Todo mundo estaba cansado de “El Verín”; todos, sus cómplices, aliados y hasta los comandantes policiacos y políticos de los que evidentemente recibía protección para anegar gran parte de la ciudad de Chihuahua de cristal y fentanilo.
No tenía competencia en la venta de esas drogas sintéticas. Era absoluto su control sobre la venta en cientos de colonias con decenas de miles de adictos básicamente del sur, el suroriente, toda una franja periférica hacia el norte, a la salida a Juárez y el centro de la ciudad.
Durante los últimos meses había sostenido una alianza parcial con su homólogos del Cártel de Sinaloa, facción Los Cabrera (de Durango) para confrontar al Nuevo Cártel de Juárez (NCDJ) en el corredor Aldama-Ojinaga, frenar a las facciones del NCDJ, La Línea y La Empresa, en Chihuahua capital, y “prestar sicarios” para respaldar en esta frontera a los Artistas Asesinos-Cabrera y frenar el “exterminio” de los AA a manos de La Empresa.
Salvador Humberto Sánchez Verín, nacido el 12 de abril de 1974 en Camargo, era pieza incómoda porque su gran desparpajo para operar como uno de los jefes del Cártel de Sinaloa en Chihuahua ocasionaba la frecuente exhibición pública de comandantes policiacos y ministeriales que le facilitaban desenvolverse en la capital y otras ciudades del estado como Juan por su casa.
Una de sus más ruidosas “apariciones” mediáticas está registrada en octubre del 2023 cuando fue acusado como autor intelectual en el asesinato de una muchacha, estudiante universitaria, Siria Fernanda Villanueva.
Fue señalado en redes sociales directamente por la madre de la joven universitaria y denunciada la complicidad de elementos y comandantes de la policía municipal y del “comandante de Homicidios (de la Agencia Estatal de Investigaciones) de apellido Cruz”, quien “no dejó que nadie interrogara” a uno de los asesinos de su hija, quien recibió más de 30 disparos.
“En caso de sucederme algo a mí persona o mi familia hago responsable a Salvador Humberto Sánchez Verín, y de igual manera a agentes policiacos de su nómina porque ya se sabe que pueden asesinar o catear casas y sembrar droga para callar a la prensa y dar carpetazo al asunto, involucrando a gente decente y hacerlos ver como narcotraficantes”, señaló.
Al menos públicamente nada volvió a saberse sobre ese proceso desde que ocurrió el asesinato, un crimen que cimbró a los habitantes de la ciudad de Chihuahua porque Siria era una estudiante con cárdex de vida impecable. Ni eso fue suficiente para los investigadores, que también dejaron morir el caso.
“El Verín” hizo tatuar en su espalda el reflejo sanguinario de su manejo y personalidad: un ángel de la muerte con enormes alas negras abiertas, encapuchado. Viste un largo manto estilo sotana y entre sus manos porta una espada con la punta hacia el suelo. Abajo de sus pies, pedazos de esqueletos y cráneos. (Presentamos la foto en versiones impresa y digital de La Columna). Es una de las imágenes tomadas por los policías tras su aprehensión.
La criminalidad en Chihuahua capital ha llegado a los 40 asesinatos por mes, de repente se estaciona en 30; ha bajado a 20; actualmente anda cerca de esta cantidad.
El 95 por ciento de los homicidios tienen relación con el narcomenudeo, y desde luego, con su principal distribuidor pero, ahí tenemos gran parte de las explicaciones a su impunidad, en el fuero común no tenía antecedentes ni policiacos. Ha sonado a sarcasmo que las autoridades digan ahora que mantienen investigaciones abiertas en su contra.
Al principio del presente texto hablamos de “El Verín” en tiempo pasado, es que finalmente fue detenido la madrugada del martes por fuerzas federales encabezadas por el Ejército y la Guardia Nacional e ingresado a un penal sobre el que tiene el control casi pleno, el Cereso número 1, de Aquiles Serdán, pegado a la ciudad de Chihuahua.
Inicialmente se dijo que había sido trasladado de inmediato a un penal federal de alta seguridad habida cuenta de la peligrosidad reconocida, ahora sí, por autoridades tanto del fuero común como federal. Fue detenido el martes en la madrugada; hasta el viernes publicó El Diario en exclusiva que no fue sacado de Chihuahua sino internado en el penal estatal.
