“A pesar de los beneficios, hay retos importantes que también debemos pasar: la falta de tiempo, el uso excesivo de pantallas, las jornadas laborales extensas y las condiciones de pobreza limitan la convivencia en muchas familias juarenses”
Durante las últimas décadas, en Ciudad Juárez hemos pasado por periodos de alta violencia, inseguridad y crisis económica, siendo estos factores los que afectan el ámbito público, pero también afectan directamente al núcleo de la sociedad: la familia. La convivencia familiar se vuelve una herramienta para contrarrestar las presiones externas, los problemas diarios, el estrés por trabajo/escuela; cuando una familia logra establecer espacios de diálogo y apoyo mutuo, automáticamente se crea una barrera protectora frente a los riesgos del entorno, como la delincuencia, la violencia, el consumo de drogas o el abandono escolar, sobre todo en niños y jóvenes.
Entendamos que la convivencia no se limita únicamente a estar bajo el mismo techo, sino que implica también el darse un espacio para comer juntos, platicar sin distracciones, conocer las emociones de cada uno, jugar con los hijos, resolver conflictos sin violencia, y tomar decisiones entre la misma familia. Sabemos que en Ciudad Juárez muchas personas se dedican al sector maquilador, teniendo turnos de hasta 12 horas, pasando poco tiempo con sus hijos; entonces el tiempo que tienen para convivir con la familia se vuelve mas valioso, siendo un espacio vital para establecer vínculos afectivos con hijos, abuelos, esposos, etc.
La convivencia no solo favorece a los pequeños, sino también ayudan a la salud mental de adultos, pues padres y madres que encuentran apoyo en su pareja o familiares reducen su nivel de estrés y ansiedad, lo cual repercute directamente en un ambiente familiar más armonioso, pero también en su desempeño en el trabajo; es fundamental fomentar la solidaridad y comunicación entre los miembros de la familia, independientemente de las rutinas diarias con las que se cuente.
A pesar de los beneficios, hay retos importantes que también debemos pasar: la falta de tiempo, el uso excesivo de pantallas, las jornadas laborales extensas y las condiciones de pobreza limitan la convivencia en muchas familias juarenses. Sin embargo, incluso en contextos adversos, es posible promover la cercanía emocional, teniendo pequeños gestos diarios como cenar juntos, ver una película en familia o compartir anécdotas del día, pueden fortalecer la relación familiar.
La convivencia familiar no es solo un ideal; es una necesidad urgente frente a los retos sociales que enfrenta la ciudad, debemos invertir tiempo y esfuerzo en fortalecer el núcleo familiar para de esta manera apostar por una comunidad más segura, empática y resiliente. En un entorno cambiante y muchas veces hostil, la familia sigue siendo el refugio más seguro, sigue siendo el núcleo principal para generar ciudadanos de bien; cuidar la convivencia es cuidar la esperanza y positivismo en nuestra Ciudad.