Las y los mexicanos tenemos hoy una cita ineludible para elegir a las personas juzgadoras emanadas del pueblo, con lo que estaremos definiendo el nuevo rumbo de la justicia en nuestro país. En pleno ejercicio de mis derechos, hoy acudiré a votar para participar en la transformación de un sistema judicial que por años sirvió a los poderes fácticos; hoy tenemos la oportunidad de votar por un sistema que camine de la mano de las y los ciudadanos. De esta manera, también seguiremos construyendo un futuro donde ya no tenga cabida la corrupción escudada en amparos.
Mi experiencia como persona servidora pública me ha permitido ver de manera contundente cómo la corrupción había permeado en las instituciones que deberían velar por la legalidad y la justicia. Por eso, como senador no dudé en votar a favor de la reforma judicial concebida por los gobiernos de la Transformación, la cual nos permite hoy definir en las urnas a las futuras juezas, jueces, magistradas y magistrados en distintas materias, así como ministros y ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Hoy, les invito a reflexionar sobre la importancia de acudir a las urnas para derribar una etapa de abusos; lo hago con tan solo dos ejemplos, que subrayan la necesidad de un cambio profundo en el Poder Judicial
En primer lugar, es imposible no recordar que, en 2021, una de las candidatas a la Gubernatura de Chihuahua pudo continuar su campaña electoral a pesar de que un juez la vinculó a proceso y le retiró su pasaporte por las evidencias que existían en su contra. Esto debió haber sido un impedimento para su participación, pero la realidad fue muy distinta gracias a una serie de amparos obtenidos con influencias. No profundizaré en este tema, porque todas y todos conocemos los detalles del caso.
Situaciones como la descrita nos lleva a cuestionar el nivel de independencia y ética de quienes ocupan los cargos en el Poder Judicial. ¿Es posible que un sistema que permite estas irregularidades pueda ser considerado justo? La respuesta es no.
Recientemente conocimos otro ejemplo. El miércoles 21 de mayo, durante la Mañanera del Pueblo, Conagua dio a conocer la destrucción de presas y represas con las cuales el exgobernador de Chihuahua, César Duarte, acaparó 700 mil metros cúbicos para uso privado en uno de sus ranchos; lo que sólo es un ejemplo de los abusos de particulares cobijados por el poder político y económico, así como a través de amparos contra la actuación de este organismo.
El director general de Conagua, Efraín Morales, evidenció que una jueza había otorgado en tan sólo 24 horas una suspensión provisional para frenar el operativo en el rancho de Duarte; la misma que suspendió no hace mucho la distribución de los libros gratuitos de texto en Chihuahua. Una muestra más del contubernio entre los gobiernos neoliberales y un podrido sistema judicial que hoy con nuestro voto sepultaremos.
Aprovecho para comentarles que el lunes 19 de mayo me reuní con Efraín Morales para entregarle un informe con estas evidencias y denunciar nuevamente una de las redes políticas que presuntamente operó durante la gestión precisamente de Duarte y en el gobierno de Enrique Peña Nieto para acaparar el agua mientras las y los chihuahuenses necesitábamos de este recurso nacional.
Le expuse cómo varios particulares en el estado mantienen en operación pozos irregulares de agua a través de una lluvia de amparos contra las acciones de Conagua. Agradezco al titular de Conagua por su sensibilidad, por escucharnos y actuar en consecuencia. Dos días después de esta reunión, Efraín Morales dijo frente a la Presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum: “se trata de un tema de contubernio; en el que participan varias personas para sacar un beneficio personal, en perjuicio de la gente; claro que hay delitos y claro que vamos a proceder a fondo”.
Desde el Senado, yo también seguiré trabajando para que en Chihuahua el agua deje de ser una mercancía y se garantice este derecho al pueblo. Trabajaré incansablemente por el bienestar de las comunidades. Sigo recibiendo información del pueblo. Pronto tendrán noticias sobre esta agenda.
Estos dos ejemplos descritos son sólo una fotografía de lo que sucede en el país. La protección de intereses particulares sobre el bienestar de la ciudadanía es un fenómeno que no podemos permitir más. Elegir jueces comprometidos con la justicia y la legalidad es esencial para que casos como estos sean atendidos con la objetividad, autonomía y seriedad que merecen.
El Poder Judicial debe ser un bastión de defensa para los derechos de las y los ciudadanos, pero en muchas ocasiones se ha convertido en un instrumento al servicio de la corrupción. Esta es la razón por la que el 1 de junio es una fecha histórica. No sólo debemos ejercer nuestro derecho al voto, sino que también debemos hacerlo con la convicción de que transformaremos a este sistema de raíz.
La transformación del Poder Judicial comienza con nosotros; con el pueblo. Al salir a votar, estamos enviando un mensaje claro: no estamos dispuestos a aceptar un sistema que favorece a unos pocos a expensas de la mayoría. Necesitamos personas juzgadoras que tengan la valentía de actuar en defensa de los intereses de la población, que no se dejen influir por presiones externas y que actúen con transparencia y ética. El pueblo es sabio y estoy convencido de que elegirá los mejores perfiles.
Cada voto cuenta y cada decisión que tomemos en las urnas tiene el potencial de cambiar el panorama judicial de México. Esta elección no es sólo un trámite, es una oportunidad para construir un sistema que realmente sirva a la ciudadanía, que combata la corrupción y que garantice la justicia que todos merecemos.
Por ello, les invito a que hoy salgamos a votar. Hagan valer su voz y su derecho a decidir. Es el momento de exigir un Poder Judicial que esté a la altura de las necesidades y expectativas de nuestra sociedad. La transformación del Poder Judicial está en nuestras manos. No permitamos que la corrupción siga dictando el rumbo de nuestras instituciones. Votemos por una justicia que camine de la mano del pueblo.