Cuando escribí mi artículo pasado me dirigía rumbo a Houston para atender la final de la Copa Oro entre Estados unidos y México. Entonces dije que, como seguian de tensas las relaciones diplomáticas y económicas entre el presidente Donald Trump y México, lo mejor para nuestro país seria que, de una vez por todas, también se les entregara la copa.

Porque desde que llegó por segunda vez a la casa blanca, el millonario presiona y presiona con aumentos de aranceles a México -en realidad a todos sus socios comerciales mundiales- si no se erradica el tráfico de fentanilo y migrantes hacia su país, el mayor consumidor de drogas en el mundo. Se podría decir que, al menos indirectamente, ya interviene en la política interna mexicana, que ahora es muy diferente a cuando estaba Andrés Obrador en el poder. El tráfico libre de las caravanas migratorias que toleraba el ex presidente mexicano, presumiendo los derechos “humanistas” izquierdistas de su término, se acabó, gracias al magnate. México ha cedido ante las amenazas de Trump ya en varias ocasiones, atinadamente, extraditando voluntariamente a capos y familiares de traficantes que el aparato judicial de Estados Unidos ha requerido, debilitando la idea teórica de soberanía nacional, en favor de llevar la paz con el país vecino. Esto, sin embargo, no ha debilitado la buena imagen de nuestra presidenta hasta ahora.

Los hechos anteriores, aunados a las grandes protestas de miles de mexico americanos y gringos en California y el resto del país en contra del endurecimiento de las políticas del presidente norteamericano, y de las múltiples las injusticias que generan las deportaciones masivas del ICE allá, pintaban un panorama preocupante para los mexicanos que fuimos al juego de la selección en Texas; un estado tomado por los republicanos desde hace décadas -aunque no así la ciudad de Houston, que sigue siendo un bastión demócrata por su alta población afroamericana e hispana, al igual que El Paso-. Este dominio republicano en Texas, si Trump y el gobernador Abbot se salen con la suya, pudiera todavía aumentar si se re dibujan los distritos electorales y sus territorios para favorecer a los republicanos y a sus fanáticos en elecciones futuras. Iniciativas legales, pero perversas, que promueven ellos dos y sus aliados políticos, como siempre ha sucedido desde la creación de aquella nación.

Pues el día de la final sucedió lo contrario, México ganó en noventa minutos, y lo hizo bien, dejando avergonzados a los que apoyaron al equipo de las barras y las estrellas; y en su propio territorio, en donde más de cincuenta mil migrantes y turistas mexicanos desafiamos a ICE y a los Estados Unidos un poquito. Eso sí, muchos con cautela al principio, vistieron de negro, al igual que la selección. Otros traían ambas banderas, o ambos colores en sus vestimentas; o de plano se vistieron como si en realidad le fueran a EU para disfrazarse, cuando su corazón en realidad estaba con los mexicanos.

Los tricolores dominaron todo el partido, lo que terminó en una gran fiesta masiva, y el envalentonamiento de las masas hispanoparlantes. Fue impresionante ver a más de setenta mil aficionados atender la final, la mayoría en apoyo de México. Fue todavía algo más espectacular que disfrutar los excelentes goles; el ver a nuestro equipo remontar la desventaja con oficio, y escuchar a la mayoría del estadio cantar a pulmón la canción “el rey” al final; canción que alguna vez interpretó Chente Fernández padre como ninguno.

Después de la euforia desatada en la premiación. Al término de todo. Durante la salida del gran estadio NGR de los Tejanos de Houston de la NFL. -Un estadio con capacidad para 72,220 personas. En donde yo calculé que más de sesenta mil latinos y mexicanos gritaban al unísono el “México, México, México” durante el juego. – Muchos siguieron entonando canciones y gritos con un patriotismo alborotado, mientras bajaban por los pasillos del moderno inmueble para salir; como desafiando a las cámaras, y a los helicópteros de las autoridades que rondaban los aires, vigilando a las masas y tomando video.