Es acusado por delincuencia organizada; pero si profundizan los agentes federales en su investigación, hallarán precisamente su involucramiento en el grueso de los asesinatos ocurridos en la ciudad y varios también en distintas partes del estado; y desde luego, narcomenudeo, muchísimo narcomenudeo.
Su confianza en la protección policiaca local era tanta que simplemente bajó la guardia. A los militares que lo detuvieron les bastó tirar una pluma de acceso al fraccionamiento donde vivía sin mosca que lo incomodara, el Riscos de San Ángel. También tiraron la puerta de esa vivienda de clase media previamente ubicada durante las investigaciones.
Los militares apresaron en el mismo acto a la esposa del capo, María Guadalupe Q. A., originaria de la ciudad de Chihuahua. Tiene más antecedentes locales que su marido, daños y lesiones; y fue detenido el escolta en turno, Ángel Rojas González, con historial de arrestos por robo y delitos contra la salud.
Tardaron mucho las autoridades federales para hacer su trabajo; ni qué decir de las corporaciones locales; éstas no lo iban a detener nunca por razones más que evidentes de corrupción.
Ha sido obvia la importancia delictiva de “El Verín” desde hace muchos años. Sus grandes méritos en la facción delictiva conocida como Gente Nueva de los Salgueiro, del Cártel de Sinaloa (CS), fueron desarrollados cuando dicho Cártel, unidos aún “Los Chapos” y “Los Mayos”, protagonizó la guerra más sangrienta que haya registrado la historia del estado por obtener el control en la ciudad de Chihuahua, en Juárez y el resto de la entidad. A Juárez no lograron penetrar pero ocasionaron miles de asesinatos y desolación general.
En ese periodo, 2007-2011, fue “El Verín”, uno de los operadores de mayor confianza de quien encabezó la guerra por el CS, Noel “El Flaco” Salgueiro, apresado en 2011 y después extraditado a los Estados Unidos. Permanece recluido en una cárcel de El Paso con sentencia para ser liberado el año entrante.
En el 2010 fue detenido “el señor de la V” por fuerzas federales acusado de portación de arma de fuego y presumiblemente por haber participado en varias masacres, entre ellas la ocurrida en un salón de baile, donde fueron asesinados los integrantes de un grupo musical que cantaba corridos para el Cártel de Juárez.
Tras la detención fue llevado primero al penal federal de Matamoros, Tamaulipas; de ahí trasladado al Cefereso de Chiapas. Se desconoce con precisión cuándo fue liberado pero en el 2015 ya había sido entronizado como jefe representante de Los Salgueiro en la capital del estado.
En adelante no fue frenado por nadie, ni por sus impulsores a los que desplazó de la ciudad de Chihuahua, incluidos a familiares cercanísimos de “El Flaco”, como sus sobrinos, Efrén Salgueiro González “El Maniaco”, y Bryan Salgueiro Zepeda, ambos detenidos cuando casi eran adolescentes en 2010 pero liberados muy pronto; después apresados de nuevo en el 2022 cuando se habían convertido en el terror de Parral, recluidos en el penal de Aquiles, y trasladados apenas en septiembre del año pasado al Cefereso de El Atiplano.
A “El Verín” y sus “apoyadores” en corporaciones policiacas y juzgados es adjudicado el traslado de los Salgueiro al Altiplano; habían entrado en abierta confrontación para retomar personalmente el liderazgo de su tío “El Flaco” en la plaza Chihuahua.
Todo ello demostró la fortaleza individual de Salvador Humberto, también alias “el Chava” pero el costo fue sumado a las consecuencias de la gran violencia y las filas interminables de vulnerables casi-niños, adultos, etc., zombis, adictos al cristal y/o al fentanilo traficados en el corazón político del estado, la ciudad de Chihuahua.
A la desactivación no sabemos por cuánto tiempo del apresado, seguramente sus jefes en el Cártel de Sinaloa habrán designado de inmediato a un relevo que tomará su tiempo para encausarse; mientras tanto, es de relax para cómplices y aliados incómodos por la cercanía con un Verín cada vez más cerca de un episodio como el ocurrido, la aprehensión, o hasta un atentado.
En lugar de hacer fiesta, los grupos delictivos enemigos con sede en Juárez, La Línea y la Empresa, deben haber apretado el paso para tratar de avanzar más en la capital del estado.