al país sin beneficios duraderos de aquella bonanza.
Durante su conferencia matutina en Palacio Nacional, Sheinbaum recordó que en el sexenio de Fox los altos precios del crudo generaron ingresos adicionales por hasta 120 millones de dólares diarios, un volumen de recursos que no se reflejó en inversión productiva ni en infraestructura. “No quedó nada en Pemex, lo único que creció fueron las plazas gubernamentales y las corruptelas”, reprochó.
La mandataria detalló que entre 2004 y 2006 la administración foxista recibió más de 335 mil millones de dólares por la renta petrolera, de los cuales 10 mil millones fueron considerados excedentes. Pese a ello, subrayó, esos ingresos no dejaron obra pública estratégica ni fortalecieron a la empresa estatal, que posteriormente enfrentó un desplome en su producción.
Sheinbaum también criticó la política técnica aplicada a Cantarell, el mayor yacimiento petrolero de México, cuya producción llegó a superar los 2 millones de barriles diarios en 2004. Señaló que, para mantener ese ritmo, Pemex implementó la inyección masiva de nitrógeno, un proyecto iniciado en los últimos años del sexenio de Ernesto Zedillo pero expandido con fuerza durante el gobierno de Fox.
De acuerdo con la presidenta, esa decisión se tradujo en un grave error de largo plazo: permitió extraer crudo de manera acelerada en el corto plazo, pero contaminó el yacimiento y redujo de manera drástica su vida útil. “Lo que hicieron fue pan para hoy y hambre para mañana. Sacaron todo lo posible y dejaron Cantarell prácticamente agotado, con una caída brutal que desplomó la producción nacional”, afirmó.
El declive de Cantarell, agregó, evidenció el costo de esas decisiones. A partir de 2005, la producción mexicana comenzó una caída sostenida que debilitó las finanzas públicas y abrió la puerta a mayor dependencia de la deuda. “Todos esos excedentes no quedaron en nada: no hubo inversión estratégica, no hubo infraestructura, solo despilfarro y corrupción”, concluyó.
Con este señalamiento, Sheinbaum retomó la crítica histórica a la política petrolera de principios del siglo XXI y contrastó con la actual estrategia de su gobierno, que —según ha dicho en semanas recientes— busca estabilizar la producción en niveles manejables y fortalecer la capacidad de refinación interna para asegurar la autosuficiencia energética del país.