Poco más de dos décadas después de la apertura regulatoria que comenzó en 2004, México cuenta actualmente con 36 permisos federales activos que sustentan más de 370 salas de juego distribuidas en 30 de las 32 entidades del país. Estos establecimientos van más allá de las tradicionales ruletas y tragamonedas.
Incluyen restaurantes gourmet, centros de eventos, y en destinos turísticos como Cancún o Los Cabos, forman parte integral de complejos hoteleros que atraen congresos internacionales durante la temporada baja turística. Esto genera un gran impacto en el mercado laboral mexicano.
De acuerdo con la Asociación de Permisionarios, Operadores y Proveedores de la Industria del Entretenimiento y Apuestas (AIEJA), actualmente más de 50 mil empleos directos y aproximadamente 120 mil indirectos dependen de esta industria, sin contar proveedores adicionales relacionados con tecnología, mantenimiento y logística.
La recaudación fiscal también se beneficia; solo el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) asociado al juego aportó cerca de 5 mil millones de pesos al erario federal en 2024. No solo hablamos de grandes cadenas, plataformas más pequeñas que ofrecen póker online con dinero real también son engranajes de este motor económico.
El gran salto del iGaming en el país
El sector digital, que incluye póker, casinos en vivo y apuestas en e-sports, ha dejado de ser un nicho pequeño. Según cifras del portal Statista, el mercado mexicano de apuestas online alcanzó un valor de 1,100 millones de dólares en 2021 y continúa en ascenso gracias al amplio uso de métodos de pago como SPEI y monederos electrónicos.
Un reporte de la consultora Astute Analytica estima que los ingresos totales del juego (online y presencial) aumentarán de 11,370 millones de dólares en 2024 a 40,640 millones para 2033, posicionando a México como uno de los tres mercados de más rápido crecimiento en América, solo detrás de Estados Unidos y Canadá.
Gran parte de este crecimiento surge del bolsillo del usuario mexicano: el 81% de quienes poseen un smartphone cuentan con planes de datos ilimitados, y el tiempo promedio dedicado a aplicaciones de entretenimiento subió de 34 a 47 minutos diarios entre 2020 y 2024, según datos de la consultora CIU.
La expansión de la red 5G en zonas urbanas (147 ciudades ya cuentan con cobertura total) ha hecho posible transmisiones en calidad full-HD de mesas de blackjack y torneos de Texas Hold’em sin latencia perceptible. Miguel Ángel Ochoa, presidente de la AIEJA, estima que el sector del iGaming ha generado alrededor de diez mil nuevos empleos especializados.
Estos empleos van desde crupieres virtuales hasta diseñadores de estudios digitales en ciudades como Monterrey y Guadalajara, aumentando así la cantidad de familias beneficiadas a cerca de 200 mil al cierre de 2024.
Inversión extranjera directa y cadena de suministro
La Secretaría de Economía señala que en 2024, aproximadamente el 8% de la inversión extranjera directa (IED) captada por el sector de entretenimiento y recreación (unos 486 millones de dólares) provino de operadores de juego interesados en hubs logísticos próximos a la frontera con Texas.
En estas instalaciones se ensamblan equipos de cronometraje y máquinas tragamonedas antes de ser enviados a los principales destinos turísticos del Pacífico y del Caribe mexicano. Actualmente, más del 98% de las máquinas instaladas en el país son importadas, principalmente de Estados Unidos y Canadá.
Sin embargo, la tendencia apunta hacia una nacionalización gradual tras la apertura, en 2025, de la primera fábrica de microcontroladores especializada en hardware para casinos ubicada en Querétaro. La infraestructura de soporte ya mueve cifras comparables a las nóminas de los propios crupieres.
Estudios de streaming en Ciudad de México, Tijuana y Mérida están contratando operadores de cámara, supervisores en cumplimiento normativo y especialistas en TI enfocados en ciberseguridad para proteger transacciones en tiempo real.
Tributación y presión regulatoria
Junto al optimismo económico, en 2024 hubo la publicación del nuevo Reglamento de la Ley Federal de Juegos y Sorteos, que reduce la vigencia de los permisos de 25 a 15 años y aumenta la supervisión sobre sorteos regionales no incluidos explícitamente en la normativa original. Esto ha desencadenado una oleada de amparos por parte de los permisionarios.
Tal reacción provocó, por ejemplo, el congelamiento temporal de inversiones estimadas en 10,000 millones de dólares hasta que se estabilice el marco jurídico. La suspensión provisional obtenida por el sector evita, al menos por ahora, el cierre del 70% de las salas después de 2028, fecha límite para renovar licencias.
Mientras tanto, la Dirección General de Juegos y Sorteos enfatiza que cualquier operación relacionada con apuestas en territorio nacional requiere autorización explícita de la Secretaría de Gobernación, incluyendo el ámbito digital, donde modalidades como la «apuesta cruzada» (betting exchange) aún carecen de regulación específica.
Se estima que la recaudación fiscal proveniente de esta industria alcance alrededor de 7 mil millones de pesos anuales hacia 2027. Esto, sumado al fortalecimiento del mercado laboral mexicano, confirma el potencial del sector como una importante fuerza económica para México.