La Gobernadora Maru Campos encabezó dos hechos relevantes que podrían marcar un antes y un después para Ciudad Juárez: por un lado, el anuncio de que esta ciudad será sede de uno de los Polos de Desarrollo para el Bienestar impulsados por el Gobierno Federal, y por otro, la solicitud formal a la Presidenta Claudia Sheinbaum para apoyar la renovación del cruce fronterizo San Jerónimo–Santa Teresa. Ambas acciones representan una oportunidad estratégica para detonar el crecimiento económico, mejorar la movilidad binacional y reducir desigualdades históricas en la región.

En el caso del Polo de Desarrollo, se anunció la habilitación de 60 hectáreas en San Jerónimo como sede de este ambicioso proyecto. No es casualidad que se haya elegido a Ciudad Juárez: Chihuahua es el estado que más exporta hacia Estados Unidos, con más de 75 mil millones de dólares en exportaciones registradas en 2024. Además, es líder nacional en la industria automotriz, en la fabricación de dispositivos médicos y en manufactura electrónica; tan sólo cuatro de cada diez circuitos integrados producidos en México se ensamblan en este estado. La intención de convertir a Juárez en un nodo clave de la llamada “Ruta del Semiconductor”, que conecta con centros tecnológicos en Phoenix y Austin, también refuerza el enfoque de alto valor agregado que se busca impulsar.

Pero este proyecto no sólo es económico, también tiene un fuerte componente social. La gobernadora ha enfatizado que se trata de una apuesta para cerrar brechas de desigualdad, promover empleos formales bien remunerados y garantizar que el desarrollo llegue a quienes más lo necesitan. Como muestra, ya se está capacitando a más de 200 ingenieros en universidades de Estados Unidos y Taiwán para integrarlos a esta nueva etapa de especialización productiva.

Por otra parte, la petición a Sheinbaum para modernizar el cruce de San Jerónimo–Santa Teresa cobra vital relevancia en una frontera cuya dinámica transfronteriza es de las más activas del mundo. La eficiencia logística y aduanera no es un tema menor: impacta directamente en tiempos de traslado, competitividad industrial y costos para las empresas. Si se logra avanzar en este frente —además de resolver la demanda energética y optimizar la infraestructura ferroviaria, como también lo solicitó la Gobernadora— Juárez podrá consolidarse como un verdadero hub de manufactura avanzada en América del Norte.

Sin embargo, para que estas promesas no queden sólo en el discurso, es necesario que el Gobierno Federal asigne recursos reales y actúe con celeridad. Igualmente, se debe asegurar que el crecimiento industrial venga acompañado de inversión en servicios básicos como agua potable, transporte público, vivienda digna y seguridad, pues durante años los trabajadores de maquiladora han padecido una expansión urbana desordenada y sin planeación. No se puede repetir el error de crecer sin inclusión.

Ciudad Juárez se encuentra frente a una oportunidad histórica. Si se aprovechan los proyectos anunciados con visión de largo plazo, transparencia y voluntad política, esta ciudad fronteriza podría dejar de ser símbolo de rezago para convertirse en un referente de desarrollo sostenible, competitivo e incluyente. Como dijo la Gobernadora Maru Campos: “Este polo no es sólo para atraer inversión, es para darle dignidad a las y los juarenses”. Esa dignidad será el verdadero indicador del éxito.

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