Ciudad de México.- A una semana del proceso para elegir a los integrantes del poder judicial federal y de las entidades, las interpretaciones son tantas como boletas electorales y candidatos en esa competencia.
Fue una jornada que aún a esta fecha, sigue siendo tan cuestionada como sus mismos resultados, no por la cantidad de votos, que eso ya es pedir mucho, sino por la operatividad, el origen y, sobre todo, las formas.
Pero los números son fríos, esos no se interpretan, ahí están y se leen como son: la escasa participación del electorado fue un mensaje muy claro de que, si las cosas no son claras, la foto sale borrosa.
De acuerdo a las cifras oficiales del Instituto Nacional Electoral, el padrón electoral en México es de 101 millones 539 mil 216 personas. La población total, según los datos del INEGI, es de poco más de 130 millones quienes habitamos en la República Mexicana.
El domingo primero de junio, en la elección para decidir magistrados y jueces, la participación fue del 12.8 por ciento del padrón electoral, contra un 87.2 por ciento de abstención. En pocas palabras, votaron 12 de cada cien personas.
A manera de comparación: en 2021, cuando se convocó a una consulta nacional para que el pueblo determinara si los expresidentes mexicanos debían ser enjuiciados por su desempeño, votó el 7.1 por ciento.
En 2022, el plebiscito convocado para saber si habría revocación de mandato de la autoridad federal, acudió solo el 17.8 por ciento de los electores. Hoy, en la elección judicial, la participación fue del 12.8 por ciento.
Costo por voto: de acuerdo a las cifras oficiales, el costo por voto en la elección de 2024, para renovar el poder ejecutivo federal y el legislativo, fue de 150 pesos. El proceso del domingo primero de junio, tuvo un costo de 550 pesos por voto. ¿Cómo se mide esto?
Simple: si usted hace una fiesta en su casa y tiene diez invitados e invierte mil pesos, entonces tendría un costo de 100 pesos por persona, siempre y cuando le confirmen y asistan todos. Pero si a la fiesta llegan solo dos personas, usted ya invirtió los mismos mil pesos, por lo tanto, el costo por invitado es de 500 pesos.
Otro dato: según las cifras que se han dado a conocer públicamente, en la elección judicial, del total de votos, el 23 por ciento fueron votos nulos o blancos. Desglosado: 10.89 votos nulos y 12.16, votos en blanco.
Va la comparación: en la elección intermedia federal de 2009, el 5.40 fueron votos nulos. En la intermedia de 2021, se registró el 3.4 de votos nulos, en la consulta de revocación de mandato de 2022 fue del 1.69 y en la elección presidencial de 2024, el voto nulo fue de 2.32, considerando la altísima votación registrada. En la elección judicial de 2025, los votos nulos fue del 23.05.
En este último proceso de elección judicial, además de la baja votación, aún habría que restarle los votos nulos y las boletas en blanco, para determinar que, sin equivocación, los votos válidos son en exceso escasos.
Con toda esta información que es pública en el país, habría que plantearse no solo desde las esferas gubernamentales, si este ejercicio valió la pena, si debe perfeccionarse o simplemente a las personas no les importa o no tuvieron suficiente información para decidir.
Veracruz y Durango van aparte y los distintos partidos políticos tendrán sus propias conclusiones, pero esa recomposición del poder territorial, iba en el paquete electoral como una medición temprana de lo que serán las elecciones intermedias federales de 2027.
Para los más entusiastas, el proceso electoral de Durango y Veracruz muestra una llamada de atención al partido dominante en México; para los escépticos, se trata de un simple raspón al poder que hoy por hoy, tiene el control de la mayor parte del país.
Lo cierto es que, entre la elección judicial y los procesos de Durango y Veracruz, la llamada de atención es pareja… debe generarse, a la de ya, una corrección en todos los errores de la elección del Poder Judicial y, las dos estatales, muestran una tendencia que puede convertirse en una recomposición de las decisiones del electorado en el país.
Recordemos que el voto no es eterno, ni se entrega como un cheque en blanco de por vida; el electorado sabe muy bien que, si un gobierno no le cumple, es fácil modificar su decisión en el siguiente proceso.
Que cada quien saque sus propias conclusiones. De entrada, la elección judicial, aunque se presuma como un triunfo, no puede cantarse victoria porque el abstencionismo es notorio. Las elecciones estatales de Durango y Veracruz, avisan que no todo está dicho en México. Al tiempo.