La porra estadounidense, bravucona al principio del evento, se dispersó y se desapareció rápidamente, eclipsados por los tambores y el ritmo latino que se escuchó, como siempre, durante todo el partido. Bien por los jugadores de México, que en esta ocasión dejaron la frente del pueblo mexicano por lo alto -entendiendo niveles-, defendiendo y ganando el título de la Copa de Oro de la Concacaf por segunda ocasión consecutiva frente a EU: “No tengo trono ni reina, ni nadie que me comprenda, pero sigo sieeeendo el rey…” Ese coro masivo resonará en el subconsciente colectivo de muchos mexicanos por un tiempo. Después de múltiples decepciones y ocasiones deportivas menos decorosas en los mundiales, así como por la tensa relación histórica con el país más armado del mundo, para muchos de nosotros fue una satisfacción estar presente en ese momento.

El presidente Trump no atendió para apoyar a su selección esa ocasión, porque prefirió -sabiamente, dado a que las casas de apuesta habían dado como favorito al equipo nacional de México, aunque no por mucho- aparecer junto a los directivos de FIFA durante la premiación del 13 de julio, en la final del máximo nivel en el balompié del mundial de clubes, que fue unos días después del partido de la Copa de Oro.

Este partido se llevó a cabo también en los Estados Unidos, pero mucho más al norte. Lo protagonizaron el Club Chelsea de Inglaterra contra el Paris Saint German de Francia. El Chelsea le puso una paliza al equipo parisiense; tres a cero; quien a su vez había hecho lo propio con el Real Madrid de España ya en semifinales; cuatro a cero. Reafirmando la superioridad actual de la liga inglesa anglosajona por encima de ninguna otra a nivel mundial. Algo que Trump, como gran oportunista, aprovechó políticamente para lucirse, y así intentar frenar el impacto nacional de la derrota de EU ante México -un descalabro deportivo. Se le vio participando en la entrega de las medallas y la copa de clubes. Como era de esperarse, después aparecieron los famosos memes en los medios sociales -diseñados más para reírse, pero también para criticar, como hacen los caricaturistas de los periódicos-. No tardaron el reproducir imágenes irrisorias falsas de Trump, queriéndose embolsar discretamente una de las medallas de oro que supuestamente le pertenecía a un jugador; durante la premiación oficial en el estadio MetLife de Nueva Jersey.

Es así como los fanáticos estadounidenses anglosajones se consolaron: demeritando en su mente el triunfo del tri -obviamente todavía un futbol de un nivel inferior al europeo, al menos en los papeles -ante la gran victoria de su madre patria, la gran bretaña sobre ambos equipos latinos; tanto el Paris Saint Germain de Francia, como sobre el Real Madrid, club Hispano. Esos dos equipos europeos con raíces latinas ambos, en esta ocasión fracasaron en su intento.

El Monterrey, con sus veteranas estrellas españolas, fue el club de la liga MX que llegó más lejos en este torneo internacional del mundial de clubes, llegando a octavos de final. Estados Unidos, y su representante el Inter de Miami, con todo y su veterana estrella, el campeón argentino del mundo Leonel Messi, también se quedaron en una posición similar al Monterrey.

Sigue calientito este varano en la política y en el futbol. Trump acaba de imponer aranceles al tomate mexicano, y los empresarios que invierten en México siguen muy nerviosos. Mientras tanto, el peso sigue manteniendo su nivel frente al dólar, el panorama geopolítico mundial es preocupante, y las cosas en Estados Unidos siguen que arden. Trump, quien heredó un país básicamente en quiebra -comparándolo con China, potencia mundial en ascensión- seguirá recortando beneficios sociales, culpando y criminalizando a los migrantes, y promoviendo la idea de que México es un país controlado por el narco, mientras que los Estados Unidos es una víctima de estas ‘muy malas’ personas, y personalmente, su fortuna y la de su familia inmigrante aumentan cada que sigue en el poder. Dos poderes antagónicos, la izquierda mexicana y la derecha estadounidense. [email protected]

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