Nuestra ciudad se localiza en medio del desierto de Chihuahua, el más extenso de América del Norte y el segundo más grande del hemisferio occidental. En Ciudad Juárez, actualmente somos más de 1.6 millones de habitantes que demandamos, para todas nuestras actividades, incluso las más elementales, aproximadamente 142 litros de agua por día para satisfacer necesidades tanto de consumo, como de higiene.
Siendo responsables con el consumo, los juarenses demandamos más de 227 millones de litros de agua todos los días, pero lo consumimos en medio de un gigantesco desierto, donde cada vez es más difícil extraer el líquido vital. Reiteradas ocasiones hemos escuchado que cada vez deben excavar a mayor profundidad para encontrar el agua que nos suministran diariamente.
Hace poco más de un año, escribí acerca del trabajo que la Junta de Agua ha venido realizando en nuestro municipio desde que asumió la dirección el contador Sergio Nevárez. Entonces mencioné y ahora lo reitero, que, desde mi percepción, los juarenses no habíamos visto tanta obra, de esta dependencia, en las calles.
En una consulta al portal de internet del organismo, en el mes de enero se reportaban avances de 48 obras en proceso, más las que ya se hubieran concluido y las que estuvieran en licitación en ese momento. Recientemente, el director de la dependencia mencionó que la actual administración ha invertido, en promedio, más de 1300 millones de pesos anuales en obras. Solo en obras.
Pero a las declaraciones o informes oficiales, podemos sumar nuestro propio testimonio ¿cuántas obras vemos todos los días en nuestro tránsito cotidiano? ¿cuántas calles intervenidas por algún trabajo de la descentralizada? ¿cuántas noticias o notificaciones en redes sociales vemos a diario de intervenciones que realiza este organismo para abastecer de agua y drenaje a los juarenses? En algunos casos, se trata de nuevas obras, en otros, de infraestructura ya existente a la cual se le está dando mantenimiento o se le hacen reparaciones obligadas.
Como dije hace algunos meses, son obras que no se ven, pero son indispensables para nuestra actividad cotidiana; son trabajos y es infraestructura de la que solo nos acordamos o apreciamos su funcionamiento cuando nos hace falta.
Adicionalmente, y digo esto como usuaria, observo acciones de modernización y accesibilidad que facilitan a los juarenses su interacción con la dependencia: más sucursales para acudir a realizar trámites; la posibilidad de contratar el servicio de riego para áreas verdes, mismo que se realiza con agua tratada; el pago en múltiples comercios y cajeros automáticos, además del pago a través de internet que, si no falla mi memoria, se habilitó en la actual administración; un departamento orientado a educar sobre el cuidado del agua y su consumo responsable; una estrategia para denunciar de forma anónima a quienes se conectan ilegalmente a la red de agua o a quienes irresponsablemente no reparan fugas en sus domicilios; también, una actitud enérgica para requerir de los ciudadanos morosos el pago de su recibo de agua.
Hace apenas unos días, el director ejecutivo Sergio Nevárez, realizó la entrega de maquinaria y vehículos operativos; fueron 47 unidades, que sumadas a las que ya tenía la dependencia, permitirán brindar un mejor servicio de agua y saneamiento a los juarenses.
Escuchaba también al director de proyectos decir que la calidad de los materiales que actualmente se emplean en las obras que se realizan en la ciudad, tendrán una vida o durabilidad de 100 años o más.
Todo lo anterior requiere visión, planeación, estrategia, pero, sobre todo, requiere la convicción de que se está construyendo el futuro de nuestra ciudad.
Eso es lo que merecemos los juarenses y a eso debemos aspirar. Debemos demandar acciones y obras de gobierno trascendentes, estratégicas, que realmente conviertan nuestra ciudad en un mejor espacio para vivir… aunque estas obras estén sepultadas bajo nuestras calles y banquetas.