Una de las carreras de mayor demanda en Ciudad Juárez, es la Licenciatura en Derecho y son precisamente los abogados y estudiantes de la ley, quienes deberían mostrar mayor preocupación por la desafortunada elección que de manera histórica vivimos el domingo, pues es ese gremio el que estará enfrentándose a los diferentes problemas que se lleguen a presentar por parte de las personas que resulten electas.
Ciertamente, se llegó a referir que la elección era solo para taparle el ojo al macho, pues los candidatos ya estaban palomeados desde la Presidencia de la República haciendo un Poder Judicial a modo y los partidos políticos buscarían hacer su mejor esfuerzo para meterse en la guerra electoral, esto lo pudimos observar a través de la gran cantidad de acordeones que fueron repartidos y que mucha gente no supo utilizar, mientras que otros tantos solo los guardaron pues la elección no fue de su interés.
En estos momentos Montesquieu ha de estar retorciéndose en su tumba ante la pérdida de la autonomía del Poder Judicial, de igual manera, Rawls cambiará su frase “la justicia se esconde tras un velo de ignorancia”, atestando al dicho la justicia es ciega e ignorante pues quienes lleguen a ser juzgadores y jamás hayan ocupado un cargo similar, no podrán, de manera inmediata, tomar las riendas de un juzgado, pero esto es ya un mandato constitucional, así que no nos queda más que luchar o dar cumplimiento.
La curva de aprendizaje será tal, que, si realmente quieren servir e impartir justicia, los jueces, magistrados y ministros (aunque estos ya traen colmillo) que han sido electos, deberán vivir en los edificios que albergan los diferentes juzgados para entender la dinámica de ellos y aprovechar al máximo la carrera judicial de quienes han dedicado su vida profesional al servicio del pueblo a través de los tribunales, de lo contrario, no podrán dar cumplimiento a lo previsto por el artículo 17 de la CPEUM, en el sentido de que la justicia deberá impartirse en los plazos y términos que establecen las disposiciones legales.
Entonces, el abstencionismo ganó y la justicia perdió, mientras que la democracia se paseó de boca en boca, entre los que estaban a favor y en contra de la reforma constitucional y posteriormente de la elección; Platón y Aristóteles, referían que la peor forma de gobierno era la democracia, en el entendido de que no existe la igualdad en ella predicada, pues la mayoría siempre tendrá el poder y lo usará para corromper al gobierno, tal y como ocurrió, pues en México, y en el estado de Chihuahua, quienes forman parte de un partido político están prácticamente obligados a decir “si señor, como usted diga”, aunque su ideología no comulgue con las decisiones del partido.
Según el INE, solo se contó con el 13.32% de participación ciudadana en las pasadas elecciones, entonces, como podemos llamar a esto “democracia”, es decir, si el poder radica en el pueblo y la mayoría del pueblo, no salió a las urnas, acaso no nos encontramos ante un ejercicio democrático en el que “la omisión” demostró fehacientemente la decisión del pueblo, que fue tajante en el rechazo a la elección del Poder Judicial.
Tocará entonces enfrentar a quienes sean los nuevos encargados de impartir justicia, esperando que tengan los conocimientos teóricos y prácticos para el ejercicio de la carga que les será impuesta, lo anterior lo expreso con el afán de señalar que, en México, hemos politizado a la totalidad de las instituciones, incluso aquellas que se encontraban alejadas de esa figura que tanto daño hace a la administración pública y ahora se perfila para hacer un daño mayor en la administración y procuración de justicia.
“Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder”, decía Montesquieu, las arbitrariedades deben tener freno y actualmente en México no existe ese contrapeso que detenga los abusos y arbitrariedades que se ejercen desde el poder y para el mismo poder. La elección judicial ya se dio y emití mi sufragio por considerarlo importante y trascendental para la vida jurídica, pues una cosa es estar en contra y otra ser indiferente.