Los seres humanos, por naturaleza, cometemos, infinidad de errores a lo largo de nuestra vida, esa es la naturaleza del ser humano ya que en muchas de las ocasiones actuamos por impulso, por emociones, o por sentimientos que nada tienen que ver con la razón, con el pensamiento o con la lógica. La perfección no es una condición propia a las personas, se da por una serie de elementos y factores que constantemente están variando y cambiando de situación, por lo que es literalmente imposible alcanzarla.

Sin embargo, estos errores o fallas, no alcanzan a ser clasificados como infracciones sociales o de plano delitos, ya que en su comisión no está presente la intención, la deliberación, la planeación, es decir, se trata de acciones o actitudes, si bien irreflexivas y poco razonadas, no pensadas para obtener un beneficio indebido o causarle daño a alguien.

Sólo como una metáfora para mejor comprensión, los aficionados al futbol entienden bien esto, porque saben que la mano en el balón dentro de lo que se conoce como área chica de su cancha se sanciona con un tiro de penalti solo si el jugador deliberadamente, es decir, con intención, llevó su mano al balón, de lo contario no lo es. Lo mismo aplica para las conductas sociales.

Regularmente, los seres humanos regulamos nuestras conductas sociales en base a los principios y valores adquiridos en la formación familiar, en nuestro entorno o a la falta de ellos, y a través de la información recibida por diversos medios, hoy, las redes sociales juegan un papel preponderante en este proceso de formación.

El pasado domingo 6 de julio, a propósito de este tema, escribí: “Es, sin duda alguna, un caso inédito en la frontera que refleja claramente el nivel de insensibilidad ante la criminalidad que algunas personas han alcanzado, porque, más allá de los evidentes delitos cometidos por los empresarios propietarios del crematorio, y las omisiones de algunas autoridades, lo que realmente está de fondo es la enorme facilidad con la que se pueden llegar a normalizar actos que conllevan un altísimo grado de deshumanización, perversidad y dolo.”

“También es necesario apuntar que el caso se encuentra en etapa inicial de investigación, por lo tanto, aún no hay nada definitivo sobre responsabilidades, delitos o delitos cometidos, ni responsables de los mismos, también debo resaltar que la respuesta de la autoridad investigadora (Fiscalía General del Estado) fue inmediata y que, hasta hoy, se ha manejado con total transparencia y pulcritud en los avances de dicha investigación, informando oportunamente lo que se puede informar a la sociedad sin alterar el curso de la misma, y eso ya es un buen avance.”

“El jueves 26 de junio, por la noche, elementos de la policía municipal acudieron a un llamado de los vecinos de la colonia Granjas Polo Gamboa, ya que reportaron un cuerpo dentro de un vehículo en un predio, así como olores fétidos, por lo que al llegar lo elementos policíacos e ingresar al lugar encontraron más cadáveres, reportando inicialmente 15 personas sin vida en ese lugar.”

“Los municipales siguieron el protocolo para estos casos, acordonaron el lugar y dieron parte a las autoridades de la Fiscalía General del Estado en la zona norte, quienes se presentaron para realizar lo que denominan el “levantamiento” de la escena del crimen, percatándose que había más cuerpos en el sitio.” Fin de la cita textual.

Este preámbulo tiene el objetivo de reflexionar un poco sobre por qué las personas hacemos lo que hacemos, aunque en ocasiones eso signifique ir contra el pacto social, ya sea con pequeñas acciones o bien, en algunos casos, con graves delitos, específicamente en relación al caso de los 386 cuerpos encontrados en el Crematorio Plenitud de esta ciudad, y todas las implicaciones que eso ha significado.

Para hablar del tema, voy a tomar como base lo que nos dijeron tanto el Fiscal General del Estado (FGE), César Jáuregui Moreno; el Fiscal de Distrito en la Zona Norte, Carlos Manuel Salas; el Coordinador de los Servicios Periciales de la Zona Norte, Héctor Manuel Jácome Hernández y el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Alejandro Carrasco Talavera, en una entrevista para el programa Pido la Palabra de Canal 44, misma que se puede ver el día de hoy a las 10 de la mañana por dicho canal de televisión en red estatal (https://tinyurl.com/2jn8gcdn).

Empezaré señalando que ya es motivo de asombro y preocupación ver y escuchar a estos personajes, tan acostumbrados por su trabajo a ver escenas terribles, sangrientas y a veces hasta diabólicas, totalmente horrorizados por lo que ocurrió en el Crematorio Plenitud, consternados, asombrados, reconociendo que nunca antes en su vida les había tocado ver algo así.

Y es ahí donde quisiera centrar toda la atención de la presente colaboración ¿Qué puede pasar por la cabeza de una persona para cometer este acto tan ruin y bajo? ¿Cómo es que alguien puede pisotear de esa manera los sentimientos y las emociones de los deudos de los muertos? ¿Para ganarse unos pesos demás?

Es por demás evidente que se cometió un delito grave en cuanto al manejo de los cuerpos sin vida, violando por completo toda la legislación y normatividad al respecto, pero, además, resulta claro que todo eso se maquinó con premeditación, alevosía y ventaja, ya que, para evitar posibles reclamos de los familiares se les entregaba una urna con lo que parecían las cenizas de su difunto, pero que en realidad no lo eran.

Llegó a tal punto la degradación moral y espiritual de estas personas, que fueron capaces de tramar un acto de vil engaño con los restos que deberían de ser cenizas, para que sus actos quedaran sin reclamo, dejando a los cuerpos sin la menor dignidad.

Durante la entrevista que menciono, el Fiscal General del Estado, Cesar Jáuregui Moreno, habló sobre lo que antropólogos y hasta filósofos han definido como la dignidad de las personas, y que por supuesto no termina con la muerte de las mismas sino, por el contrario, es donde tiene su origen ya que el culto que se rinde a un ser querido que ha perdido la vida, tanto en el funeral como en la ceremonia de inhumación (ya sea cremación o sepultura) es precisamente el tributo que se rinde a la dignidad de esa persona, y por eso mismo las leyes correspondientes castigan el manejo inadecuado de cadáveres. Eso explica, entre otros muchos ejemplos más, porque los faraones egipcios eran enterrados con sus mejores atuendos, joyas y pertenencias.

Ahora, dolorosamente para miles de juarenses, bien un largo y extenuante proceso de identificación de cuerpos y hasta de cenizas, porque con lo ocurrido, se ha generado una incertidumbre y temor sobre lo que contienen las urnas de cientos de personas fallecidas en los últimos años.

Es de reconocerse y señalarse el impecable trabajo que realiza la Fiscalía General del Estado, no obstante lo complicada que será esta tarea, ya que no existe en México la tecnología adecuada o de mayor actualidad, para identificar si lo que parecen cenizas en realidad lo son, o si son orgánicas o inorgánicas, o de personas o animales, menos aún si se trata de hombres o mujeres, sin embargo, la FGE, por instrucciones de la gobernadora Maru Campos está realizando todos los esfuerzos posibles para realizar este trabajo.

Como sociedad no nos queda más que reprobar enérgicamente estos hechos, y exigir que se haga justicia, aunque eso dilate el tiempo que tenga que dilatar, pero nadie merece morir dos veces y, tampoco, nadie merece llorar a sus muertos dos veces, por eso es indispensable un replanteamiento de nuestras leyes para que esos delitos se castiguen con dureza y a la medida del daño que ocasionan.

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